(Minghui.org) Una practicante de la ciudad de Jingzhou, provincia de Hubei busca justicia contra la Prisión de Mujeres de la Provincia de Hubei por torturarla mientras cumplía condena por su fe en Falun Dafa, una disciplina espiritual de ejercicios y meditación perseguida por el régimen comunista chino desde 1999.

Como resultado de la tortura, la Sra. Wang Qiong, de 59 años, perdió alrededor de 16 Kg (35 libras) en seis meses. Dos de sus costillas estaban rotas y perdió un diente. Su presión arterial estaba alta y sus pies y piernas hinchados. También tenía dificultad para respirar, desarrolló quistes hepáticos y cálculos biliares graves.

La Sra. Wang envió por correo su demanda contra la prisión al Tribunal del Distrito de Jianghan en la ciudad de Wuhan, donde estaba ubicada la prisión, en junio de 2021. El tribunal aceptó su denuncia el 21 de julio y también pagó los honorarios del litigio. Pero diez días después, el 31 de julio, el juez rechazó su caso y le pidió que buscara una indemnización de la prisión ella misma.

También presentó otra denuncia ante el jefe de la Oficina de Administración de Prisiones de la Provincia de Hubei en agosto. La oficina de apelaciones de la Prisión de Mujeres de la Provincia de Hubei le informó posteriormente que habían recibido su denuncia y estaban en proceso de revisarla.

Torturada en prisión

El 20 de junio de 2017 fue arrestada por su fe . Aunque fue puesta en libertad bajo fianza el 19 de julio de 2017, la policía la arrestó nuevamente el 12 de agosto de 2018.

El 9 de agosto de 2019 fue juzgada por el Tribunal del Condado de Jiangling, y en octubre de 2019  sentenciada a dos años con una multa de 10.000 yuanes.

Tan pronto como la llevaron a la Prisión de Mujeres de la Provincia de Hubei en enero de 2020, la obligaron a permanecer de pie durante largas horas y recitar las reglas de la prisión. Los guardias también le ordenaron admitir que era culpable y escribir declaraciones para renunciar a Falun Dafa.

El segundo día de su encarcelamiento, un grupo de reclusas la empujó a la esquina del baño sin una cámara de vigilancia. La golpearon y le metieron en la boca un trapo usado para limpiar el baño. Con el fin de instigar a todas las demás reclusas de su celda a perseguirla, la reclusa principal obligó a las 20 reclusas a ponerse de pie junto a la Sra. Wang, manteniendo la cabeza baja y mirando a sus pies.

Las reclusas golpearon a la Sra. Wang para obligarla a someterse, le tiraban del pelo, la golpeaban, la pateaban y le golpeaban la cara con un zapato. Una reclusa amenazó con ponerle una toalla sanitaria usada en la boca o alimentarla a la fuerza con orina y heces.

También pasaba hambre y la privaban de las necesidades diarias, como cepillo de dientes, perchas, jabón o papel higiénico. Tenía que lavarse con una sola toalla. Sin papel higiénico, tenía que limpiarse con calcetines mojados, lo que le agrietaba la piel.

Por la noche, después de un día de pie, las internas no le permitían dormir bien y la despertaban cada diez minutos. También la maldijeron con un lenguaje soez.

El 18 de marzo de 2020, las presas hicieron otro intento de obligarla a escribir declaraciones para renunciar a Falun Dafa. Después de que ella se negó, la arrastraron a un área sin cámara de vigilancia y la golpearon. Una persona le tiró del pelo y la arrojó contra la barandilla de metal de la cama, rompiéndole dos costillas. Cuando las reclusas le metieron a la fuerza un trapo en la boca y la abofetearon, perdió un diente, vomitó sangre, tuvo dificultad para respirar y luego se desmayó.

La Sra. Wang informó varias veces a los guardias de la prisión que tenía un dolor punzante en el lado derecho de la espalda y pidió ser llevada a un hospital para un chequeo médico. Los guardias ignoraron su solicitud y la acusaron de fingir estar enferma. Continuaron obligándola a pararse todos los días y a inclinarse para limpiar el piso.

Fue liberada el 10 de julio de 2020.

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