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Escuchando al Maestro y haciendo las tres cosas con el corazón

Sept. 6, 2021 |   Por una practicante de la provincia de Shandong, China

(Minghui.org) Soy una practicante de 77 años que vive en un pueblo agrícola, y me siento muy afortunada de haber tenido la oportunidad de conocer Falun Dafa en esta vida. La práctica de cultivación de Falun Dafa me ha permitido gozar de buena salud física y mental, y que mi familia esté en armonía. Mis hijos también creen en Dafa, tienen buena conducta y han sido bendecidos con buenos trabajos. Bajo la gracia de Dafa, toda nuestra familia lleva una vida despreocupada y feliz.

Creo en todo lo que dice Shifu (el Maestro Li Hongzhi, fundador de Falun Dafa) con un corazón devoto y nunca dudo de Él. Haré todo lo que el Maestro nos pida que hagamos, y lo haré con todo mi corazón. Así que a pesar de algunas situaciones difíciles en los últimos años, mi camino ha sido relativamente suave.

De niña, mi familia era pobre y solo fui a la escuela durante dos años, y desde entonces he olvidado en gran medida los conocimientos adquiridos. Después de casarme, dediqué toda mi energía a ganarme la vida y a criar cuatro hijos.

Aunque todavía no era tan mayor de edad, la gran carga de trabajo y el estrés mental me hicieron padecer diversas enfermedades, como ciática severa, asma, nefritis, depresión y ansiedad. Me encontraba muy débil y finalmente me vi incapacitada para trabajar. Esto causó grandes problemas a mi marido y a mis hijos. Sentía que la vida era dolorosa y agotadora. Pero en consideración a mis hijos pequeños, tuve que apretar los dientes y seguir adelante.

Memorizando el Fa

Conocí Falun Dafa en 1996. Desde el día en que aprendí Dafa, supe que no era un método de meditación común, no podía decir exactamente de qué se trataba, pero lo sabía en mi mente; simplemente me sentía atraída por Dafa. Tenía una fuerte voluntad en mi mente de memorizar el Fa.

Al principio no pude leer el Zhuan Falun porque conocía muy pocas palabras. Me sentí mal y preocupada cuando veía que otros practicantes lo leían con fluidez. Al ver mi tristeza, los amables compañeros practicantes me consolaron y me dijeron que no me preocupara ni me angustiara; mientras tuviera un corazón firme, el Maestro me ayudaría.

Concentré mi mente y escuché atentamente cuando los compañeros practicantes leían el Fa. Cada frase se adentraba en mi mente. Más tarde, señalé cada línea y seguí a los compañeros mientras leían. Al poco tiempo, reconocí todas las palabras del libro y fui capaz de leer todo el libro con relativa facilidad. Pedí a mis hijos que me enseñaran cuando veía palabras que no conocía. Mi marido y mis hijos se sorprendieron al ver que podía leer y estudiar Dafa. Todos me apoyaron.

Mientras seguía estudiando Dafa y realizando los cinco ejercicios, mi salud mejoró rápidamente y todas mis enfermedades desaparecieron. También aprendí muchas verdades que nunca había conocido y me di cuenta de que el Fa es la gran ley universal para salvar a los seres conscientes. Ya no sentía que el Cielo era injusto conmigo. Cuanto más aprendía Dafa, más lo apreciaba y veía su magnificencia.

Mi familia, compuesta por seis integrantes, no tenía otros ingresos y dependíamos de la agricultura para sobrevivir. En los primeros años en que aprendí Dafa, mis hijos eran pequeños y asistían a la escuela por lo que nuestros gastos de subsistencia eran elevados. Mi marido y yo trabajabamos arduamente plantando más de 30 acres de tierra y casi no teníamos tiempo libre durante todo el año. Sin embargo, no aflojamos en el estudio de Dafa por muy ocupados que estuviéramos. Pusimos el estudio del Fa en una posición muy importante. Yo estudiaba todos los días al llegar a casa, sin importar lo cansada que estuviera.

La maravilla del estudio del Fa aliviaba rápidamente mi cansancio después de un día de trabajo duro. Mi salud mejoraba cada vez más y mi cuerpo parecía más joven. Los vecinos me decían con envidia: "No estás fatigada por trabajar tanto la tierra. Te estás haciendo más fuerte".

No perdía el tiempo y estudiaba Dafa con diligencia. Además de leer Zhuan Falun, aprovechaba el tiempo cuando trabajaba en las montañas o cocinaba, para memorizar el Fa también. Memorizaba rápidamente los nuevos Jinwen de Shifu tan pronto como se publicaban, sin importar cuan ocupada estuviera.

Recuerdo que estábamos construyendo nuestra casa cuando empecé a memorizar el Hong Yin. Ayudaba a preparar los materiales de construcción con una mano, escribía el Fa en la pared con la otra, y luego memorizaba lo que escribía. Llegué a memorizar muchos poemas durante ese período. Logré ocuparme del estudio del Fa y trabajar en mi casa al mismo tiempo.

Me inspiré en lo que compartían los compañeros practicantes en el Semanario Minghui sobre la memorización del Fa. Así que empecé a memorizar Zhuan Falun. No me obstaculizaba la noción de ser mayor de edad y tener mala memoria. Sabía que Dafa es todopoderoso y que el Maestro me ayudaría.

"La cultivación depende de uno mismo, el gong depende del shifu" (Primera Lección, Zhuan Falun). Me costó mucho memorizarlo, pero no me dejé llevar. Me limité a usar mi corazón, memorizando un párrafo a la vez.

Cuando mis hijos crecieron, no querían que trabajáramos demasiado, por lo tanto solo conservábamos dos acres de tierra para nuestro sustento y un huerto. Y así, tuvimos más tiempo para estudiar el Fa y aclarar la verdad.

Transcribiendo Zhuan Falun

Pensé que sería bueno si pudiera copiar el Fa. Cuando se lo conté a una practicante, a ella también le gustó la idea. Así que empezamos a copiar el Fa el día del Año Nuevo Lunar del año pasado.

No tenía educación y no era buena escribiendo. Pero no estaba dispuesta a rendirme. Creía que con la protección del Maestro, podría copiar completamente el Fa. Así que pasé todo mi tiempo libre por la mañana copiando el Fa. Evitaba visitar a otras personas y me esforzaba por no involucrarme en los asuntos de la gente común. Pedía a los que me visitaban que se fueran en cuanto terminaran sus asuntos.

Pasaba todo el tiempo copiando el Fa. Volvía a empezar cuando cometía errores y pedía a la gente que me enseñara las palabras que no sabía escribir. Toda la familia me apoyaba. Al principio escribía con mucha dificultad, pero a medida que pasaba el tiempo se fue haciendo más fluido.

Trabajé con perseverancia durante medio año, y finalmente terminé de transcribir Zhuan Falun palabra por palabra. Me emocioné cuando sostuve el libro de Dafa que había copiado con mi propia mano. Dafa es simplemente maravilloso y sobrenatural, y esta práctica de cultivación ha convertido a una campesina enfermiza y analfabeta en una persona sana que podía leer y escribir. Sentí que había terminado una misión extremadamente sagrada cuando terminé de copiar la última palabra del libro.

Salvando a la gente

Me di cuenta de que, tanto si leía, copiaba o memorizaba Dafa, el propósito de hacerlo era asimilarme con Dafa y usar Dafa para guiar mi cultivación y elevarme. Siempre he mantenido un corazón piadoso y los principios del Fa me han sido mostrados todo el tiempo, permitiéndome seguir bien el proceso de rectificación del Fa del Maestro.

Sé que los discípulos de Dafa tienen una misión importante en este mundo. Aparte de la cultivación propia y de alcanzar la Perfección, tenemos la responsabilidad de salvar a la gente. El Partido Comunista Chino (PCCh) comenzó a perseguir a Falun Dafa el 20 de julio de 1999. Engañaron y envenenaron las mentes de muchos chinos y les hicieron odiar a Falun Dafa y a los practicantes de Dafa. La vida de estas personas está en peligro. Seguí la guía de. Shifu y aclaré activamente la verdad a la gente para que pudieran salvarse.

Mi principal forma de aclarar la verdad fue distribuir volantes. No tuve pensamientos de miedo, porque salvar a la gente es lo que el Maestro nos pidió que hiciéramos. Es lo más justo. Nadie puede perseguirnos.

Los compañeros practicantes traían a mi casa bolsas con folletos que habían hecho. Siempre salía corriendo a distribuirlos. Normalmente, salía por la noche. Mis hijos no cultivaban, pero todos me ayudaban a distribuir volantes. Iba a pie a los pueblos cercanos y mis hijos me llevaban a los lugares más lejanos. Distribuí muchos volantes a lo largo de los años.

También coloqué carteles. Aprovechaba para hacerlo cada vez que iba a la montaña a trabajar. Los pegaba en las calles, en lugares visibles del pueblo y en los postes de los servicios públicos en las colinas.

También salí a dar a la gente información sobre Falun Dafa cara a cara. He hablado con casi todos mis familiares y amigos. La mayoría de ellos han renunciado el PCCh y sus afiliados. Algunos todavía no ven la verdad, no me rindo con ellos. Mientras la rectificación del Fa no haya terminado, encontraré oportunidades para hablar con ellos.

También aclaro la verdad y doy folletos de Dafa a los vecinos y a los dirigentes del directorio del pueblo. Otros practicantes también hacen lo mismo. Como resultado, el ambiente en nuestro pueblo es relativamente receptivo a lo que tenemos que decir. Nadie en el directorio del pueblo está en contra de Dafa. Nos han protegido, y pocos practicantes de nuestra aldea han sido perseguidos.

Un año estuvimos construyendo una casa. A veces, hasta 30 hombres estaban en el lugar para ayudar. Aproveché la oportunidad para contarles a cada uno de ellos la realidad de Dafa. Al ver mi buena salud y mi actitud amable, todos confiaron en mí y renunciaron rápidamente al PCCh y sus organizaciones afiliadas.

El capataz tenía unos 60 años. Me dijo que tenía cáncer de pulmón. Cinco personas de las siete que conocía que tenían la misma enfermedad habían muerto. Dijo que realmente no quería morir. Le dije que cultivara en Falun Dafa, y que si realmente creía en él, el Maestro lo cuidaría y limpiaría su cuerpo.

Me encontré con él de nuevo el año pasado. Tenía un rostro radiante, parecía más joven que cuando lo vi hace diez años. Se emocionó al verme y me dijo: "Me has salvado la vida. Si no, habría desaparecido de la tierra. Quiero darte las gracias". Le dije que no lo dijera así; fue el Maestro quien te salvó.

Resumiendo mi experiencia pasada, puedo decir que mi creencia en Dafa es firme, así como mi corazón para salvar a la gente. He sido diligente en el estudio del Fa y en la realización de los ejercicios. Pero todavía hay espacio para mejorar en mi cultivación individual. A veces he tenido el apego de mirar con desprecio a los compañeros practicantes que tenían apego al miedo. A veces no he podido mantener mi xinxing y me he enfadado. Mi benevolencia aún no es lo suficientemente buena. A partir de ahora, trabajaré duro en estos temas, dejaré de lado mis apegos y cooperaré bien con los compañeros practicantes, para cumplir mi misión y seguir al Maestro a casa.

Gracias, Maestro.

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