(Minghui.org) ¡Saludos venerable Maestro! ¡Saludos compañeros practicantes!

Soy una practicante de Falun Dafa que ha vivido en Hong Kong desde 2003. Me gustaría contarles cómo fui a Beijing para apelar por justicia para Falun Dafa con mis gemelos de dos años en el caluroso verano del 2000.

Comencé a practicar en China en 1997 y han pasado veintiún años en un abrir y cerrar de ojos. Parece que mi viaje a la Plaza de Tiananmen sucedió ayer. Todo sigue vívido en mi mente. No puedo contener las lágrimas cada vez que escucho la canción "Tiananmen Square, Please Tell Me". Me pregunto cuántos de esos practicantes que fueron a la Plaza de Tiananmen al comienzo de la persecución todavía están vivos.

Obteniendo una nueva vida al practicar Falun Dafa

Tenía mala salud y tomé medicamentos desde que era niña. Estaba enferma desde la cabeza hasta los pies. Mis familiares también tenían mala salud. Nos turnábamos para ir al médico. Debido a los gastos médicos, nuestra familia estaba deprimida y enormemente endeudada. Para ayudar a mi familia dejé la escuela y busqué un trabajo. Sufrí mucho y pasé por numerosas tribulaciones. La fatiga y la desnutrición empeoraron mi salud. Padecí varias enfermedades. Después de casarme, el médico me dijo que no podría embarazarme debido a mi mala salud. No podía comer ni dormir. Mi vida era miserable.

Mis padres creían en el budismo y no comían carne. Fueron muy amables. Pero mi tío, que vivía en la casa de al lado, a menudo nos intimidaba. Nos maldijo y nos golpeó a mis hermanos y a mí. Tomaba lo que le gustaba de nuestra casa. Finalmente, no pudimos soportarlo más y planeamos enfrentarlo.

Un día de julio de 1997 vi a gente haciendo la meditación sentada de Falun Dafa en un parque. Se veían tan serenos y tranquilos que quise meditar con ellos. Le pregunté a una anciana cuánto costaba. Ella dijo: “Es gratis. Mientras seas sincera, experimentarás cosas increíbles". Así que fui al parque al día siguiente para aprender los ejercicios. Me sentí de maravilla la primera vez que los hice.

Experimenté cambios fundamentales en mi salud después de practicar Falun Dafa solo por tres días. Podía comer y dormir bien e incluso podía comer alimentos fríos.

Mi madre empezó a practicar conmigo. Todas sus enfermedades desaparecieron después de que comenzó a practicar. Sentía que su cuerpo se volvió ligero y estaba optimista y feliz.

Falun Dafa cambió nuestra perspectiva y elevó nuestro estándar moral. Medimos nuestras acciones y pensamientos de acuerdo con los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia de Dafa. Dejamos ir el odio hacia mi tío y pusimos fin al conflicto entre su familia y la nuestra.

Lo más milagroso fue que después de tres meses de practicar Falun Dafa quedé embarazada. Di a luz a unos hermosos gemelos en 1998. Podían decir “mamá” y trataban de imitar mis movimientos de los ejercicios cuando solo tenían algunos meses de edad.

Toda nuestra familia quedó asombrada con los milagros de Dafa. Mis parientes vinieron a aprender Falun Dafa conmigo al presenciar mis cambios físicos y mentales. Mi hermano trajo a su amigo que sufría de linfoma para aprender Falun Dafa. Este amigo se recuperó por completo después de practicar unos meses. Su esposa también comenzó a practicar Falun Dafa. Ella dio a luz a una hermosa bebé un año después. Mi hermana, que sufría de carcinoma nasofaríngeo y estuvo hospitalizada durante años, se recuperó después de solo un año practicando Falun Dafa.

Mi familia y yo fuimos bañados con la luz del Fa todos los días durante ese tiempo. Fue el momento más feliz de mi vida.

Yendo a Beijing para salvaguardar a Falun Dafa

El partido comunista chino (PCCh) comenzó a perseguir a Falun Dafa en julio de 1999. Sentí como si el cielo se derrumbara. Simplemente no podía entender por qué el PCCh calumniaba a una práctica tan buena. Le dije a mi familia que iría a Beijing con mis bebés para apelar por Falun Dafa. Todos objetaron. Mi hermano no fue a trabajar y se quedó en casa para vigilarme y evitar que saliera.

Me sentí ansiosa queriendo ir a la Plaza Tiananmen para apelar por Falun Dafa. Intenté todos los métodos para persuadir a mi familia. Incluso pensé: "Iré a Beijing por el bien del Fa, incluso si sacrifico mi vida".

En junio de 2000 mis gemelos tenían dos años. Persuadí a mis familiares y después de superar algunas dificultades en el camino, llegué a Beijing el 22 de junio de 2000 con mi hermana y mis gemelos. Fuimos a una residencia temporal que los practicantes locales proporcionaron a los practicantes que viajaban de todo el país. Muchos practicantes ya estaban allí. Las condiciones eran duras. Los practicantes solo comían arroz, repollo chino y pepinos. Bebían agua del grifo. No había ventiladores ni duchas. Todos dormían en el suelo. Nadie se quejaba.

Al día siguiente, mi hermana, otro practicante masculino y yo con mis gemelos fuimos a la Plaza de Tiananmen.

Desplegando una pancarta con dignidad y sin miedo

Llegamos a la Plaza de Tiananmen a las 13 horas. La temperatura estaba por encima de los 40 grados Celsius (104 grados Fahrenheit). Planeamos desplegar nuestra pancarta en la torre de la Puerta de Tiananmen. Pero el PCCh puso la foto de Shifu en el suelo. Quien quisiera ir a la torre tendría que pisar la foto del Maestro. Así que en su lugar fuimos a Jinshui Qiao (Puentes del Río Dorado). Allí estaba un policía. Pensé: "Si el policía se va, podremos sostener nuestra pancarta por más tiempo". De repente el policía se fue.

Mi hermana y yo estábamos en Jinshui Qiao. Llevábamos a un bebé en un brazo y sosteníamos la pancarta con el otro brazo. En la pancarta estaba escrito "El Fa no tiene límites". El practicante desplegó una pancarta con las palabras “Falun Dafa es bueno” y se paró detrás de mí.

En el momento en que desplegamos la pancarta, sentí que el tiempo se congeló. No estaba preocupada por la vida o la muerte. Por primera vez experimenté lo que se sentía ser "recto y valiente".

Pronto, decenas de policías y agentes vestidos de civil acudieron como moscas en tropel hacia nosotros. Rápidamente nos rodearon y trataron de agarrar nuestras pancartas. Grité: “Esto es mío. ¡No lo tomes!". El policía dijo: “Solo queremos ver las palabras y se las devolveremos. No queremos lastimar a su bebé". No respondí y sostuve la pancarta con fuerza. Varios hombres me rodearon y me quitaron la pancarta de la mano. Luego nos llevaron a una pequeña habitación cercana y nos golpearon. Siguieron abofeteando a mi hermana. Las lágrimas rodaban por mi rostro. Le dije a Shifu en mi corazón: “Lo siento Shifu. Vine aquí dos años después de que comenzara la persecución. ¿Por qué no vine antes para salvaguardar el Fa?". Un policía me dio una fuerte patada cuando notó mis lágrimas. Fue un golpe doloroso. Insistí firmemente en que me devolviera la pancarta hasta que me la regresó.

Diciéndole a la policía mis más sinceras palabras

Más tarde la policía nos llevó a la comisaría de Qianmen. Cada habitación estaba llena de practicantes que la policía había arrestado en la Plaza de Tiananmen. Nos metieron en una habitación y nos ordenaron que nos pusiéramos en cuclillas. No me agaché, sino que me senté en una silla. Tres adultos y tres niños se sentaron en cuclillas en las esquinas. Les pedí que se pusieran de pie.

Un joven practicante estaba en el suelo, amarrado fuertemente con pancartas. Tenía los brazos y las piernas atados a la espalda y ya estaban morados. Su cabeza y cuerpo estaban cubiertos de huellas de botas por haber sido pateado por los policías. Traté de desatar el estandarte que ataba su cuerpo. Un joven policía me dijo: "Hermana, por favor no me ponga en una situación difícil". Le clarifiqué la verdad y al mismo tiempo traté de ayudar al joven practicante. Le dije al joven policía: “Necesita ir al baño. Debo desatarlo". El joven practicante me dijo: "Debemos actuar con dignidad". Entendí de inmediato. No debería usar ir al baño como excusa.

Luego exigí que el joven policía lo liberara. No podía tomar la decisión y pidió a dos líderes del equipo que entraran. Cuando entraron, dijeron que el joven practicante se negaba a cooperar y lo patearon. Los detuve y les pedí que lo desataran.

Al ver que yo insistía le pidieron a su jefe que entrara. Entró un hombre corpulento seguido de más policías. Uno dijo: “Tus hijos son muy encantadores. ¿Por qué no te quedas en casa y disfrutas de la vida? ¿Por qué viniste aquí con un clima tan caluroso?”.

“Vine aquí para buscar justicia”, le respondí. “Recuperé la salud al practicar Falun Dafa y di a luz a mis gemelos. Falun Dafa me mantiene saludable y me enseña a ser una buena persona. ¿Por qué calumnias a nuestro Maestro y a Falun Dafa? Vine a buscar justicia para nuestro Maestro. Si Verdad-Benevolencia-Tolerancia es malo, entonces ¿qué es justo?".

Mis hijos no lloraron ni crearon problemas. Incluso llamaban a los policías “tío” o “abuelo” con sus tiernas e inocentes voces. No tuve miedo en absoluto. Les aclaré la verdad con dignidad. Durante el proceso pude sentir que me escuchaban con su lado que sabe.

Un policía me dijo: “Sabemos que Falun Dafa es bueno. Pero no deberías venir a Beijing. Deberías quedarte en casa y practicar Falun Dafa. Sabemos que los practicantes son buenas personas. Para mantener nuestros trabajos tenemos que hacer esto. Estamos siguiendo las órdenes del PCCh".

Le dije: “Aunque no tienes elección, debes tener conciencia. Sabes claramente que los practicantes son buenas personas. ¿Por qué ataste a ese practicante así?".

Los policías se quedaron sin habla y se fueron. Los otros practicantes, el joven policía y yo pasamos algún tiempo desatando al joven practicante. Sus brazos y piernas habían perdido toda sensibilidad y no podía moverlos. Lo apoyamos en posición vertical en un rincón y le dimos agua y comida.

Los dos líderes del equipo volvieron a entrar en la sala y dijeron: "Por el bien de sus hijos, pueden irse ahora". Las acciones rectas de nuestros practicantes de Dafa de salvaguardar a Shifu y al Fa deben haberlos conmovido.

Los practicantes se asombraron por nuestro regreso seguro

Sufrimos algunas dificultades, pero después de dejar la estación de policía de Qianmen logramos regresar a donde nos habíamos hospedado. Los practicantes se sorprendieron mucho cuando nos vieron regresar sanos y salvos. Les conté toda la historia y se sintieron muy conmovidos y animados. Algunos de ellos dijeron que irían a la Plaza de Tiananmen al día siguiente.

Una practicante me llevó a otra habitación. Cuando abrió la puerta, vi que la habitación estaba llena con muchas maletas. Ella dijo: "Son de los practicantes que fueron a la Plaza de Tiananmen y nunca regresaron". Mirando todo el equipaje, tuve sentimientos encontrados. Siempre que pienso en esas maletas, me pregunto si esos practicantes todavía están vivos.

Regresando a casa

Compramos con éxito los billetes de regreso y abordamos el tren. Todos en el tren admiraban a mis gemelos y les ofrecían comida. Charlé con los pasajeros y les aclaré la verdad.

Les dije: “Siempre estuve muy enferma y no podía quedar embarazada. Después de comenzar a practicar, quedé embarazada y di a luz a estos niños. Los practicantes solo quieren ser buenas personas. ¿Por qué el PCCh calumnia a Falun Dafa? Traje a mis hijos conmigo a Beijing para aclarar la verdad, pedir justicia para nuestro Maestro y exigir que limpien su nombre".

La gente del tren me escuchaba. Alguien preguntó: “¿No tienes miedo? Hay tantos policías en la Plaza de Tiananmen”. Respondí: “Cuando nos arrestaron, les aclaramos la verdad. Dijeron que nos soltaron por el bien de mis hijos. Se sintieron conmovidos por nuestro comportamiento recto".

Mis familiares y yo padecimos una terrible persecución después de que llegué a casa. Pero por muy mala que se volviera la persecución, siempre creí en Shifu y en Dafa y me comporté con rectitud con pensamientos rectos. Gracias a la protección de Shifu he sobrevivido hasta el día de hoy.

Llegué a Hong Kong en 2003 después de experimentar cuatro años de persecución. Hablo con la gente sobre Falun Dafa en los sitios de aclaración de la verdad en Hong Kong. Cuando abro las pancartas todos los días, siento como si estuviera desplegando pancartas en la Plaza de Tiananmen. Cuando aclaro la verdad a la gente en Hong Kong, siento como cuando aclaré la verdad a la gente en el tren de Beijing a mi casa. Sé que estoy caminando hacia mi verdadero hogar y ayudando a Shifu a salvar seres conscientes.

Terminaré de compartir con este breve poema que escribí:

En mi viaje a la plaza de Tiananmen para salvaguardar el Fa

Ganando una nueva vida después de practicar Dafa

Viajé a Beijing para salvaguardar el Fa

Desplegando pancartas sin miedo y con fuerza

Diciendo la verdad a los policías de la comisaría de Qianmen

Regresando a casa de manera segura con otros practicantes

Salvando seres conscientes mientras camino de regreso a mi verdadero hogar

¡Gracias Maestro! ¡Gracias compañeros practicantes!

(Artículo de intercambio de experiencias de cultivación de sitios de práctica de Hong Kong de 2021)

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