(Minghui.org) Desde que el partido comunista chino (PCCh) lanzó la persecución a Falun Dafa el 20 de julio de 1999, fui arrestado, sentenciado y encarcelado durante más de 10 años. El Maestro Li Hongzhi, fundador de Falun Dafa, me ha protegido a través de todas las dificultades y pruebas. Sin importar las circunstancias, siempre seguiré los requerimientos del Maestro y seguiré haciendo bien las tres cosas.
Shifu dijo:
“El poder verdadero de la misericordia puede desintegrar a todos los factores no rectos, y cuando tú hablas con él, la energía se está emitiendo hacia afuera y desintegrando esas cosas perversas, y la maldad en otro espacio ya no se atreve más a acercarse y controlar esa persona” (Enseñando el Fa en Manhattan, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. X).
Tratando a las personas con compasión
La propaganda del PCCh difama incesantemente a Falun Dafa (también llamado Falun Gong) y llama a los practicantes "enemigos del estado". Por eso, algunos guardias en los centros de detención, campos de trabajo forzado y prisiones de China mantienen un odio irracional hacia los practicantes y consideran que lo que hacen los practicantes, como los ejercicios o aclarar la verdad sobre Dafa, es "oponerse al gobierno". Por eso, maldicen, golpean y torturan con total impunidad a los practicantes.
Fui detenido y recluido en un centro de detención en 2001. Me enteré que planeaban llevarme a un campo de trabajos forzados, así que me declaré en huelga de hambre para protestar. Me llevaron al campo de trabajo dos días después y me hicieron un examen físico en la clínica del campo de trabajo. La policía me preguntó de nuevo si insistía en practicar Falun Dafa. Respondí firmemente: "Sí".
Los policías rellenaron un formulario, me entregaron a los guardias del campo de trabajo y se fueron. Mi corazón estaba lleno de resentimiento hacia los policías y los guardias.
Sabiendo que estaba en huelga de hambre, más de 10 guardias me rodearon en una sala de reuniones e intentaron persuadirme para que la abandonara. Al verlos, me parecía ridículo, pero aun así me daban pena. De repente, la compasión surgió en mi corazón. Les aclaré la verdad y les hablé de las mejoras mentales y físicas que habíamos experimentado mi familia y yo desde que empezamos a practicar Falun Dafa y de cómo el PCCh persigue a la gente buena por creer en Verdad-Benevolencia-Toelrancia.
Les dije: "Mi huelga de hambre es en protesta por la persecución a Falun Dafa que inició Jiang Zemin [el anterior jefe del PCCh] y por la detención ilegal de los practicantes de Falun Dafa. Puedo abandonar la huelga de hambre, pero eso no significa que vaya a renunciar a mis creencias. La dejaré solo porque no quiero que se cometan más crímenes contra los practicantes".
Después de hablar con ellos durante más de una hora, vi comprensión en muchos de sus rostros y algunos incluso tenían lágrimas en los ojos. Tal vez porque les aclaré la verdad y los guardias sabían que creía firmemente en Falun Dafa, no me obligaron a asistir a sesiones de lavado de cerebro. En cambio, me asignaron a un equipo para realizar trabajos agrícolas. Los guardias de ese equipo no intentaron "transformarme", sino que asignaron a dos reclusos para que me vigilaran las 24 horas del día. Más adelante se convirtieron en cinco reclusos. Los reclusos me escuchaban hablar sobre Falun Dafa, y desarrollamos una buena relación. No interferían conmigo, hiciera lo que hiciera.
Un subcapitán cambia de actitud
El subcapitán del equipo había sido un soldado y parecía muy duro. A menudo golpeaba y torturaba a los reclusos e incluso le pegaba a los otros guardias. Una vez, gritó a los reclusos en el salón de reuniones: "Vuestras vidas valen menos que el pollo. Cuando alguien muere, basta con gastar un par de yuanes para comprar un tarro y enterrarlo".
Un día, cuando los reclusos estaban durmiendo la siesta en el patio, el subcapitán se acercó y les gritó que se levantaran. Uno de los reclusos sonrió, y él golpeó repetidamente los tobillos del recluso con una vara de bambú y siguió maldiciendo. Cuando se fue, otro guardia nos despidió. Le dije a ese guardia: "¿Por qué nos gritó y golpeó al recluso? Tiene que dar explicaciones".
El subcapitán volvió después de la cena, oliendo a alcohol. Reunió a los reclusos y me preguntó qué pensaba de lo que había pasado antes. Le dije: "Nunca hablo con alguien ebrio, porque no tiene la mente clara".
Empezó a agitarse y dijo que quería hablar conmigo. Le dije que hablaría con él, pero a solas. Dejó que los demás se marcharan y hablamos durante casi dos horas. Estaba muy contento con nuestra charla. Terminé diciendo: "No es apropiado decir que la vida de los presos vale menos que el pollo. Aunque hayan sido detenidos por abusar de las drogas, el juego y otras cosas por el estilo, siguen siendo seres humanos. ¿Quién es el responsable de que tanta gente abuse de las drogas o del juego? ¿No es el PCCh? La propaganda del PCCh promueve el ateísmo, lo que ha hecho que mucha gente se atreva a cometer todo tipo de pecados. Al mismo tiempo, han empujado a los que seguimos Verdad-Benevolencia-Tolerancia al lado opuesto. ¿No es un régimen sin esperanza?".
Comenzó a controlar su discurso y su comportamiento después de nuestra charla. Cuando me negué a hacer el trabajo y empecé una huelga de hambre, fue amable conmigo y no me castigó. Por ejemplo, me permitía tomar una ducha caliente todos los días, mientras que otros reclusos solo podían tomar una ducha caliente una vez al año, antes del Año Nuevo Chino. También me dejaba jugar ajedrez con los guardias todos los días, mientras los demás reclusos solo podían jugar ajedrez los días festivos.
Una vez, un guardia me dijo: "Todos los reclusos tienen miedo del subcapitán. Incluso nosotros le tenemos miedo. Pero cuando lo ve a usted, su cara enfadada sonríe. Solo usted no le tiene miedo".
Le dije: "Es feroz, así que todo el mundo le teme y lo odia. Pero yo soy un practicante de Dafa que cultiva Verdad, Benevolencia y Tolerancia. No tengo nada que temer. Y no lo odio. Siento compasión hacia él. Cuando me ve, ve a un practicante de Dafa. Por eso sonríe".
Asignado al almacén
Shifu dijo:
“Validen Dafa con razón, esclarezcan la verdad con sabiduría, difundan el Fa y salven a la gente con benevolencia; esto está estableciendo la poderosa virtud de un ser iluminado” (Escrituras esenciales para mayor avance (II), Racionalidad).
Me condenaron y me llevaron a la cárcel en 2005. Cuando el director me ordenó aprender y seguir las reglas de la prisión, le dije: "No soy un criminal. Soy un practicante de Falun Dafa. No estoy aquí para ser un prisionero y no haré ninguna promesa o garantía".
El director preguntó: "Si no está aquí para ser un prisionero, ¿por qué está aquí?". "Estoy aquí para decir la verdad sobre Falun Dafa", respondí.
A partir de entonces, cuando los guardias me presentaban a otros, decían: "Él dijo que no está aquí para ser un prisionero". Tal vez por mis palabras, me asignaron a un almacén y no tuve que hacer mucho trabajo. Los dos reclusos asignados para vigilarme eran más o menos de mi edad. Nos llevábamos bien y nos respetábamos. Como me ofrecí a ayudar a uno de ellos, fue especialmente cortés conmigo. Me ayudó a obtener un escritorio grande y me prestó sus útiles de escritura para hacer caligrafía. Uno de los guardias me consiguió papel.
Uno de los trabajadores del almacén, de fuera de la prisión, llevaba años intentando aprobar el examen para ser guardia, pero nunca lo conseguía. Siempre estaba triste por su carrera y por los conflictos que encontraba en casa. También despreciaba la dictadura del PCCh. Fui compresivo con él y le hablé de Falun Dafa y le expliqué algunos de los principios del Fa.
Apoyó mucho a Dafa y, por iniciativa propia, me llevó muchos libros de Dafa, incluido Zhuan Falun, y las nuevas conferencias de Shifu.
Me sentí muy feliz de poder leer Zhuan Falun y las nuevas conferencias de Shifu en ese ambiente. Mi gratitud hacia Shifu estaba más allá de las palabras. Como no tenía trabajo, tenía mucho tiempo libre. Tomé todo ese tiempo para leer, transcribir y recitar el Fa.
Le aclaré la verdad a todos los que venían al almacén: guardias, reclusos y contratistas externos.
Los altos mandos
Al poco tiempo de ser encarcelado, un director maldijo a Falun Dafa y la calificó de secta. Permanecí tranquilo y le dije: "Yo soy uno de los de Falun Dafa. ¿Parece que pertenezco a una secta? Si cree que algo de mi comportamiento no es correcto, por favor, señálelo. Definitivamente buscaré corregirlo".
Pensó un rato y dijo: "Usted es una buena persona". "Entonces, ¿por qué encarcelan a la gente buena?" pregunté. Dijo: "Eso es decisión de los de arriba". Continué: "Entonces, ¿por qué esos superiores encarcelan a la gente buena? ¿Ha pensado en eso?".
Se quedó sin palabras, así que continué: "Es porque lo que ha escuchado sobre Falun Dafa de esos superiores y de los medios de comunicación estatales son calumnias, pero lo que le estoy contando es lo que yo experimenté y los principios que aprendí de Dafa".
Cuando me enteré que tenía un hijo en el jardín de infancia, hablé con él sobre cómo educar a los niños con la cultura tradicional. Escribí un poema para su hijo, le recordé que debía valorar las relaciones predestinadas y recordar las nueve palabras mágicas: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Me dio las gracias en repetidas ocasiones y siempre acudía a mí cuando tenía dificultades.
Después me denunciaron por tener materiales deDafa. Confiscaron todos los materiales, incluido el manuscrito de Zhuan Falun. Me trasladaron a otra sección, pero no sufrí más persecuciones.
Invitado a hablar
En 2012 me llevaron a un centro de detención. El segundo día, el director del centro habló conmigo y le aclaré la verdad. Me dijo: "Solo soy responsable de evitar problemas durante su proceso. No voy a interferir en su creencia. Si tiene alguna petición, dígala".
Le pedí que me permitiera hacer los ejercicios de Falun Dafa, enviar pensamientos rectos y enseñarle a los reclusos a ser buenas personas. Aceptó todas mis peticiones y ordenó al jefe de detención asignado que lo permitiera.
Un día, un guardia me pidió que le ayudara a controlar a un detenido violento, que casi todos los días causaba problemas a los guardias. El detenido buscaba rápidamente peleas y no cambiaba ni siquiera después de haber sido esposado, golpeado o puesto en aislamiento en repetidas ocasiones.
El director me dijo que podía enseñarle Falun Dafa, así que empecé a enseñarle al detenido los ejercicios y a recitar Hong Yin. Le enseñé el poema Poderosa virtud:
“Dafa nunca abandona el cuerpo,
el corazón contiene Zhen-Shan-Ren;
un gran luohan en el mundo,
espíritus y fantasmas temen más” (Poderosa virtud, Hong Yin).
Al poco tiempo se calmó y los guardias quedaron muy impresionados.
Al oír esto, el director de otra sección del centro de detención me trasladó a su sección. Dijo que estaba muy frustrado como veterano en esta carrera y que había empezado a creer en el budismo. Incluso había reconocido formalmente a un monje como su maestro y cantaba "Amitabha" muchas veces al día.
Le dije: "El monje que ha reconocido como su maestro no puede llevarle a la Consumación. Sin embargo, si se cultiva en Dafa, el Maestro Li puede salvarlo".
Conociendo su interés en el budismo, utilicé los conocimientos que había adquirido sobre el budismo a través del estudio de las enseñanzas del Fa para ayudarlo a comprender.
Con frecuencia le recitaba el Hong Yin y le sugería que sustituyera la palabra "Amitabha" por "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Eso le impactó mucho. También le mostré mi carta de apelación y la declaración de defensa que escribí a la oficina 610 provincial.
Después me dijo que estaba asombrado de que yo pudiera mejorar el comportamiento de esos criminales detenidos y que admiraba mi firme creencia en Falun Dafa. También dijo que los documentos que le mostré eran lógicos y convincentes, los mejores que había leído. Incluso me pidió que le diera algunas clases a los detenidos, lo que hice con mucho gusto.
El director se ausentó durante más de dos meses, pero no hubo peleas durante ese tiempo. Cuando los guardias de otras secciones se enteraron, me invitaron a ir a hablar sobre cómo ser una buena persona a los detenidos de allí.
Aproveché la oportunidad para ayudar a decenas de detenidos y guardias a renunciar al PCCh y a sus organizaciones juveniles.
Profesional de la medicina
Soy un profesional de la medicina con conocimientos tanto de medicina occidental como de medicina tradicional china. También adquirí habilidades para escribir y dibujar. Sabía que estaba dotado de tales habilidades para utilizarlas para ayudar a Shifu a despertar la conciencia de los seres conscientes durante el período de la rectificación del Fa.
Cuando los detenidos o los guardias me pedían algún consejo, les hablaba de la medicina occidental o de la medicina tradicional china, y luego les hablaba del verdadero origen de las enfermedades y que la forma fundamental de curarlas es revivir la moralidad tradicional de la humanidad.
A muchos les gustaba hablar conmigo, y algunos de sus dolores desaparecieron después de escucharme durante un rato, probablemente porque generaron buenos pensamientos. Algunos se recuperaron de sus enfermedades crónicas recitando: "Falun Dafa es bueno, Verdad, Benevolencia, Tolerancia es bueno". Siempre ayudé a los internos a escribir cartas a sus familias.
Aproveché todas estas oportunidades para promover la cultura tradicional y los principios de Verdad, Benevolencia, Tolerancia.
Director se hace el que no ve
En 2013 me volvieron a encarcelar y me pusieron en una nueva sección. El director del lugar tenía problemas de estómago y a menudo me pedía que le tomara el pulso. También me preguntaba sobre cómo atender a un paciente con derrame cerebral, porque su madre había tenido un derrame.
Tuvimos muchas oportunidades de hablar y me escuchó hablar mucho sobre Falun Dafa, por lo que siempre fingía no ver cuando los practicantes de Dafa hacían los ejercicios o aclaraban la verdad.
Un día me dijo que algunos presos habían denunciado a practicantes de Dafa, pero nunca quiso involucrarse. "No quiero saber nada de eso", me dijo.
Problemas con un nuevo instructor
Más adelante, trasladaron a un nuevo instructor a la sección. En su primer día gritó en la reunión diciendo que él era "el cielo, la tierra y la ley" y que tenía la última palabra en todo. Ordenó a la tienda de la prisión que no vendiera a los practicantes artículos de primera necesidad por valor de más de 50 yuanes al mes. Incluso le ordenó a los reclusos que se llevaran la mesa que yo utilizaba para escribir.
Se lo dije al director, y este llamó inmediatamente al recluso encargado de la tienda de la prisión. Le dijo que no escuchara al instructor y que siguiera los procedimientos normales. Tal vez porque a todos los guardias les disgustaba este instructor, lo trasladaron rápidamente.
Me permitían andar libremente por el taller mientras que a otros reclusos no podían hacerlo, por lo que tenía más oportunidades de aclarar la verdad a la gente y ayudarles a renunciar al partido.
Durante mis más de 10 años de encarcelamiento, aunque hice cosas que un practicante de Dafa debe hacer, todavía me considero lejos del estándar de un verdadero practicante debido a la falta de estudio del Fa durante un largo período de tiempo. ¡Voy a estudiar más el Fa, ver hacia adentro y cultivarme bien, para ayudar a Shifu a despertar la conciencia de más seres conscientes!