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El Maestro me ayudó a salir de graves tribulaciones

Abr. 2, 2021 |   Por una practicante de Falun Gong en Beijing, China

(Minghui.org) A comienzos de 2012, fui liberada de prisión por practicar Falun Gong (también llamado Falun Dafa). Me mudé a donde vivo ahora y comencé a ayudar con los proyectos de Falun Gong. Comencé a practicar Dafa en 1996. A los ojos de la gente común, a mi edad, podía encontrarme con dificultades y preocupar mucho a mi familia viviendo sola. Pero tengo el Fa y tengo al Maestro. Siento que el Maestro está siempre a mi lado.

El Maestro me revivió

El 23 de abril de 2016 fui golpeada de repente por yeli de enfermedad. Vomitaba tanto que ni siquiera podía beber agua. Al día siguiente, resultó que una practicante pasó por mi casa. Me preguntó si había algo que pudiera hacer por mí. Negué con la cabeza y dije: “No, gracias. No necesito nada”.

Le hablaron a Linda, que tenía también casi 70 años. Viví una vez en su casa y escribí algunos artículos sobre ella. Era muy amable y sincera y tenía un xinxing muy alto. Salía cada mañana a aclarar los hechos.

Tan pronto como llegó a mi casa, dijo: “Hermana, tienes que venir conmigo”. No había lugar para negociar; había venido a buscarme. Asentí y me subí a su pequeño triciclo.

Tras una hora aproximada de viaje lleno de baches, llegamos a su pequeña granja. No esperaba que ella cuidara de mí, porque sabía que ella nunca había comido natillas de huevo al vapor en toda su vida; yo vine porque ella tenía fuertes pensamientos rectos. Además, me sentía cómoda con ella porque estoy habituada a un estilo de vida simple.

Me sorprendió que pudiera montar en su triciclo todo ese camino, considerando que había estado en cama durante días y tan débil. Aun seguía sin apetito, así que me salté la comida. Asistí a un estudio grupal del Fa por la tarde y me dormí rápido esa noche.

Sobre las 5 de la mañana tenía hambre –no había comido durante cuatro días y había vomitado mucho. Le dije a Linda: “estoy realmente hambrienta. Por favor pon una cacerola de agua en el fogón, y tan pronto como enviemos pensamientos rectos, haremos algo para comer".

Después de enviar pensamientos rectos a las 6 de la mañana, vi que Linda estaba medio dormida. La desperté. Dijo: “Hay dos personas sin cabeza tirando de cada extremo de una cuerda y no me dejan pasar”. Le dije: “Esas son las viejas fuerzas interfiriendo. Envía fuertes pensamientos rectos para eliminarlas”. Tan pronto como terminé mi frase, Linda de repente se desmayó. Mojó sus pantalones y no podía levantarse.

Preocupada, le dije: “Debes tener pensamientos rectos. Tú tienes la última palabra sobre tu cuerpo”. Linda repitió: “Tengo la última palabra sobre mi cuerpo”. Pero aún no se podía levantar.

Casi llorando, me arrodillé en frente del retrato del Maestro y dije: “Maestro, por favor, por favor ayuda a salvar a tu discípula”. Mientras lo decía la tercera vez, Linda fue capaz de levantarse. Ella dijo: “El Maestro me ha rescatado de la muerte. Los pantalones manchados es una señal de muerte para una persona común”.

Se cambió de ropa y quemó incienso para el Maestro. Ambas nos inclinamos ante el Maestro repetidamente. Le dije a Linda: “Estoy bien ahora. Debo volver y hacer lo que se supone que debo hacer”.

Antes de esto, tenía hambre y apenas podía andar, pero ahora no sentía hambre en absoluto. Llamé a un taxi y llegué a casa. El cambio milagroso fue porque el Maestro estaba cuidando de mí y protegiéndome. El Maestro también estaba cuidando de Linda. El Maestro estaba justo a nuestro lado.

Rápida recuperación con pensamientos rectos

En la mañana del 27 de septiembre de 2018, después de enviar pensamientos rectos, me subí a mi pequeño triciclo eléctrico y me dirigí al centro para recoger un plato nuevo de la dinastía Tang de un compañero practicante. Conduje demasiado rápido y perdí el control en una curva. Mi triciclo golpeó el bordillo y me lanzó fuera de la carretera. Mis gafas resistentes no las encontraba por ningún lado.

Me llevó un tiempo levantarme. No sabía lo mala que había sido la caída, pero sabía que era una practicante así que no sería grave. Sin mis gafas, me subí al triciclo y continué mi camino. Cerca de media milla después, no podía soportar el dolor. Llamé a la compañera practicante y le dije que no iba a estar allí ese día. Llegué a casa, me senté en la cama, y no me podía mover.

Llamé a mi casera, que vino y me ayudó a quitarme los pantalones. Mi espinilla derecha estaba sangrando y mi pierna derecha estaba magullada. Me ayudó a quitarme la camisa y dijo: “Parece que te has roto dos costillas; debes ir al hospital de inmediato”.

Le dije: “No voy a ninguna parte”. No importa lo graves que fueran las descripciones de la casera de mis heridas, no cedí. Fue a buscar aceite de cártamo y me aplicó un poco. No tenía energía para pararla.

Poco tiempo después, la practicante que vivía en el centro vino porque había notado que algo iba mal por teléfono. Me llamó otra vez pero no pudo localizarme, así que vino para cuidarme.

Al día siguiente, otra practicante vino a recargar la batería de mi triciclo, por lo que la primera practicante se fue para tomar un descanso. Varios practicantes vinieron ese día. Por la tarde, me esforcé para sentarme.

Me podía sentar con mis piernas cruzadas, pero no podía mover la parte superior de mi cuerpo. Recité: “Falun Dafa es bueno. Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno. El Maestro Li Hongzhi es bueno. Por favor ayúdeme a ponerme bien rápido”. Creía que el Maestro me cuidaría.

Podía hacer la meditación sentada, pero me llevaba más de 10 minutos tumbarme o sentarme –cualquier movimiento de la parte superior de mi cuerpo provocaba un sufrimiento insoportable– y parecía haber algo malo en mis costillas.

A pesar de esto, medité y envié pensamientos rectos e insistí en usar el baño en lugar de aliviarme en la cama; no podía permitir que mis compañeros practicantes me limpiaran.

Al tercer día, otra practicante vino para cocinarme algo para comer. Pensé: “Debo ponerme bien para el 1 de octubre, porque mis hijos vienen y no puedo permitir que se enteren de que algo va mal”.

La compañera practicante que vino el cuarto día dijo: “Solamente estás haciendo la meditación sentada, no los ejercicios de pie”. Dije: “No puedo”. Ella dijo: “Sí, ¡puedes! Vamos, ¡hazlos conmigo!”. Soporté el dolor y completé los ejercicios de pie con ella.

Al quinto día, me di cuenta de que no debía dejar que mis compañeros practicantes me cuidaran más porque mis hijos estaban viniendo.

Mis hijos llegaron y me vieron usando un bastón. Dije: “Simplemente me hice un esguince”. Ellos dijeron: “Dada tu edad, por favor ten cuidado. Vayamos a comer fuera”. Me subí a su coche y ya no necesitaba el bastón más. Cuando salí del coche, mi hijo me dijo: “Te olvidaste el bastón”. Le contesté: “Ya no lo necesito”.

Cuando se fueron me duché y me impresionó ver que toda la parte derecha de mi cuerpo, desde el pecho hasta la espinilla, estaba negra y azul. Si el Maestro no me hubiera protegido, podía haber muerto. Estaba indescriptiblemente agradecida al Maestro.

Incluso la casera dijo: “Si no practicaras Falun Gong, estarías en el hospital a tu edad. Hace unos años, una mujer mayor que era más joven que tu se cayó y ha estado paralizada desde entonces”. Le dije: “Si no practicara Falun Gong, estaría muerta de seguro”.

Las palabras del Maestro vinieron a mí:

“Con un Dafa dizi, si tu pensamiento recto es muy fuerte, la fuerza puede partir una montaña, con un solo pensamiento ya lo logras” (Qué es un Dafa dizi, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. XI).

Siempre que algo aparecía, mantenía en mi mente: “Soy una discípula de Dafa, tengo al Maestro, y no me ocurrirá nada”. Debido a este pensamiento, nada me ha pasado, lo que valida el Fa del Maestro de “Lo bueno o lo malo surgen de un pensamiento” (Cuarta Lección, Zhuan Falun). Sabiendo que el Maestro me estaba protegiendo, sabía que nada grave sucedería. No quería que mis hijos no practicantes se preocuparan por mi y no entendieran Dafa, por lo tanto quería recuperarme en cuatro días, y realmente me recuperé en cuatro días.

El 25 de agosto de 2020, tuve otro accidente. Fui al tejado a buscar algo, a pesar de que no tenía que hacerlo. Me caí y aterricé en el tejado del baño. Este fue construido hace muchos años y las tejas eran todas viejas y frágiles. Hice un gran agujero en las tejas y caí justo en la bañera. Me torcí el pie izquierdo en el lado de la bañera.

Me dije que estaba bien. Salí y cojeaba, pero aún podía caminar. Envié pensamientos rectos durante 45 minutos y no pensé más en ello. Me senté y empecé a escribir.

Al mediodía, no podía sentir mi pie y no podía dar un solo paso. Paré de escribir y apagué el ordenador. Envié pensamientos rectos durante dos horas y me sentí mejor pero aún no podía caminar. Por la tarde medité una hora y fui a la cama.

Al día siguiente, podía caminar con un bastón, y al tercer día, ya no necesitaba el bastón. A pesar de que aun era difícil para mí caminar, insistí en caminar sin ayuda. Soy una discípula de Dafa. Tengo al Maestro. Nada grave me sucedería, y cualquier cosa mala puede convertirse en algo bueno. Pensando en cuánto ye debía haber pagado mediante esta caída, me reí.

Pequeño triciclo eléctrico logra subir una ventosa carretera de montaña

A mediados de julio de 2020, el centro de lavado de cerebro local fue reabierto y el PCCh estaba arrestando a practicantes de Dafa por todo el lugar.

Viendo que el PCCh estaba tratando de meterlos en el centro de lavado de cerebro, dos practicantes decidieron dejar su casa para evitar ser arrestados.

Para detener la persecución y salvar a la gente y hacer posible que los compañeros practicantes pudieran practicar de forma segura en casa y completar sus misiones, organizamos una actividad local para enviar pensamientos rectos juntos desde las 8:30 hasta las 10:30 el 3 de agosto.

Aquellos que eran capaces de acercase al centro de lavado de cerebro a enviar pensamientos rectos en la cercanía, y muchos practicantes, incluyendo aquellos de fuera del condado, participaron.

Aunque los elementos malvados fueron sometidos o reducidos, los dos practicantes aun dejaron sus casas y fueron a vivir a la casa de otro practicante en las montañas a 80 li de distancia.

Creo que deberían de regresar a sus propios hogares porque viviendo en las casa de otros practicantes sería una carga para otros y les incomodaría a ellos. Además, la situación ha mejorado y el mal en efecto se ha reducido, y necesitan rectificar los ambientes de sus propios hogares, lo cual es algo que tenían que arreglar ellos mismos. Creía que debía traerles de vuelta desde las montañas.

Hanna apoyaba mi idea. Era relativamente joven, solo 50 años. Quería que me acompañara, así que la convencí de que viniera conmigo.

Le dije: “Cuando fui a la montaña el año pasado, Frank me llevó en un camión cisterna. Hacía más frio entonces. El dijo que los triciclos eléctricos nunca podrían lograrlo en las montañas. Él está demasiado ocupado para estar disponible ahora, y no quiero molestarle. Aparte, la cultivación es asunto de uno mismo.

“Un autobús no es una buena idea. Estoy pensando en conducir el triciclo. En unos días, repartiremos calendarios y tendremos que intentarlo con los triciclos eléctricos de todas formas. Qué podría pasar -¿tendrían otros practicantes que bajar de la montaña para empujarnos cuesta arriba? Sonaba como una aventura para mí y me gustaban las aventuras cuando era más joven”.

Hanna dijo: “Esto es trabajo de Dafa. Tiene la bendición del Maestro”. Yo dije: “¡De acuerdo! Pero debemos aún así tener cuidado. Quiero ir en mi triciclo -¿puedes venir conmigo?”, Ella acepto.

Decidimos ir en dos triciclos y en el caso de que mi pequeño triciclo no pudiera hacer la subida, Hanna podría empujarme o pedir a otros que bajaran de la montaña para empujarme. No debería estar muy lejos para entonces. Si mi triciclo pudiera hacer la subida, eso sería lo mejor.

Partimos temprano por la mañana el 10 de agosto de 2020. El tráfico era muy ligero. Hanna me dejó conducir por el arcén y ella condujo por el carril.

Había tenido mi triciclo eléctrico durante dos años desde que retiré mi bicicleta. Durante dos años el triciclo había hecho muchas contribuciones a los proyectos de Dafa. Sea que me llevara a la ciudad o al campo, era incansable y fiel. Excepto por el accidente del 27 de septiembre de 2018 (que fue completamente culpa mía), mi triciclo funcionó muy bien, especialmente después de que conseguí una batería más grande para él. Corría rápido y constante.

Tratamos de ir despacio por el camino de la ventosa montaña por seguridad, pero no pudimos evitar ir más y más deprisa. Afortunadamente, el tráfico de la mañana era ligero, así que el viaje fue más fácil de lo esperado. Montaña tras montaña, cresta tras cresta, Hanna iba al frente, y yo la seguía de cerca.

El camino se hizo más estrecho. En un punto, Hanna hizo un giro. ¡Ajá! ¡Ya hemos llegado! Llevó solo una hora o así. Miré a Hanna asombrada. Ella sonrió sabiendo y dijo: “El Maestro nos ayudó”. Dije “¡Sí! De otro modo, ¿cómo podríamos haber llegado hasta aquí?”.

Los compañeros practicantes aparecieron mientras hablábamos. Dijeron: “Sabíamos que serían capaces de llegar aquí. Con el Maestro a vuestro lado, ¿de qué hay que preocuparse?”.

El Fa del Maestro vino a mi mente:

“…por eso Shifu tiene que cuidar de ti y ayudarte, manejando todo esto” (Los Dafa dizi tienen que estudiar el Fa, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. XI)

Tan verdad. El Maestro está cuidando de nosotros todo el tiempo.

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