(Minghui.org) Desde que comencé a practicar Falun Dafa en 1997, a menudo llevaba a mi hija de ocho años conmigo a los grupos de estudio del Fa. Aunque ella se alejó gradualmente de Dafa después de que el partido comunista chino comenzara la persecución contra Falun Dafa dos años más tarde, siempre me ha apoyado a mí y a otros practicantes de Dafa, y nuestro benevolente Maestro Li, el fundador de Falun Dafa, también la ha protegido todo el tiempo.
Después de que mi hija llegó a casa del trabajo el 25 de agosto de 2018, se quedó en cuclillas en el suelo y no podía levantarse. Estaba muy pálida y le costaba respirar.
"Por favor, pídele al Maestro que te ayude. Solo el Maestro puede salvarte". Le dije.
"Maestro, por favor, sálveme. Falun Dafa es bueno", dijo mi hija. Ella no quería ir al hospital y esperaba mejorar después de una noche de sueño.
Al día siguiente, no hubo ninguna mejoría. Mi marido la llevó al hospital. Resultó que tenía las plaquetas extremadamente bajas. El nivel normal de plaquetas es de 300 unidades. Ella solo tenía 2. Nos dijeron que podía morir en cualquier momento. Dado su estado crítico, el director del hospital dispuso su traslado al hospital provincial.
Esa misma noche, mi hija fue ingresada en la unidad de cuidados intensivos (UCI). Le recordé: "¡No te olvides de pedirle ayuda del Maestro!". Nos dijeron que nos quedáramos fuera de la UCI por si no podía superarlo. Esperamos allí con nuestro nieto de 3 años.
Al decimosexto día, mi hija fue trasladada a una sala normal del hospital. Se recuperó rápidamente y fue dada de alta a los 19 días. Estoy muy agradecida al Maestro por haber salvado a mi hija.
Cuando mi hija se recuperó, escribió su experiencia en la UCI:
Por la noche, me enviaron a la UCI. No se le permitía la entrada a ningún familiar. Tampoco podía llevar ningún objeto personal. Me tumbé en la cama y sentí que la oscuridad me envolvía. Tenía dificultades para respirar. Las enfermeras vinieron a sacarme sangre, pero lo único que conseguían era aire. Después de varios intentos, el médico dijo: "No hace falta sacar más. No tiene sangre".
Me sentía triste porque los médicos del mundo humano no podían salvarme. No quería morir. Pensé en el Maestro de Falun Dafa. "Maestro, usted debe tener una manera de salvarme". En ese momento comencé a perder el conocimiento.
Durante las cuatro primeras veces que me administraron la transfusión de plasma, no mostré ningún signo de mejoría. Los médicos le dijeron a mis padres que estuvieran preparados, que podía morir en cualquier momento. Durante el duodécimo día en la UCI, mi madre vino a visitarme y me habló de la reencarnación. Me preguntó si quería ver a mi hijo. Le dije que no. No quería morir. Creía que el Maestro debía tener una forma de salvarme.
Le dije al Maestro: "Maestro, me equivoqué. Cometí muchos errores". Disfruté de una vida cómoda e hice demasiadas cosas que un practicante no haría. Perdí demasiada virtud. Lamenté no haberme cultivado seriamente. Estaba tan cerca de Dafa, pero nunca comencé el camino de la cultivación. Le rogué al Maestro que me diera una última oportunidad. Me cultivaré bien y cuidaré del pequeño discípulo de Dafa. No cometeré errores de nuevo.
Finalmente, cuando me hicieron la última transfusión de plasma, la enfermera dijo: " ¡Hoy ha subido su nivel de plaquetas! Más de 30 unidades ahora". Supe que el Maestro me estaba salvando.
Mientras tanto, el resultado de la ecografía mostró que mi corazón y mi pecho estaban llenos de agua con sangre. Mi nivel de oxígeno empezó a descender. Mis extremidades temblaban incontrolablemente. Me volví incontinente. Los médicos y las enfermeras comenzaron con los trabajos de reanimación. Me esforcé por gritar con mi último aliento: "¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia en bueno! ¡Por favor, sálvame Maestro! Debes tener un camino".
Oí un fuerte estruendo en el cielo (más tarde descubrí que era un día soleado y sin truenos). Supe que el Maestro debía haber bloqueado los elementos malignos que me dañaban en otras dimensiones. Quería ir a casa para estudiar el Fa y hacer los ejercicios.
Finalmente, abrí los ojos y volví a ver el mundo. A los 16 días, salí de la UCI. Y a los 19 días me dieron el alta del hospital. Estoy muy agradecida de que el Maestro me haya dado una segunda vida.
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