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El Maestro siempre está a nuestro lado: historias de cultivación de nuestro sitio de aclaración de la verdad en Hong Kong

Abr. 16, 2021 |   Por una practicante de Falun Dafa en Hong Kong

(Minghui.org) ¡Saludos Maestro! ¡Saludos compañeros practicantes!

Comencé a practicar Falun Dafa en 1998. Nací en China y me mudé a Hong Kong con mi madre después de graduarme en la escuela secundaria. Ahora soy maestra en una escuela cristiana.

Sufría de enfermedades del corazón y de úlceras y uno de los amigos de mi esposo me recomendó Falun Dafa. Leí Zhuan Falun y comencé a ir al sitio de práctica, unos días más tarde todos mis síntomas desaparecieron.

Un día mientras hacía los ejercicios, de repente sentí como si muchas agujas finas y diminutas se clavaban en mi cuerpo. En lugar de dolerme, me sentía muy confortable, no entendía qué era lo que estaba sucediendo, así que le pregunté a una practicante veterana, me dijo que el Maestro estaba purificando mi cuerpo.

Como cada vez había más gente que quería aprender los ejercicios, el practicante encargado del lugar de los ejercicios me sugirió que estableciera un nuevo sitio de práctica cerca de mi casa, no sabía cómo ser la persona de contacto. “¿A quién debo acudir si tengo dudas?”, le pregunté. Me dijo que siguiera leyendo las enseñanzas del Maestro y que allí estaban las respuestas. Entonces, creé un sitio de práctica.

Vino mucha gente del vecindario, en un momento dado había más de cien personas. Un canal de televisión local hizo un reportaje. Por desgracia, después del inicio de la persecución en julio de 1999, la gente fue engañada por la propaganda del partido comunista chino (PCCh) y muchos dejaron de venir.

El Maestro siempre me protege

Habitualmente iba a aclarar la verdad y a repartir materiales a Tsim Sha Tsiu, un famoso local turístico. Un día, de camino hacia allí, me atropelló una moto. Mi pie quedó atrapado bajo una neumático. Me dije: “Levántate, debes repartir los folletos”. Tan pronto como tuve este pensamiento, fui capaz de quitar mi pie de debajo la moto, me levanté y me olvidé de comprobar si estaba herida.

Un transeúnte me dijo: “No te vayas, viene una ambulancia”. Le dije que debía irme, me pidió que me esperara a que llegara la ambulancia, pero no quería perder un día de reparto de material. Después de repartir todos los periódicos, vi que no estaba herida, solo tenía un poco de hierba y suciedad en la chaqueta. Le agradecí al Maestro por protegerme.

En otra ocasión, mientras estaba meditando, sentí como si el hielo rodeaba mi corazón, y esto me causó mucho dolor. Le pedí ayuda al Maestro y dije: “Maestro, no lo puedo soportar más, hace mucho frío”. Tan pronto como tuve este pensamiento, sentí cómo el hielo se derretía. No hay palabras para describir mi agradecimiento al Maestro.

Me operaron para quitarme las cataratas, pero mi visión aún es pobre. Sin embargo, puedo ver que el Maestro está siempre a mi lado protegiéndome. Un día me caí mientras trataba de subir a un autobús y me desmayé, cuando me desperté dos mujeres me estaban sosteniendo. Me preguntaron si necesitaba ir al hospital, les dije que estaba bien, volví al local turístico como tenía planeado y aclaré la verdad.

Mantener la calma

Durante mucho tiempo, los miembros de HKYCA (Hing Kong Youth Care Association Limited, una rama de la oficina 610 del PCCh creada para perseguir a Falun Dafa) a menudo acosaban a practicantes en el sitio turístico, a veces incluso les agredían físicamente. Un día un miembro de la HKYCA comenzó a fotografiarme. Se acercó tanto que su cámara casi tocó mi cara, no dije nada. Traté de ignorarlo y me alejé. Uno de ellos dijo sarcásticamente: “¿No puedes mirarnos?”. Continué ignorándolos.

Otras veces, usaban carros para bloquear nuestros stands. Sabía que ellos querían que moviéramos sus carros, para tener una excusa para pelearse con nosotros. Me dije que no debía caer en su trampa. Un día, estaba sola en el sitio y un miembro de la HKYCA me gritó: “¿Estás sola? ¡Qué bien! Tomaré unas tijeras grandes y lo cortaré todo”. Lo ignoré y nunca volvió.

Otra vez, un jefe de la HKYCA le dijo a otros dos que se acercaran a mí. Le pedí al Maestro que los detuviera. No se acercaron aunque el jefe los empujó.

Puedo sentir que el Maestro siempre nos protege. He experimentado muchos milagros durante mi cultivación, no hubiera podido pasar las pruebas si no hubiera sido por la guía y la protección del Maestro. Agradezco profundamente al Maestro todo lo que ha hecho por mí.

¡Gracias Maestro! ¡Gracias compañeros practicantes!

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[Nota del editor: El artículo representa únicamente la opinión del autor, de la que es el único responsable. Se recomienda la discrecionalidad de los lectores]

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