(Minghui.org) Empecé a cultivarme en Dafa en 1997 y ahora tengo 53 años. Durante los últimos 23 años, he experimentado muchos altibajos. Los pensamientos comunes eran como montañas y las nociones humanas eran como grilletes oxidados, todos tratando de impedirme cultivarme hacia adelante. Bajo la guía del Maestro Li (el fundador), superé estas barreras y seguí avanzando con muchos tropiezos. Me gustaría compartir algunas de mis principales experiencias de cultivación.
Aprendí a cultivarme de verdad
Uno de nuestros practicantes locales fue encarcelado ilegalmente y fue perseguido en prisión. Comenzó a presentar síntomas de una grave enfermedad. Varios practicantes y su familia formaron un grupo para rescatarlo. Una vez, al conversar sobre lo que debíamos hacer, declaré que tenía en mente un plan elocuente y que estaba segura que mi declaración era sólida y correcta. Me sentía bien con lo que había dicho. Sin embargo, otro practicante me miró y dijo: "Usted tiene la mentalidad de necesitar lograr algo". Le contesté: "Si nadie lo hace, ¿esto se puede hacer solo?". No estaba de acuerdo con sus comentarios. El practicante me miró y no dijo nada.
Un mes después, luego de leer juntos el Fa, discutimos algunos temas que se debían resolver para el esfuerzo de rescate. Los practicantes expresaron sus opiniones. Cuando terminé de hablar, el mismo practicante volvió a decir: "Usted tiene la mentalidad de necesitar lograr algo". Otros practicantes estuvieron de acuerdo con él. Me di cuenta que tenía problemas a los que debía prestar atención. Pregunté: "¿Cuál es la mentalidad de necesitar lograr algo?". Nadie dijo nada.
Como no entendí bien su comentario y los demás practicantes no me dieron ninguna pista, me sentí confundida. De camino a casa, no dejaba de preguntarme cuál era mi problema. Sin embargo, no lograba entenderlo. Le rogué a Shifu mientras caminaba: "Shifu, por favor, deme una pista. No puedo entender cuál es la mentalidad de necesitar lograr algo".
De repente apareció una imagen en mi mente. En la imagen vi que estaba ocupada haciendo cosas sin mirar hacia adentro. En ese momento lo entendí de repente. Desde entonces, cuando me encontraba con un problema, lograba buscar la razón en mi interior. Este incidente se convirtió en un punto de inflexión en mi cultivación. Desde entonces, aprendí a cultivarme de verdad.
Cultivándome mientras aprendía a coordinar
Un practicante que era coordinador quería crear grupos de estudio del Fa en su zona. Me pidió que trabajara con él. Este trabajo parecía fácil, pero en realidad fue bastante difícil. Diferentes practicantes tenían diferentes situaciones y tenían diferentes pensamientos sobre el estudio del Fa en grupo. Algunos tenían miedo; otros tenían desacuerdos entre ellos; otros no estaban de acuerdo con la creación de grupos de estudio del Fa, y; algunos no podían venir debido a sus situaciones familiares. Hablamos con varios practicantes que estaban participando activamente en el esfuerzo de aclarar la verdad e hicimos un acuerdo inicial para invitar a los practicantes a reunirse para discutir la formación de grupos de estudio del Fa. Sin embargo, a la hora acordada, solo llegaron tres. Me sentí como si me hubieran echado agua fría de la cabeza a los pies.
Después nos enteramos que algunos practicantes no querían cooperar y no le avisaron a otros practicantes para que asistieran a la reunión, aunque habían acordado hacerlo. Me sentí irritada. El coordinador me recordó que debía mirar en mi interior si teníamos problemas y si confiábamos en que otros practicantes hicieran las cosas por nosotros. Los pensamientos rectos del coordinador me alertaron para que desechara mi pensamiento incorrecto de tener una mala opinión de otros practicantes. También me di cuenta que el pensamiento incorrecto procedía de mi envidia.
El coordinador y yo mantuvimos nuestros pensamientos rectos: "Debemos recorrer bien nuestros caminos. Shifu quiere que todo nuestro grupo se eleve, y no debemos confiar en que otros practicantes lo resuelvan por nosotros". Decidimos que debíamos hablar con cada uno de los practicantes del área para entender sus pensamientos y situaciones. A los que no estuvieran dispuestos a cooperar, no deberíamos tratarlos de forma diferente.
Visité a una anciana de 70 años en su casa. Su vida era difícil y estaba ocupada con un pequeño negocio para ganarse la vida. No tenía un ambiente para estudiar el Fa en casa. Me explicó su situación familiar; habló durante mucho tiempo en detalle sobre sus dificultades. Mientras la escuchaba, me puse impaciente y me enfadé un poco. Por suerte, pude contenerme y seguir escuchando.
Al cabo de un rato, me di cuenta que estaba alterada. Me alarmé por esto y me pregunté: "¿Por qué estoy alterada? ¿No vine a conocer su situación? ¿Cómo puedo conocer su situación si no la escucho?". Corregí mis pensamientos y calmé mi mente. En ese momento, ella ya había terminado de hablar. De acuerdo con su situación, la integré a un grupo de estudio del Fa a una hora que se ajustaba a su horario.
Era tarde cuando salí de su casa. En el viaje de regreso a casa, recordé los pensamientos que tuve y lo que dije mientras la visitaba. Busqué en mi interior: "¿Por qué estaba molesta?". Me di cuenta que tenía la mentalidad de necesitar cumplir las cosas y estaba impaciente. Detrás de la impaciencia estaba el egoísmo; si algo no salía como yo quería, me sentía infeliz. Estaba centrada en mí y no era compasiva. Envié pensamientos rectos para corregirme. Era muy tarde cuando llegué a casa, pero me sentía completa.
Después de más de dos meses de esfuerzo, habíamos visitado a todos los practicantes locales y habíamos formado grupos de estudio del Fa en la zona. Los practicantes locales se incorporaron a los grupos para estudiar el Fa juntos y mejorar en conjunto.
Un día fui a la casa de una practicante para unirme a su grupo de estudio del Fa. La practicante dijo que había escuchado que su casa era vigilada y que estaba preocupada. Todos los practicantes del grupo compartieron sus pensamientos sobre la situación. Estuvimos de acuerdo en que esto se produjo porque teníamos una mentalidad de miedo, y buscamos dentro de nosotros mismos. El ambiente en el lugar de estudio de Fa estuvo tranquilo. Otra practicante sugirió que podíamos trasladar el grupo de estudio Fa a su casa para reducir la presión sobre la practicante cuya casa estaban utilizando actualmente. Mientras observaba los cambios en estos practicantes, agradecí a Shifu desde el fondo de mi corazón. Me alegré de haber podido participar en el esfuerzo de crear estos grupos de estudio del Fa.
A través de esta experiencia, aprendí a coordinar. En el proceso de coordinación, si uno puede caminar por el camino correcto —considerar primero a los demás, tolerar los desacuerdos de otros practicantes, buscar la razón en el interior y mantener pensamientos rectos cuando se enfrentan a las dificultades, el resultado será bueno—. Shifu nos guiará hacia un camino brillante.
Eliminando un apego fundamental
En julio de 2020, el perverso partido comunista chino (PCCh) comenzó otra ola de persecución contra los practicantes de Falun Dafa. La gente de la oficina de la comunidad llamó a mi hijo para buscarme. Cuando mi hijo me lo dijo, me alteré tanto que no podía ni comer. Durante estos años, me he esforzado mucho para eliminar mis apegos. Hubo algunos apegos que no pude desechar rápidamente, así que les presté atención y seguí trabajando para eliminarlos. ¿Qué apego utilizaban las viejas fuerzas para perseguirme esta vez?
Recordé cuando la policía me buscó a través de mi hijo la primera vez. Mi hijo me dijo: "¡Mamá, váyase a algún lugar! No deje que la atrapen". Pensé: "¿Adónde voy a ir? Si no me deshago de mi apego, vaya donde vaya las viejas fuerzas me encontrarán. Debo cultivar mi mente". Descubrí que estaba apegada a la comodidad, y deseché mucho de eso. ¿Cuál es el apego esta vez?
Compartí mi situación con otros practicantes en nuestro grupo de estudio del Fa. Empecé a hablar sobre cómo el perverso PCCh ha usado la plaga para perseguir a la gente. Un practicante señaló que me había desviado hacia otro tema. Dejé de hablar. Más tarde, después del estudio de Fa grupal, me encontré con una practicante y hablé con ella sobre lo que sucedió en el estudio del Fa. Dijo que yo tenía una mentalidad de desagrado hacia el PCCh. Pensé en eso y acepté que tenía razón. Cada vez que hablaba del PCCh, quería maldecirlo. Seguí buscando en mi interior: "¿Qué apego tengo detrás de esa mentalidad?". Me di cuenta que la maldad del PCCh interfería en mi vida. Estaba apegada a la vida cómoda de una persona común y corriente.
Mirando hacia atrás, había vivido en la miseria desde que era niña. Mi padre me pegaba y regañaba a menudo. Mi matrimonio también fracasó. En el fondo, había deseado una vida tranquila y cómoda. Me di cuenta que era un apego fundamental escondido en lo más profundo de mi mente. Durante los dos últimos años, después de no poder obtener tarjetas telefónicas para llamar a la gente y aclararles la verdad sobre Falun Dafa y la persecución, me relajé y llevé una vida cómoda. No era tan diligente como antes.
Después de encontrar este apego fundamental, me sentí muy aliviada. Al mismo tiempo, las enseñanzas de Shifu resonaron en mi mente:
“’Soy dizi de Li Hongzhi, no deseo otros arreglos ni los reconozco’; entonces ellos no se atreverán a hacer eso. Por lo tanto, todo puede ser resuelto. Cuando realmente pueden hacer eso, no solo diciéndolo, sino poniéndolo en acción, Shifu definitivamente intercederá por ti” (Exponiendo el Fa durante el Festival de la Linterna, 2003).
Estaba decidida a eliminar este apego y a rechazar la interferencia y la persecución de las viejas fuerzas.
Al recordar mis más de 20 años de cultivación, experimenté muchas tribulaciones. Algunas las superé bien y otras con mucha dificultad. Estas fueron algunas de las experiencias más críticas que me ayudaron a fortalecer mis pensamientos rectos y a eliminar mis nociones humanas.
Gracias, Shifu, por su salvación. Gracias, compañeros practicantes, por recordarme que debo buscar en mi interior la causa de cualquier tribulación.