(Minghui.org) Poco después de que naciera nuestra hija Ya, mi marido se trasladó a otra ciudad por motivos de trabajo. Solo volvía unos días durante las vacaciones. Esta vida duró diez años. Cuando nuestra hija tenía once años, mi esposo se divorció. Como madre soltera, la responsabilidad de criarla y guiarla recayó exclusivamente sobre mis hombros.
Mi comprensión inicial de cómo enseñar y guiar a los niños se basaba únicamente en los libros de crianza; la realidad me pareció totalmente diferente, y experimenté la sensación de estar perdida, abrumada, ansiosa e incluso con pánico. Poco a poco, me di cuenta de que los niños eran como un espejo de sus padres. Es difícil que un padre con un corazón sombrío y oscuro pueda criar a unos hijos alegres. Y también es difícil para los padres que ansían fama y fortuna criar hijos tolerantes y de mente abierta. Estoy agradecida a Falun Dafa por mostrarme el camino para educar a mi hija y criarla bien.
Cuando Ya estaba en la escuela primaria, me preguntó un día: "Mamá: ¿puedes comprar una maceta de flores para mi clase?".
"¿Por qué? ¿Para qué?".
"Mi profesora ha dicho que al final del curso escolar elogiará a los que han contribuido a la clase".
Le dije: "Si lo haces para que la profesora te elogie, entonces no puedo comprártela. Si lo haces para que tus compañeros tengan un ambiente bonito, te la compraré".
Ella parpadeó con sus grandes ojos, sin saber qué decir.
"Si haces algo por conseguir un elogio de tu profesor, entonces solo estás pensando en ti ; si lo haces por el bien de todos para tener un buen ambiente, en lo que estás pensando es en los demás. Estas dos situaciones no son iguales. La verdadera bondad es desinteresada. Significa hacer buenas acciones en silencio, sin el afán de que los demás lo sepan", le expliqué.
Después de pensarlo un poco, me contestó: "Quiero que nuestra clase sea más bonita, y los alumnos se sentirán bien cuando vean las flores cada día".
"¿Te molestará que la profesora no te elogie?".
"No, no. Mientras a mis compañeros les guste, me sentiré feliz".
Más tarde, Ya me pedía a menudo que le comprara cosas, la mayoría de las cuales provenían de su propia observación de lo que podían necesitar los alumnos, sin ninguna insinuación del profesor. Llevaba a cabo tranquilamente las buenas acciones y yo estaba encantada de ver su cambio.
Un día, Ya me preguntó de repente: "Mamá, no tenemos mucho dinero. ¿Somos pobres?".
"¿Por qué preguntas eso?", contesté sorprendida.
"Una de mis compañeras tiene mucho dinero y suele comprar muchos bocadillos. Otra compra muchas fichas para jugar. Yo no tengo dinero para comprar nada. ¿No somos pobres?".
Me hizo gracia su inocente pregunta y no pude evitar reírme. "No, no somos pobres. Gastamos el dinero de forma diferente. Yo te llevo de viaje todos los años y eso cuesta mucho dinero. Nos vamos de vacaciones para que puedas experimentar la belleza de la naturaleza estando en contacto con ella.
"Cuando estás al pie de una montaña enorme, puedes ver lo pequeño que es el hombre frente a la naturaleza, y apreciarás y respetarás a la naturaleza. Sabrás cómo ser humilde, cómo tolerar y cómo complacer a los demás. ¿Quieres que mamá se gaste el dinero en viajar y experimentar la vida o en bocadillos y juegos?".
"Prefiero viajar, porque me gusta ver el paisaje y muchas cosas interesantes".
Siempre que viajamos, le hablo de la cultura y la historia asociadas a esos lugares, para que conozca mejor la cultura de inspiración divina de China.
Cuando el padre de Ya y yo nos divorciamos, pasé por un período de agonía. Pero nunca revelé mi dolor a Ya ni me quejé de su padre. Fueron Dafa y sus enseñanzas las que me guiaron a través de la tribulación y me permitieron comprender lo siguiente: solo dejando de lado el resentimiento, puedo soltar los grilletes que me atan; solo perdonando a los demás, puedo salir del conflicto y allanar un camino brillante para mí; y solo tratando a los demás con amabilidad, puedo experimentar la grandeza de la compasión.
Un día, el padre de Ya le envió por correo una caja de fruta. Ella la revisó y no pareció apreciarla. Su actitud despectiva me llamó la atención. Le dije: "Independientemente de la calidad de la fruta, deberías dar las gracias a tu padre. Cuando te compra fruta, está pensando en ti de corazón, y la gente debería saber ser agradecida. No importa lo que tu padre nos haya hecho en el pasado, como hija debes respetarlo y tratarlo bien. La piedad filial es la virtud número uno de todas".
Aunque Ya tuvo un contacto muy limitado con su padre, su relación es relativamente buena.
En 2020 el virus de Wuhan se extendió por todo el país. Ya estaba muy preocupada por la seguridad de su padre y estaba ansiosa por decirle que recitara las frases auspiciosas "Falun Dafa es bueno; Verdad, Benevolencia, Tolerancia es bueno", dado que muchas personas se han recuperado de la infección de esta manera.
Cuando su padre vino a verla en mayo, Ya preparó un pendrive con información sobre Falun Dafa y un recuerdo de Dafa, antes de salir a cenar con su padre y su mujer.
Cuando Ya regresó, me contó que su padre se negó a escuchar cuando intentó contarle cómo el gobierno encubría la pandemia. Se dio la vuelta y habló con su mujer.
Ya me contó: "Le dije que en los momentos críticos se asegurara de recitar 'Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno'. Tomó mi recuerdo, me dio las gracias y también me pidió que tuviera cuidado con mi seguridad. Además les di material para la abuela y el abuelo. También quiero que sepan la verdad".
Elogié a Ya: "¡Estoy muy orgullosa de ti! Lo has hecho muy bien hoy".
Nuestra vida es sencilla, pero divertida. Nos reímos mucho juntas. Ya me dice a menudo: "Mami, eres muy buena".
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