(Minghui.org) Empecé a cultivar Falun Dafa en Inglaterra cuando tenía 25 años, es decir, hace casi 12 años. Dos años después, traduje mi primer informe para el sitio web de Minghui. Lo recuerdo como si fuera ayer. Minghui es, y ha sido, una parte de mi camino de cultivación, y está profundamente arraigado en mi corazón.
Hoy, con motivo de la Conferencia de Intercambio de Experiencias Minghui Multilenguajes, me gustaría hablar de los altibajos a los que me he enfrentado durante los últimos años. Estoy escribiendo esta experiencia para esta conferencia de intercambio de experiencias de cultivación, para contribuir a mostrar una pequeña parte del panorama general. Pero también estoy escribiendo esta experiencia para volverme consciente de mi estado de cultivación. No solo eso, sino que también escribo esta experiencia para mis compañeros practicantes, con la esperanza de que también pueda ayudarlos a obtener más entendimientos. Pero ante todo, y estoy segura de ello, escribo esta experiencia para nuestro estimado Shifu. Quiero expresarle a Shifu mi gratitud por su compasión y al mismo tiempo reafirmar mi voto.
Tuve un sueño hace dos semanas; pensé que la rectificación del Fa se acercaba a su fin, y me arrepentí de todos los pequeños, pero muchos momentos, en los que había desperdiciado mi tiempo.
Pude sentir realmente lo que Shifu decía:
"Ahora es rápido, ahora es realmente rápido, pero va a dejar muchos remordimientos”.(Fahui de Nueva York 2016).
De repente todo se volvió cristalinamente claro. Y una voz en mi corazón me dijo que no mirara el tiempo. El tiempo, en realidad, no era el mismo de aquí. Entendí que aún me quedaba mucho tiempo, y que no era demasiado tarde, en absoluto. Después, me desperté y mi mente se llenó de esperanza.
Este sueño me despertó en el momento justo. Durante los últimos años, había sido descuidada. Había dejado de hacer los ejercicios, había dejado de apoyar al equipo Minghui y, sobre todo, había dejado de entender realmente el Fa. Como madre de dos niños en primer y segundo grado, y de un hogar, durante los últimos tres o cuatro años parecía que el tiempo se me escapaba literalmente de las manos. Como mi esposo trabaja por turnos desde hacía muchos años, la crianza de nuestros hijos quedó en mis manos, al igual que el hogar y otros asuntos cotidianos. También trabajo en ventas para una empresa de informática bastante grande, lo que de nuevo me resta tiempo.
Por supuesto, estas son circunstancias normales con las que estoy segura de que muchos cultivadores tienen que lidiar cada día. Yo también había hecho mis cosas mucho mejor antes de estar trabajando en ventas. En otra época, traducía con regularidad y hacía las tres cosas hábilmente y bien. También escribía muchos informes de experiencias. Pero en algún momento se me coló una condición que me adormeció. Empecé a hacer menos los ejercicios y perdí esa energía que siempre me había dado fuerza. Reemplacé el estudio del Fa por mi ajetreada agenda diaria, y enviaba pensamientos rectos solo si no estaba sentada en alguna reunión con clientes, así que me quedaba dormida por las noches de cansancio. Como mi esposo estaba y está a menudo en el trabajo por las tardes o por las noches, tampoco podía participar con asiduidad en el estudio del Fa en grupo desde hacía muchos años. Con pasos lentos pero firmes, mi entorno de cultivación se descuidó.
Abandonar Minghui
Con el deseo terco de obtener reconocimiento, que se había formado en los primeros años de mi infancia, participé en muchos proyectos de Dafa. Pensaba que así cumplía bien con mi parte y me sentía cómoda. Los compañeros practicantes me elogiaban a menudo por lo trabajadora que era y por lo bien que podía compaginarlo todo. Debido a que me sentía muy cerca de un determinado proyecto y a que me necesitaban allí, decidí hace tres años dejar el equipo de Minghui e invertir más de mi tiempo en ese otro proyecto.
Como no había aprendido bien el Fa, me dejé llevar por mi obstinación por la fama. Después de anunciar que dejaba el equipo, recibí una llamada de un miembro del equipo Minghui. Me dio a conocer la importancia del proyecto y me dijo que era importante y especial poder formar parte de Minghui. Decidí quedarme en Minghui. Sin embargo, seguía dedicando mucho tiempo al otro proyecto.
Después del Fahui de Berlín de 2021, me di cuenta de que debía dedicar todo mi tiempo al proyecto Minghui. Debería hacer un solo proyecto bien; en lugar de muchos proyectos a medias. Solo pasaron unos días cuando recibí una llamada. Me preguntaron si quería unirme al equipo del proyecto Reporte Minghui. Inmediatamente, dije que sí. Sentí que era el deseo de Shifu que siguiera este camino y que había tomado la decisión correcta.
Manipulada por mis apegos
Cuando llegó el momento de tener que revisar los informes traducidos, y de comprobar y corregir las referencias, me enfrenté a otro tipo de presiones. Dedicaba todo mi día a coordinar las correcciones de los demás, a aclarar sus preguntas, a discutir discrepancias y a transcribir los cambios en los informes. Todo esto tenía que hacerlo además de mi trabajo, la educación de los niños en casa y las tareas domésticas. Surgieron muchas dificultades y conflictos. Había tensiones entre mi esposo y yo, porque estaba continuamente sentada frente al portátil, en lugar de hacer lo que todo el mundo se había acostumbrado que hiciera. Como tenía que mantener un cierto orden en la casa, siempre apaciguaba a mi esposo durante un cierto tiempo.
Intentaba evitar los conflictos diciendo cosas como: “Una vez que el libro entre en la imprenta, posteriormente, todo volverá a la normalidad". De este modo, trataba de evitar los conflictos en lugar de eliminarlos.
En aquellos días estudiaba el Fa cada mañana y hacía los ejercicios casi todos los días; aunque no todos. Miraba hacia dentro ante las dificultades, y trataba de mantener un estado sincero de forma estable.
Cuando el libro se imprimió por fin, la situación cambió bruscamente. Como los niños tuvieron que volver a la escuela, no lograba tener tiempo para asistir al estudio matutino de Fa. También tuve que dejar la oficina en casa y volver a trabajar, a tener numerosas citas con clientes y reuniones. No obstante, mi esposo esperaba, lo que siempre le dije, que a partir de este momento le iba a dedicar más tiempo a la familia y a las tareas.
La presión sobre mí creció enormemente, mientras intentaba complacer a todo el mundo. Creía que lograría armonizarlo todo. Pero, de hecho, hice exactamente lo contrario. Solo seguí a mis apegos, es decir, al miedo al rechazo y seguí buscando el reconocimiento de los demás.
Soy la del medio de cinco hijos y crecí en circunstancias terribles. Toda mi vida había visto a mis padres discutir, engañarse y tratarse mal. Pero, como de niña era despierta e independiente, me acostumbré a ello. Sin embargo, me transmitieron que yo tampoco valía mucho como niña. De ahí surgió en mí una fuerte sed de reconocimiento, que me ha acompañado durante toda mi vida.
El cascarón se rompe
Hace unos meses, mi madre me dijo durante una conversación: "Es por conocerse a sí mismo". Sin saber por qué, realmente, y sin entender el contexto, la palabra "autoconocimiento" rebotó contra mi corazón y abrió algo. De repente me di cuenta de que todas las cualidades que siempre me habían dicho que tenía no formaban parte, en absoluto, de mi verdadero yo. De repente, entendí mejor el significado de la palabra apariencia. Los demás me miraban a través de ese prisma y lo tomaban como si fuera yo. En otras palabras, mis propios pensamientos habían creado una especie de cascaron, que me rodeaba.
Es exactamente como dijo Shifu:
“Al mirarse, él encuentra que realmente es un fo. ¿Por qué? Porque todas las materias dentro de la esfera del campo espacial alrededor de su cuerpo se transforman de acuerdo con sus pensamientos, lo cual también se llama transformación según el corazón” (Sexta Lección, Zhuan Falun).
Siempre me han admirado por la confianza que aparento tener en mí misma y lo valiente que soy. También siempre he considerado que ofrecía buenas opiniones personales. Ahora, una única palabra: “autoconocimiento”, había provocado una profunda grieta en el cascaron que me rodeaba. De hecho, vi que no poseía confianza en mí misma, sino que me había escondido –detrás de esa fuerte fachada– durante toda mi vida para no sentirme herida ni rechazada. Tampoco era valiente; a menudo presumía de las cosas que había hecho o dicho, pero cuando se trataba de confrontarlas directamente, fingía para que las cosas funcionaran y quedar bien. Cuando quería leer en Sonant por la noche o hacer actividades para la rectificación del Fa, empezaba a darle toda clase de explicaciones a mi esposo. A menudo se sentía molesto porque me pasaba las tardes enteras sentada frente a mi computadora. Él no lo hacía por despecho, sino porque las viejas fuerzas habían visto esta gran brecha en mí y sacaban provecho. Hiciera lo que hiciera para ayudar a rectificar el Fa, siempre me reñían y me criticaban por dedicar horas enteras solo a los proyectos. Solo por la noche nadie me molestaba. Pero en ese momento ya estaba demasiado agotada, después de haber hecho mis tareas diarias.
Al ocultar mi verdadero carácter, no solo me creé dificultades en mi camino sino que, indirectamente, provoqué que mi esposo se comportara de esa manera, durante mucho tiempo.
Ahora estoy en el proceso de romper con esas barreras. En realidad es un proceso muy complicado, ya que este comportamiento está muy arraigado y no siempre me resulta tan evidente. Pero he notado que, después de esto, estoy volviendo a ser más estable en mi cultivación. Ahora, dedico tanto tiempo como considero necesario a cumplir mi voto.
Estoy saliendo de un profundo valle en mi cultivación. Esta es la primera vez en mis muchos años de cultivación que he sido abierta y honesta al respecto. Mi cultivación está en un punto crítico ahora mismo, y no estoy haciendo bien lo que se supone que debo hacer. En los últimos meses he aprendido lo que significa volverse consciente de uno mismo y actuar con verdadera honestidad. He reconocido el miedo que tengo a sufrir el rechazo y a no obtener el reconocimiento, así que ahora ya no encuentran ningún lugar donde esconderse. Al mismo tiempo, cada día me valoro más y más, porque soy una practicante de Dafa.
Espero sinceramente que haya sido capaz de llevarte conmigo en mi camino de cultivación, y que te haya resultado útil. Si hay cosas que no reconocí correctamente al medirlas con el Fa, eres bienvenido a señalármelas.
Hoy, me gustaría renovar el voto que hice Shifu:
Ayudaré a Shifu, hasta el final, para salvar a los seres conscientes. Para esto, aprenderé bien el Fa y lo pondré en primer lugar. Haré las tres cosas a conciencia y me ocuparé de mejorar y mantener mi estado de cultivación, con el fin de cumplir plenamente este voto. Le agradezco mucho a Shifu que haya permanecido a mi lado durante todas estas vidas y hasta este momento.
(Presentado en la Conferencia de Intercambio de Experiencias de los Equipos Minghui Multilenguajes de 2022)