(Minghui.org) La pandemia de COVID-19 ha provocado una cifra de muertos de más de 2.5 millones en el mundo (excluida China, donde se desconoce el número real). Muchas personas esperan que las vacunas los salven, pero se necesitarían años para que todos en el mundo se vacunen y el virus sigue mutando. ¿Existe una salida segura para la humanidad que no sean las vacunas?
Muchas religiones creen que el Creador se hará cargo del hombre. Como humanos, no debemos perder nuestra esperanza bajo ninguna circunstancia.
Un refrán chino dice: "El cielo nunca bloquea el camino de un humano". Mucha gente lo toma como que mientras los seres humanos tengamos la voluntad y la determinación, al final tendremos éxito.
Sin embargo, este punto de vista pasa por alto un punto crítico: para que los seres humanos seamos salvados, primero debemos alinear nuestra voluntad con la voluntad divina. De lo contrario, ¿nos bendecirá lo divino si vamos en su contra?
Algunas historias chinas mostraron cómo lo divino maneja los desastres para los humanos.
La sincera oración de un monje salvó a su familia
Un antiguo libro chino tiene una historia del año 1196 (durante la dinastía Song): Todos los miembros de una familia rica en el sudeste de China se enfermaron repentinamente. Murieron dos hijos, uno tras otro. Varios sirvientes murieron. El padre y la madre estaban postrados en cama y los vecinos que los visitaban o les llevaban comida también se enfermaron y murieron. Como resultado, incluso sus parientes más cercanos ya no se atrevieron a ir.
La familia tenía otro hijo que era monje. Después de enterarse de la tragedia, invitó a otros monjes del templo a cantar escrituras budistas a la familia. El propio monje de 20 años, cuando caminaba a casa, se inclinaba ante Buda en cada paso que daba.
La niebla demoníaca se despejó cuando el monje llegó a casa. Después de sentarse en el medio de la casa, una serpiente gigantesca salió de la habitación de los padres enfermos. Otros monjes estaban asustados. Se sentaron a meditar y empezaron a cantar sobre las escrituras budistas. Después de que terminaron de cantar, la serpiente golpeó su cabeza contra el marco de la puerta varias docenas de veces y murió.
La familia se recuperó de inmediato.
Castigo por destruir la estatua de Buda
Otro libro antiguo registró una historia sobre cómo una familia fue castigada por destruir una estatua de Buda.
Una tienda de incienso en el sureste de China compró una estatua de la Pusa Guanyin hecha con madera de sándalo. La familia del dueño de la tienda discutió entre ellos un plan para romper la estatua para hacer incienso de sándalo, que podrían vender por mucho dinero.
Un contratista se enteró y les pidió que no lo hicieran.
El yerno del propietario lo reprendió: "Eres solo un contratista, solo sigue la orden".
Al día siguiente, un niño de seis años pasó junto a la tienda con su padre. El niño preguntó: "¿Por qué esa casa está cerrada con sellos rojos?".
Al no ver nada, el padre ignoró la pregunta de su hijo.
La tienda de incienso se incendió esa noche. Todos los miembros de la familia murieron. Sorprendentemente, el fuego solo quemó esa casa y no pasó a la de los vecinos.
El yerno intentó escapar por la ventana del piso superior, pero algo lo bloqueó, por lo que murió. El contratista que intentó detenerlos fue invitado a ayudar temporalmente en otra tienda de incienso esa mañana y así se mantuvo a salvo.
¿Por qué el Cielo permitió que los humanos se enfrentaran al virus COVID-19?
Estas historias nos decían que lo divino ayudaría a las personas que respetan lo divino y castigaría a quienes hicieran lo contrario. Además, uno puede darse cuenta de que, como humanos, si alineamos nuestra voluntad con la voluntad divina, la voluntad divina se ocupará de nosotros. Si hacemos lo contrario, el Cielo nos ignorará o incluso nos castigará.
La historia tradicional china ha creído durante mucho tiempo que las pandemias son una forma en que el Cielo castiga a los humanos por sus malas acciones. Los emperadores que se arrepientan de sus propios errores pueden ayudar a poner fin a los desastres en sus países.
Cuando la peste negra prevalecía en la Edad Media, el rey Eduardo III de Inglaterra dio órdenes a los obispos de que la plaga era un castigo de Dios y que la gente debía arrepentirse con devoción.
La pandemia de COVID-19 que comenzó en Wuhan, China, es una advertencia y una ira divina hacia el partido comunista chino (PCCh). El PCCh ha cometido muchos crímenes y ha causado 80 millones de muertes de chinos desde que asumió el poder en 1949.
Su peor crimen es la persecución a Falun Dafa.
Falun Dafa es un método de cultivación budista, con el objetivo de llevar a la humanidad a elevarse espiritualmente y regresar al mundo divino a través de la cultivación. Presentado al público en 1992, atrajo a 100 millones de practicantes en siete años. Las historias milagrosas de curación de enfermedades y la mejora de la moralidad se difundieron ampliamente en China.
Qiao Shi, entonces presidente del congreso nacional popular de China, organizó una encuesta a nivel nacional y concluyó en el informe que "Falun Dafa es beneficioso para el país y para la gente sin ningún daño".
Sin embargo, el entonces líder del PCCh, Jiang Zemin, celoso de la popularidad de Falun Dafa, lanzó una campaña de persecución contra la práctica en julio de 1999. Jiang emitió la orden de "difamar la reputación de los practicantes de Falun Dafa, arruinarlos financieramente y destruirlos físicamente".
La persecución contra los practicantes de Falun Dafa ha durado 21 años.
El PCCh también ha llevado a cabo la sustracción de órganos contra los practicantes de Falun Dafa estando con vida para vender sus órganos. Este crimen de sustracción de órganos a personas vivas es una operación nacional a gran escala respaldada por el ejército y la policía.
Ante un crimen de lesa humanidad sin precedentes, ¿cómo puede lo divino no mostrar su ira?
Uno puede preguntarse por qué el resto del mundo también sufrió mucho a causa de la pandemia. Hagamos una pregunta: ¿Actuó el mundo de una manera que seguía o iba en contra de la voluntad divina? En otras palabras, ¿no ha tolerado el resto del mundo el genocidio y los crímenes de lesa humanidad del PCCh en el pasado, no ha apoyado al PCCh financieramente o de otras formas, y ha permitido que la ideología y las normas que se desvían del Cielo se propaguen en sus tierras?
Esperanza para la humanidad
Lo divino ha dejado una salida para la humanidad: cortar los lazos con el PCCh.
Falun Dafa, el objetivo principal que sufre la persecución del PCCh, ofrece un camino con su poder de cultivación detrás de él. Es decir, recitar "Falun Dafa es bueno" y "Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno" (Nota: Falun Dafa también se llama Falun Gong; Verdad, Benevolencia y Tolerancia son sus tres principios).
Un artículo de Minghui explicó el poder detrás de esta frase mágica. Otras historias informaron cómo las personas que contrajeron el virus COVID-19 curaron sus enfermedades después de recitar la frase. En una familia en Wuhan, tres familiares de un practicante se salvaron al recitar las generosas frases, pero el tío, que no escuchó la frase, falleció.
En otro artículo de Minghui, una mujer que no practica Falun Dafa le dijo a un practicante que toda su familia había renunciado al PCCh. Ella comentó que debido a que muchas personas en su área habían renunciado al PCCh, no fueron afectados por los desastres como lo fueron las áreas vecinas, ella estaba segura de que habían sido bendecidos.
Durante la plaga, lo divino ha dejado una salida para los seres humanos. Seguir la voluntad divina, mantenerse alejado del PCCh y detener la persecución a Falun Dafa y a otros practicantes religiosos es el camino seguro a seguir.
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