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Residente de Finlandia recuerda ocho años de persecución en China

Mar. 20, 2021 |   Por un corresponsal de Minghui

(Minghui.org) Cuando la Sra. Zhu Luoxin huyó de China a Finlandia en el 2012, se sintió aliviada al comenzar una nueva vida y finalmente poder reunirse con su esposo de quien estuvo separada durante once años.

Antes de llegar a Finlandia, estuvo presa ocho años en China por defender su fe en Falun Dafa, una disciplina espiritual perseguida por el régimen comunista chino desde 1999. En la prisión sufrió torturas indescriptibles y apenas logró sobrevivir. Incluso después de que fue liberada, la policía siguió acosándola y todos los días vivía con miedo.

El corazón de la Sra. Zhu se llenó de emoción cuando fue invitada para hablar en la manifestación en Copenhague del 20 de julio de 2013, a la que asistieron practicantes de Falun Dafa de 27 países europeos y representantes de organizaciones de derechos humanos para pedir el fin de la persecución a Falun Dafa en China.

“Como practicante de Falun Dafa, tengo mucha suerte de estar hoy aquí. Pero hay millones de practicantes en China que están sufriendo una brutal tortura en prisión o cuyas familias han sido destruidas, quienes no tienen la oportunidad de hablar libremente. Así que quiero apelar en su nombre, pidiendo a ustedes hacer todo lo posible para ayudar a detener de inmediato esta persecución, la más oscura en la historia de la humanidad”, dijo la Sra. Zhu en su turno al hablar durante la manifestación.

La Sra. Zhu Luoxin (izquierda) hablando con la gente sobre Falun Dafa en un evento en Finlandia.

Antes de que fuera arrestada por primera vez el 3 de diciembre de 2002, el departamento de policía de Guangzhou pagó una recompensa de 100,000 yuanes a quienes informaron sobre su paradero. Fue sentenciada y retenida en prisión hasta el año 2009. La confinaron aislada durante dos años y diez meses, y como parte de los esfuerzos del régimen chino para obligarla a renunciar a sus creencias, fue sometida a un intenso lavado de cerebro. Los guardias de la prisión le prohibieron ponerse en contacto con cualquier persona o recibir información del exterior de la prisión. La prolongada tortura la dejó al borde de la muerte. Durante 14 días fue inmovilizada en el piso de su celda con grilletes que pesaban de 30 a 40 libras (13 a 18 kg) y cuando se los quitaron no podía caminar.

Ilustración de tortura: esposada en el piso con pesados grilletes.

El 26 de enero de 2012, con la ayuda de muchas personas afuera de China, logró volar a Helsinki, Finlandia, para reunirse con su esposo, el Sr. Zhu Zhiping, también practicante de Falun Dafa, a quien no había visto en 11 años.

El 27 de enero de 2021, el Día internacional anual en memoria del Holocausto, expresó su gratitud al gobierno finlandés: “Agradezco mucho al gobierno finlandés por su ayuda humanitaria internacional que me da la oportunidad de hablar en un país libre sobre la inhumana tortura física y mental que sufrí en China por no renunciar a mi fe. Estoy aún más agradecida de haber tenido la oportunidad, hace 26 años, de escuchar las conferencias del Maestro Li Hongzhi, ya que desde entonces la semilla de la bondad se arraigó en mi alma y he entrado en una vida llena de esperanza".

Diagnosticada con enfermedad terminal a los 29 años

En 1994 tenía 29 años y trabajaba en Hong Kong. Un día sintió una extraña picazón dolorosa en su rostro con recientes manchas rojas. En dos meses la irritación se extendió rápidamente hacia su cuerpo. Dondequiera que se rascaba, inmediatamente aparecían ampollas en su piel. Al final, en todo su cuerpo la piel se hinchó, se volvió roja oscura y le picaba con un hormigueo insoportable. Fue a ver a un médico de medicina tradicional china y a un médico occidental, quienes diagnosticaron su enfermedad como lupus eritematoso.

En ese tiempo tenía que gastar más de 100 dólares de Hong Kong por día en medicamentos. Su salario apenas cubría el costo. Pero a las dos horas de aplicar el medicamento, la picazón comenzaba de nuevo y era incluso peor que antes. Cuando tenía 30 años, solo sus manos y la piel debajo de las rodillas eran normales. No pudo trabajar en las últimas etapas de su enfermedad. Seis meses después el médico le aconsejó que "fuera a casa y viviera el resto de su vida" porque su cuerpo había perdido la inmunidad y no había nada más que pudieran hacer.

Fue un tiempo de esperar la muerte en casa. De vez en cuando visitaba médicos populares y probaba recetas especiales u otros tratamientos. “Acababa de perder a mi madre y tenía una enfermedad terminal. La vida es realmente impredecible. Ser humano es realmente amargo. Esperaba tener la oportunidad de practicar la cultivación, lo que podría ayudarme a salir del ciclo de vida y muerte”, recordó.

Totalmente recuperada después de practicar Falun Dafa

A mediados de diciembre de 1994 el Maestro Li Hongzhi, fundador de Falun Dafa, dio la última serie de conferencias en China, en el gimnasio de la ciudad de Guangzhou en la provincia de Guangdong. La Sociedad de Investigación del Cuerpo Humano de Guangzhou organizó el evento y unas seis mil personas de toda China asistieron a las clases.

La Sra. Zhu estaba en la ciudad de Guangzhou en ese momento. Una de sus amigas compró dos boletos y la invitó a asistir, diciéndole que era un qigong muy bueno de la Escuela de Buda y que los boletos eran difíciles de conseguir.

La Sra. Zhu pensó que, dado que su vida estaba en tal estado, no estaría de más escuchar las conferencias, y que "no esperaba que sucedieran cosas increíbles".

“Mientras estaba en la conferencia no sentí dolor ni picazón. Y después de la quinta sesión, cuando me cambiaba en casa, sin darme cuenta descubrí que mi piel estaba tan suave como una piel sana y que ya no me picaba en absoluto. ¡Mi enfermedad se curó sin ningún tratamiento! Sabía que había sido el Maestro Li quien me había salvado la vida. En ese momento dije en mi corazón: '¡Gracias, Maestro!'”.

Regresó al trabajo y pudo vivir una vida normal como cualquier otra persona. Después de recuperarse fue ascendida a asistente del gerente general del distribuidor chino de Nintendo Japón. Siempre estaba sonriendo y trabajaba responsable y diligentemente.

Toda la familia perseguida por defender su fe

La Sra. Zhu es una persona honesta y de buen corazón. Se ofreció como voluntaria para ser coordinadora del sitio de práctica de Falun Dafa en el distrito de Liwan, ciudad de Guangzhou, donde conoció en enero de 1996 a quien sería su futuro esposo, el Sr. Wu Zhiping.

Sin embargo, después de que el partido comunista chino comenzó la persecución a Falun Dafa el 20 de julio de 1999, la pareja y la madre, el hermano, la cuñada y la tía del Sr. Wu sufrieron terriblemente por mantener su fe en Falun Dafa.

La Sra. Zhu fue sentenciada a 10 años de prisión; el Sr. Wu Zhiping fue enviado a un campo de trabajos forzados durante dos años; su hermano, el Sr. Wu Zhijun, fue condenado a ocho años; su cuñada, la Sra. Li Peizhen, fue enviada a un campo de trabajos forzados durante dos años; su tía, la Sra. Wu Yuyun, fue envenenada mientras estaba detenida y sufrió tremendamente, muriendo en septiembre de 2004 a la edad de 65 años, poco después de ser liberada de la prisión. Su madre, la Sra. Wu Yuxian, fue condenada a 7 años y murió en febrero de 2006, poco tiempo después de salir de la cárcel.

Apelando por Falun Dafa, exponiendo la persecución

Al comienzo de la persecución, la Sra. Zhu y muchos otros practicantes pensaron que el gobierno simplemente tenía un malentendido sobre Falun Dafa y fueron a la oficina de peticiones para aclarar los hechos sobre la práctica. El personal ignoró por completo su petición legal, pero también los arrestó. Muy pronto se dio cuenta de que el partido comunista chino (PCCh) realmente sabía lo que es Falun Dafa, pero que estaba decidido a erradicar la práctica de China. Ella pensó: "Tengo la responsabilidad de que todos sepan la verdad".

En ese momento fue despedida de su trabajo por defender su fe. Ella dijo: “Mi vida fue dada por Falun Dafa y me he beneficiado mucho de ello. Ahora que nuestro Maestro está siendo agraviado, debo defenderlo con toda conciencia. Falun Dafa hubiera ayudado a que más personas fueran buenas personas. Ahora el gobierno y los medios de comunicación están engañando a la gente y describiendo las cosas buenas como malas y toda la sociedad va en la dirección opuesta. Tengo la obligación y la responsabilidad de decir la verdad”.

Entonces comenzó a descargar materiales de Minghui.org y los imprimió para distribuirlos al público.

Un día a fines de mayo de 2001, su esposo, el Sr. Wu, salió a entregar algunos materiales a otros practicantes, pero no regresó a casa. A la mañana siguiente la Sra. Zhu se dio cuenta de que algo andaba mal. Empacó algunas pertenencias y salió de su casa antes del amanecer para evitar un posible arresto. Ella recordó: “Estuve preocupada toda la noche y esperaba que en cualquier momento apareciera. Traté de calmarme. Esa noche fue increíblemente larga".

Inicialmente pensó que las cosas estarían bien en unos días. Nunca pensó que pasarían 11 años antes de volver a ver a su esposo.

Recompensa de 100,000 yuanes por su paradero

Para arrestar a la Sra. Zhu, el departamento de policía de Guangzhou publicó un aviso en el que ofrecía una recompensa de 100,000 yuanes para quienes informaran sobre su paradero. Lo pensó detenidamente y afirmó que buscar justicia para Falun Dafa no era “participar en política”, como el PCCh acusaba a los practicantes: “La gente tiene derecho a conocer los hechos y luego hacer su propio juicio. Por lo menos, la gente debería tener la oportunidad de saber qué es Falun Dafa. Ya sea que esa persona quiera practicar Falun Dafa o no, al menos querrá ser una buena persona".

Al mediodía del 3 de diciembre de 2001, cuando la Sra. Zhu y otros dos practicantes estaban en un taxi, la policía comenzó a seguirlos. Fueron arrestados frente a la Universidad de Medicina Tradicional China de Guangzhou. La policía no le dijo a su familia dónde estaba detenida ni les permitió visitarla.

Fue detenida en una sala de interrogatorios en el centro de detención de Baiyun, donde las paredes estaban cubiertas con almohadillas absorbentes de sonido. Los policías la esposaron a una silla de metal y se turnaron para interrogarla durante todo el día. Intentaron obligarla a proporcionar información sobre otros practicantes de Falun Dafa. Cuando se negó a obedecerlos, no le permitieron usar el baño.

Ella recordó: “Creía firmemente que era inocente. No había ninguna justificación para insultarme y maltratarme de esta manera. Comencé una huelga de hambre para protestar por la tortura”. Cuando los policías vieron que no estaba comiendo ni bebiendo, comieron deliberadamente frente a ella para aumentar su sufrimiento mental.

La parte más difícil era por la noche, pues estaba esposada a la silla de metal y no podía dormir. Después de varios días de interrogatorio, tenía tanto sueño que no podía abrir los ojos. La policía se turnaba para vigilarla, empujarla y golpearla cada vez que cerraba los ojos. Tenía dolores terribles, sangrado bajo la piel, frecuentes dolores de cabeza y mareos.

A las tres o cuatro de la mañana, su conciencia se hacía cada vez más borrosa. Los policías la golpearon con fuerza en las manos y pies esposados, bajaron su cabeza y le preguntaron: “¿Con quién te pusiste en contacto? ¿A dónde enviaste los materiales? Solo dilo y no sufrirás".

Catorce días después de la huelga de hambre, estaba muriendo sin que la policía hubiera podido obtener alguna información de ella. Entonces decidieron alimentarla a la fuerza, a pesar de que existían muchos casos de practicantes que fallecieron como resultado de la alimentación forzada.

Alimentada a la fuerza

Ese día, la Sra. Zhu fue sentada en la silla de metal apenas consciente. Escuchó a los policías salir. Poco tiempo después escuchó unos pasos dispersos. Dos o tres presos la arrastraron hasta la zona donde se duchaban los presos. La empujaron al suelo. Una persona bajó su cabeza y le tapó los ojos. Luego sintió que le hundían un tubo en la nariz y en el estómago. Se estremeció de dolor. Antes de que pudiera reaccionar, vaciaron un recipiente de pasta por el tubo.

Ilustración de tortura: alimentación forzada.

Al principio, luchó varias veces. Pronto todo su cuerpo se encogió y temblaba involuntariamente. Le ardían la nariz y el estómago. Después de un rato escuchó a una persona decir: "Es casi la hora". Le quitaron el tubo violentamente. La Sra. Zhu se estremeció de dolor, su cuerpo se contrajo involuntariamente. Los presos y policías reían: “Veamos cuánto tiempo puedes aguantar. No te dejaremos morir. Te torturaremos lentamente".

Se fueron y la dejaron tirada en el piso de cemento. No podía moverse y rodaban sus lágrimas. Unas horas después, varias personas la arrastraron a la celda de la prisión. “Todos mis órganos me dolieron durante días. Todo mi cuerpo me dolía tanto que ni podía hablar. Con mi cerebro completamente bloqueado, solo podía preguntarme por qué me trataban así".

Sobrevivió de esa tortura por su voluntad de vivir. “Creo que Falun Dafa es inocente y que la enseñanza de Shifu es correcta. Decidí que debía salir viva de allí".

Esposada al piso con pesados grilletes

Mientras la mantuvieron en el centro de detención, los guardias usaron una brutal tortura para conseguir que les diera información sobre su compañero practicante y para que renunciara a sus creencias. La Sra. Zhu recordó repetidamente las enseñanzas del Maestro Li Hongzhi y su propia experiencia al hacer la práctica. Creía firmemente que no había nada de malo en seguir los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia de Falun Dafa.

Para quebrantar su voluntad, el guardia la encadenó al piso de cemento con grilletes de 30 a 40 libras (13 a 18 kg). No recordaba cuántos días estuvo allí sin moverse, con las pesadas cadenas presionando su piel. Solo podía mover la cadena un poco para aliviar el dolor.

Toda la superficie de sus pies se hinchó. El dolor y el entumecimiento se extendieron desde los tobillos hasta las rodillas y los muslos, y desde la piel hasta los huesos y temblaba involuntariamente. No existe lenguaje para describir el insoportable dolor que padeció.

Ilustración de tortura: tobillos con grilletes.

Aún más insoportable fue la humillación que sufrió. “Tuve que orinar frente a decenas de presos. Los guardias detrás del monitor vieron todo con claridad. Crecí en una familia acomodada. Trabajé en una empresa extranjera después de graduarme y nunca había experimentado este tipo de humillación. El PCCh solo quería que cada segundo me sintiera avergonzada".

El decimoquinto día, un prisionero llegó y se sorprendió al ver los grilletes. "¿Cómo puedes soportar esto?", le preguntó. El anillo de hierro había hecho un corte profundo en su carne desgarrando su piel. Sus pantorrillas estaban tan hinchadas como sus muslos. La Sra. Zhu se dio cuenta de que el prisionero sentía cierta simpatía por ella.

Bajó la voz y le dijo: “Debes tratar de caminar, aunque sea difícil. De lo contrario, tus piernas se arruinarán". Ella negó con la cabeza, indicando que no podía. Él dijo: “Es demasiado cruel. El preso condenado a muerte al otro lado del pasillo tiene grilletes, pero son mucho menos pesados y no tiene problemas para caminar... ¿Cómo pueden ser tan crueles con los practicantes de Falun Dafa?”.

Después de que le quitaron los grilletes, no podía caminar. Movía los pies lentamente, pero con cada movimiento sus piernas temblaran incontrolablemente. Temblando así, tenía que sostenerse en la pared para poder moverse, de paso en paso. Se dijo: “Debo salir viva de aquí. No puedo morir. La vida no puede ser así. Shifu me salvó de una enfermedad incurable y sobreviviré. No hice nada malo. Se supone que la gente tiene fe".

“Ese es el espíritu que me apoyó durante esos oscuros días”, recordó.

Manteniendo la bondad en su corazón

Después de dos años de tortura, seguía afirmando que no había hecho nada malo al practicar Falun Dafa.

Los guardias la encerraron en una habitación pequeña, de 6 a 9 m2 (20 a 30 pies cuadrados). Cuando otros dormían, los guardias la obligaban a que viera videos que difamaban a Falun Dafa y al Maestro Li Hongzhi, con el sonido al máximo. Si cerraba los ojos, la abofeteaba la persona asignada para vigilarla. En ese momento la Sra. Zhu tuvo un pensamiento: “El contenido de estos videos son falsificaciones difamatorias y no escucharé ni miraré. Shifu plantó la semilla de Verdad, Benevolencia y Tolerancia en mi corazón y no puedo permitir que la desarraiguen de mi corazón".

Bajo la destructiva persecución de largo plazo, su cuerpo se debilitó cada vez más, especialmente su audición. Tenía un zumbido constante en sus oídos y a menudo sufría dolores de cabeza y mareos. Solo podía acostarse en la cama durante 3 o 4 horas cada día, sin poder dejar de escuchar el fuertísimo ruido del video. No pudo dormir. Todo lo que podía hacer era acostarse y cerrar sus ojos para intentar relajarse.

Para obligarla a ceder, los guardias se turnaban para torturarla y lavarle el cerebro, en rondas que duraban 14 días. Intentaron alterar sus recuerdos de las mejores partes de su vida con la constante repetición de mentiras. La Sra. Zhu guardó cuidadosamente los fragmentos de sus recuerdos del pasado. Para evitar creer las mentiras, recordaba constantemente una y otra vez los altibajos de su vida: la repentina pérdida de su madre, asistir a las conferencias de Falun Dafa en persona y cómo Falun Dafa curó su enfermedad incurable, etc.

Alentada por su padre

Desde que la arrestaron en 2001, ella soportó continuas torturas físicas y mentales, pero nunca abandonó su fe. Como nunca se rindió, la policía no permitió que su familia la visitara. El 25 de abril de 2003 fue trasladada a la prisión de mujeres de la provincia de Guangdong para lavarle el cerebro en aislamiento. A finales de 2004, inesperadamente, los guardias le permitieron reunirse con su padre de 70 años.

Ese día la llevaron a una habitación. De repente se abrió la puerta y empujaron a su padre en una silla de ruedas. Estaba muy débil. Tan pronto como vio a su hija, le brotaron lágrimas. “Mi cerebro estaba totalmente en blanco. Mi padre lloraba y mi corazón estaba destrozado. Muchas escenas del pasado volvieron a mi mente”.

El padre de la Sra. Zhu tenía una cita con el médico ese día debido a su diabetes y presión arterial alta. Su condición era grave, pero aún en tal estado los agentes de la oficina 610 lo arrastraron a la prisión. Solo muchos años después de que la Sra. Zhu fue liberada, se enteró de que el propósito de la oficina 610 que organizó esa reunión era presionar a su padre para que la persuadiera de que renunciara a su fe.

La Sra. Zhu recordó: “Mi papá trabajaba en Macao para poder ganar lo suficiente para mantener mi educación universitaria. Sabiendo que había contraído cáncer de piel, mi familia gastaba cada centavo en mis tratamientos. Se sintió muy aliviado al saber que me había recuperado al practicar Falun Dafa. A menudo me decía que no es fácil conocer a una buena persona en la vida y que siempre debemos recordar a quienes nos han ayudado, pensar en la fuente y devolver el favor. Me dijo que el Maestro Li Hongzhi me salvó la vida. Debería ser una buena persona y apreciar la vida".

En la sala de recepción, la Sra. Zhu lloró mucho. Ella debería haber estado cuidando bien a su padre, sin embargo, fue encerrada en prisión por mantener su fe y decir la verdad. Se sentía tan culpable que tuvieron que llevar a su padre a la prisión a pesar de su edad. Ella bajó la cabeza y las lágrimas corrieron por su rostro.

Cuando miró a su padre casi se paraliza. “Vi a mi padre mirándome con ánimo en sus ojos. Podía sentirlo animándome a vivir”. En ese momento, la persona que estaba junto a su padre lo instó: “¡Dile! ¡Dile rápido!". Su padre miró a esa persona, negó con la cabeza y no dijo nada. Se veía triste y rápidamente se lo llevaron.

Dos años y diez meses de lavado de cerebro

Cuando la Sra. Zhu estaba en prisión, no supo que su esposo trató de apoyarla mientras ella luchaba por aguantar y resistir el lavado de cerebro. Le escribió muchas cartas animándola a ser fuerte y a no darse por vencida. Pero, lamentablemente, nunca recibió ninguna de sus cartas.

A principios de 2007 había estado recluida en régimen de aislamiento durante dos años y diez meses sometida a un intenso lavado de cerebro. Los guardias le negaron el acceso a cualquier persona o información externa. A veces ordenaban a los drogadictos que le leyeran en voz alta materiales calumniosos. Como sabían que su audición había sido dañada, le gritaban en los oídos. Entonces su vista también disminuyó. A menudo experimentaba palpitaciones, sudores fríos y pesadillas. Pero nada pudo modificar su fe.

Estaba física y mentalmente agotada por las torturas sufridas durante tanto tiempo. Pero a menudo recordaba la escena de escuchar las conferencias del Maestro Li en persona en 1994, y recordaba la felicidad de recuperar su vida. Durante los días más difíciles, se decía: “Yo personalmente experimenté el milagro. Shifu salvó mi vida para que pudiera convertirme en una persona moralmente recta”.

“La vida no siempre será tranquila. Siempre que uno encuentra dificultades, no debe olvidar los principios del ser humano. A menudo me lo recordaba y también suplicaba mentalmente por la ayuda de Shifu. Poco a poco, mi fuerza de voluntad se hizo más fuerte y mi corazón se llenó de esperanza".

Esperanza en el futuro

Sra. Zhu y su esposo.

En el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto de este año, la Sra. Zhu entregó un mensaje: “En los últimos 22 años, el PCCh ha estado persiguiendo implacablemente a los practicantes de Falun Dafa y a otras personas de fe, hasta el punto de sustraer sus órganos aun estando vivos. Hacemos un llamado a más personas en todo el mundo para que ayuden a poner fin de inmediato a la cruel persecución. El PCCh debe ser llevado ante la justicia y castigado severamente”.

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