Una exingeniera es maltratada y se le impide pedir justicia durante su condena por su fe
(Minghui.org) Una exingeniera de la ciudad de Chengdu, provincia de Sichuan, fue sometida a constantes torturas mientras cumplía una condena de 20 meses por practicar Falun Gong, una disciplina espiritual perseguida por el régimen totalitario comunista chino desde 1999.
La Sra. Guo Lirong
No es la primera vez que Guo Lirong es perseguida por su fe. Antes de su última detención, ha sido detenida en múltiples ocasiones y ha cumplido dos condenas a trabajos forzados desde que comenzó la persecución hace 22 años.
A continuación se muestra el sufrimiento de la Sra. Guo Lirong durante su última condena en prisión entre el 10 de julio de 2019 y el 10 de marzo de 2021.
Abusos y presiones
La Sra. Guo, de 60 años, fue detenida en un grupo de más de 40 practicantes el 10 de julio de 2019. Mientras estaba en el Centro de Detención de la ciudad de Chengdu, insistió en que era inocente y se negó a recitar las normas del centro de detención. Los guardias tomaron represalias obligándola a dormir en el suelo de hormigón, lo que acabó provocando un dolor prolongado en sus piernas. No le permitieron usar un cepillo de dientes y tuvo que lavarse los dientes con el dedo.
Después de que se aprobara su detención, la Sra. Guo fue trasladada al "pabellón de detenidos" el 20 de agosto de 2019. El guardia Dai Zuojun la amenazó con que Yi Wenjun, un practicante de Falun Gong detenido anteriormente, fue condenado a ocho años por no declararse culpable. Dai además afirmó que el hijo de la Sra. Guo también podría tener problemas para conseguir un trabajo por su culpa.
La Sra. Guo se negó a ceder y le dijo a Dai que ninguna ley ha criminalizado a Falun Gong en China y que es su derecho constitucional practicar su fe.
En octubre de 2019, los guardias ordenaron a todos los practicantes de Falun Gong detenidos que escribieran declaraciones para renunciar a Falun Gong. Como la Sra. Guo se negó a cumplir, no se le permitió utilizar los artículos de primera necesidad que ella misma compró, que le fueron entregados y administrados por los reclusos asignados para vigilarla. Tenía que pedir prestado papel higiénico (que de hecho era suyo) cuando necesitaba usar el baño: una hoja para orinar y dos hojas para defecar. Además, los guardias le proporcionaban menos comida a las practicantes.
Derechos legales violados
Después de ser acusada, la Sra. Guo escribió varias veces a su familia y les pidió que le enviaran libros de derecho, ya que no tenía abogado y se estaba preparando para defenderse. Sin embargo, los guardias impidieron que su familia le enviara los libros por correo y se negaron a buscar información en Internet para la Sra. Guo cuando esta lo solicitó.
Cuando la Sra. Guo fue trasladada de la celda 922 a la 107 el 2 de enero de 2020, volvió a pedir al nuevo guardia encargado de la celda, Hu Wenjuan, que informara a su familia para que le enviara por correo libros de derecho, pero los guardias tampoco se lo permitieron.
La Sra. Guo también solicitó reunirse con el director del centro de detención e informar sobre los abusos que sufría, pero fue rechazada de nuevo.
La Sra. Guo fue juzgada por el Tribunal del distrito de Chenghua el 20 de octubre de 2020 y condenada a un año y ocho meses. Cuando los guardias le pidieron que firmara las actas del juicio y el veredicto el 24 de octubre, la Sra. Guo puso objeciones. Los guardias se llevaron entonces los documentos sin dejarla firmar. Nunca le proporcionaron copias de los documentos a la Sra. Guo.
La Sra. Guo recurrió posteriormente ante el Tribunal Intermedio de la ciudad de Chengdu. Como se negó a escribir una declaración de renuncia a Falun Gong, los guardias la privaron del derecho a reunirse con el procurador del centro de detención.
Más restricciones en su vida diaria
Por hacer meditación de Falun Gong durante su tiempo de descanso, la Sra. Guo fue reprendida por el guardia Hu el 9 de febrero de 2020 y acusada de alterar la disciplina de la celda. Hu esposó y encadenó a la Sra. Guo durante el día todos los días. Otras reclusas de su celda también fueron castigadas.
Los guardias impusieron nueve prohibiciones a la Sra. Guo, entre ellas la de no permitirle cepillarse los dientes, lavarse la cara, lavarse el pelo, ducharse, escribir a su familia, comprar artículos de primera necesidad, comer comida extra que se da a los detenidos como recompensa, gestionar sus propias necesidades diarias o utilizar su propio papel higiénico.
Cuando se eliminaron las nueve prohibiciones, el pelo de la Sra. Guo se había enredado totalmente y le costó mucho tiempo peinar todos los nudos.
Antes del Año Nuevo Chino de 2021, el guardia Mou Liuhong confiscó la comida que la Sra. Guo había comprado y no le permitió comprar más comida porque se negó a escribir una declaración para renunciar a su fe.
Donaciones forzadas
A todos los detenidos se les pedía que donaran unos 50 yuanes para comprar artículos de primera necesidad (como utensilios y detergente) cada vez que eran trasladados a una nueva celda. La Sra. Guo fue obligada a pagar más de 60 yuanes cuando fue trasladada a su celda.
El 9 de marzo de 2021, un día antes de que la Sra. Guo fuera puesta en libertad, el guardia Mou le ordenó que donara los más de 80 yuanes que quedaban en su cuenta al centro de detención. Cuando se negó a hacerlo, Mou convocó a todas las reclusas de su celda y las amenazó con prohibirles comprar artículos de primera necesidad o refrigerios en el futuro. Algunas de las reclusas suplicaron a la Sra. Guo y dijeron que ya llevaban una vida miserable, y que no podían imaginar el sufrimiento al que se enfrentaban si ella no donaba el dinero. Ante la presión, Guo se vio obligada a firmar el formulario de donación.
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