(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en febrero de 1998. Soy profesora en una escuela secundaria. Una colega me contó una historia que realmente me afectó. Se trataba de una profesora que compartía la oficina conmigo.
Esta profesora regañó a varios estudiantes porque pensó que le habían gritado. Los estudiantes negaron la acusación y estaban muy molestos. Se quejaron con el director y el director quería llevarla a la Oficina de Educación del Distrito. Finalmente, un amable colega intervino y convenció a todos para que resolvieran la disputa.
Me sorprendió y me pregunté por qué le había pasado a alguien que conocía. Busqué en mi interior para ver si había tratado a mis estudiantes de manera inapropiada y si mis palabras y acciones se basaban en el estándar de un cultivador.
¡Estaba realmente avergonzada de encontrar tantas deficiencias! Me di cuenta de que no había seguido completamente los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia de Falun Dafa y que no era amable con mis estudiantes. Por ejemplo, me enojé cuando los estudiantes con mejores calificaciones no prestaban atención a mis conferencias. ¿Por qué estaba molesta? Tenía miedo de "perder la cara" cuando lo hacían mal. Y cuando lo hacían bien, significaba que yo era una profesora capaz, una mejor profesora en comparación con mis colegas. Quería que a los estudiantes les fuera bien por razones egoístas; de lo contrario, no me habría molestado. Esta situación expuso mis apegos a la fama y al interés propio.
Me di cuenta de que el rendimiento académico de los estudiantes no se basaba enteramente en la capacidad del profesor. Sus logros también fueron el resultado de su esfuerzo y arduo trabajo. Si se basaran únicamente en la capacidad del profesor, ¿por qué no todos mis alumnos lo hacían bien?
Critiqué sin rodeos a los estudiantes cuando hablaban o mostraban modales inapropiados en clase. A veces quería echarlos del aula. Aunque parecía que quería mantener el orden en el aula, en realidad era para mantener mi imagen y vanidad.
El Maestro nos enseñó
"Para un cultivador, mirar hacia adentro es una herramienta mágica" (Enseñando el Fa en Fahui Internacional de Washington DC 2009, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. IX).
"Los cambios en vuestra mentalidad pueden llevar a cambios en el ambiente que los rodea" (Enseñando el Fa en la Conferencia Internacional del Gran Nueva York 2009 , Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. IX).
Solía no gustarme una estudiante. Era la líder de la clase y tenía una personalidad autoritaria y arrogante. Se portaba muy bien frente al director, pero una vez que el director estaba fuera de su vista, su comportamiento era peor que el de otros estudiantes. No parecía que le agradara, y mucho menos me respetaba; esto continuó por un tiempo.
Un día pensé: “Algo anda mal. ¿Por qué la estoy menospreciando?". (fue el Maestro quien me señaló las cosas). Busqué en mi interior y me di cuenta de que ella era un espejo de mis propias acciones y que yo tenía casi las mismas deficiencias que ella. Me sorprendí un poco.
Me había visto como una flor llena de buenas cualidades. Sin embargo, apenas podía encontrar algo bueno en los demás. A veces me sentía inquieta y competía en secreto con mis colegas y superiores. Pensé que estaban llenos de defectos, mientras que yo era la persona más capaz y trabajadora.
Me sentí angustiada y avergonzada de que después de tantos años de cultivación todavía estaba envuelta en el "yo". El Maestro dijo:
“También quiero decirles a ustedes que su naturaleza pasada estaba fundada sobre la base del egoísmo e interés personal. De ahora en adelante, cualquier cosa que hagas, deberás primero tener consideración hacia otros, para que así que obtengas la honrada iluminación de desinterés y altruismo. Entonces de ahora en adelante, en cualquier cosa que hagas o digas, ¡deberás tener en consideración a otros, a las generaciones futuras...” (La naturaleza fo no tiene ningún punto débil, FALUN FOFA Escrituras esenciales para mayor avance).
“Piensen en otros cuando hagan las cosas, y miren hacia adentro cuanto tengan conflictos. Todos ustedes probablemente sepan cómo decir esto y saben lo que significan estas palabras, pero en los momentos claves no las piensan” (Enseñando el Fa en el Fahui Internacional de Washington DC 2009, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. IX ).
Cuando cambié mi forma de pensar sobre la estudiante, su actitud también cambió, como si fuera una persona diferente. Me ofreció un bocado de su paleta cuando pasé por su clase en algunas ocasiones. ¡Eso realmente me animó! ¡Pensé que era tan linda e inocente! Me trataba como a su profesora favorita y en la que más confiaba, y quería compartir conmigo su golosina favorita. Ni siquiera le preocupaba que la denunciara por comer golosinas.
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