(Minghui.org) Desde el inicio de este invierno, las variantes de coronavirus se han extendido por todo el mundo, afectando a más de 80 países. La situación en China, sin embargo, parece relativamente suave. Las autoridades chinas han afirmado que en los últimos meses solo han habido más de 1000 casos, incluyendo dos muertes.
Debido al masivo encubrimiento, la censura y la desinformación del partido comunista chino (PCCh) sobre el brote de coronavirus, mucha gente se refiere a la enfermedad como el virus del PCCh. La situación reciente, sin embargo, es algo desconcertante: ¿cómo es posible que esta enfermedad trate bien al PCCh mientras golpea tan fuertemente a otros países?
Al mismo tiempo, el PCCh ha estado defendiendo activamente su enfoque de tres vertientes para controlar la pandemia, es decir, bloqueo y aislamiento, pruebas generalizadas y vacunación. Este enfoque ha dejado la impresión en muchos chinos que es más seguro en China que en otros países y que el PCCh ha sido eficaz en el control de la enfermedad.
¿Será cierto que el virus es fácil de controlar en China y que solo copiando al PCCh otros países podrán mantener la pandemia bajo control?
Sabemos que las plagas existen desde hace miles de años. Casi siempre han llegado con poco aviso y luego han desaparecido misteriosamente sin explicación. Del mismo modo, hay muchas incógnitas sobre la actual pandemia. Como explicaremos a continuación, si no se abordan las cuestiones fundamentales de por qué surgió la pandemia y en dónde se extendió, el "éxito" que afirma el PCCh podría ser limitado y de corta duración. En lugar de seguir ciegamente al PCCh, un mejor enfoque por parte de los países occidentales debería ser identificar la raíz de la catástrofe y resolverla fundamentalmente.
El costo de la experiencia de Wuhan
Al PCCh se lo conoce por violar los derechos humanos. Del mismo modo, la forma en que ha afrontado la pandemia también tendrá graves consecuencias. Zhang Wenhong, director de Enfermedades Infecciosas del Hospital Huashan de Shanghái, dijo recientemente que el enfoque del PCCh para combatir el coronavirus es como perseguir ratas en una tienda de porcelana, refiriéndose al alto precio de dicha persecución.
En un reciente video, Zhang señaló además que las políticas chinas para el control de la epidemia han generado una tensión excesiva. "Si la vida no vuelve pronto a la normalidad, quizá se produzcan colapsos mentales", explicó.
Puede ser difícil para las personas del exterior comprender plenamente el dolor que causa el bloqueo al estilo militar del PCCh. Después que la comunidad de Ronghui, en Beijing, fue catalogada como zona de alto riesgo, trataron de la misma manera a muchas comunidades vecinas. Así reaccionaron algunos: "Llevamos casi un mes obligados a quedarnos en casa", escribió una persona en las redes sociales. "¿Cuándo terminará esta pesadilla?". "Si a esto llaman seguridad, se basa en la pérdida de libertad de decenas de miles de personas", añadió otra persona.
La situación fue similar en otras regiones. Incluso después que la ciudad de Nangong, en la provincia de Hebei, fue reducida a zona de bajo riesgo el 8 de febrero, las autoridades dijeron que los residentes no recibirían un pase médico hasta el 15 de febrero, cuando toda la comunidad estuviera libre de nuevos casos. "Desde el 3 de enero no podemos salir de casa y la basura se ha acumulado como una colina", escribió Chen. "Intenté salir una vez a buscar medicinas para mi recién nacido de 11 días. Pero el equipo de la Unidad de Armas y Tácticas Especiales (SWAT) me hizo regresar a casa".
El estrés mental y la ansiedad se han disparado. En algunas zonas se han producido suicidios y homicidios, y los residentes aislados han llegado al extremo de matar a los guardias voluntarios para salir de sus complejos residenciales cerrados. Como la campaña antipandémica se ha convertido en una tarea política, se está llevando a cabo como un esfuerzo militar, similar al de la revolución cultural, y una de las consecuencias es que casi todos se han convertido en víctimas. A veces, la relación entre los residentes en cuarentena y quienes los vigilan es como la de los enemigos de la lucha de clases. Algunos ciudadanos corrientes celebraron el cierre excesivo sin darse cuenta de la ideología comunista subyacente y de su brutalidad. Algunos incluso elogiaron las medidas extremas adoptadas en Corea del Norte, donde los infectados por la enfermedad serían ejecutados.
Pero, ¿es este modelo de control de la pandemia un éxito o una tragedia? En las últimas décadas, el PCCh ha matado unos 80 millones de vidas para impulsar su agenda. Una partícula de polvo de la gigantesca maquinaria política se puede convertir en una montaña cuando cae sobre un ciudadano corriente. La verdad es que, aunque elogiemos la aparente "eficacia" de las medidas de control de la pandemia del PCCh, ¿quién sabe si un día nos convertiremos en sus víctimas y seremos aplastados sin piedad? En otras palabras, la persona que sea objeto de una cuarentena probablemente no estará de humor para entonar las alabanzas a la política de bloqueo.
Las limitaciones del aislamiento
Además del costo, puede que la campaña de control de la pandemia del PCCh no sea tan eficaz como se afirma. Zhong Nanshan, un alto funcionario de salud del PCCh, también lo ha admitido. En un discurso del 13 de enero, dijo que, cuando el gobierno aumenta el nivel de riesgo de coronavirus un nivel, podría reducir la tasa de infección en un 20 o 30%, lo que demuestra el efecto limitado de las medidas de prevención teniendo en cuenta el costo de los cierres.
La situación real va más allá del número de casos confirmados. En China, algunas veces el virus no se detecta hasta la undécima prueba. Esto demuestra que el número real de casos podría ser mucho mayor que el que se ha notificado. Además, muchas personas infectadas por la enfermedad no mostraron síntomas. Cuando se combinan, estos dos factores podrían apuntar a una posibilidad extrema.
De hecho, según los patrones y las posibles rutas de infección, parece que el virus no ha dejado de propagarse desde su aparición en Wuhan a finales de 2019. Si ese es el caso —como debió suceder con numerosas plagas en la historia— y el virus irrumpe repentinamente en todas las regiones al mismo tiempo, entonces ¿qué se podría hacer para combatir la enfermedad? Si lo que dijo Zhang Wenhong sobre la persecución de ratas en una tienda de porcelana es cierto, cuando incontables ratas entran en una tienda de porcelana al mismo tiempo, ¿no llevaría esa persecución a un desastre total?
Estas preocupaciones son legítimas, sobre todo porque las autoridades chinas aún no han dado una explicación convincente sobre los casos esporádicos que han surgido en varios lugares del país. A menudo, los funcionarios del PCCh atribuyen los nuevos casos a la importación de viajeros o de alimentos congelados. Zhang dijo que la posibilidad de propagar la enfermedad a través de los alimentos congelados es menor que la de un accidente aéreo, es decir, es esencialmente insignificante. En cuanto a la otra teoría, a juzgar por el número de viajeros o la frecuencia de los vuelos, los centros de transporte aéreo, las instituciones relacionadas con los asuntos exteriores o la educación serían los más afectados. Pero la realidad es que estos nuevos casos se encontraron a menudo en el campo o en pequeñas ciudades de la provincia de Sichuan, la provincia de Hebei o el noreste de China, donde hay muy pocos (si es que hay alguno) visitantes de fuera del país.
Las teorías del PCCh para explicar los nuevos casos, al igual que sus numerosas versiones sobre el paciente cero y la vía de transmisión del virus, han engañado a mucha gente que se ha perdido en el laberinto y no ha buscado la verdadera raíz del virus.
Lecciones de la historia
Se puede aprender mucho de la Peste Negra. En 1347, la enfermedad viajó a París y luego a Gran Bretaña, antes de atacar a otros países. En varios años, mató a 25 millones de personas, aproximadamente un tercio de la población de Europa. Los médicos se desesperaron al no poder ofrecer ayuda.
Los científicos creen que la enfermedad comenzó en Asia y se extendió a Europa. Pero sigue siendo un misterio cómo pudo propagarse tan rápidamente y estallar en varias zonas al mismo tiempo, dado que en aquella época no existía el transporte aéreo.
Plagas similares han aparecido y desaparecido misteriosamente en China. En octubre de 1910, estalló una plaga en Manchuria (noreste de China). Lian Wude, epidemiólogo de la Universidad de Cambridge, implantó el sistema de cuarentena en la zona infectada de Fujiadian. A partir del 13 de enero de 1911, la dinastía Qing detuvo las operaciones ferroviarias en la región y envió fuerzas militares para detener a los viajeros que llegaban. También se aplicaron medidas de prevención y control en las provincias cercanas. Como la enfermedad estaba asociada a las ratas, se lanzó una campaña masiva para erradicarlas, matando unas 81.000 ratas solo en Fengtian (actual ciudad de Shenyang, provincia de Liaoning).
Pero la enfermedad continuó. Cada día morían entre 40 y 60 personas en Fujiadian, a veces hasta 183 al día. Después, la pandemia se detuvo misteriosamente a finales de marzo, después de haber cobrado 60.000 vidas en 6 meses.
Los científicos creen que la Peste Negra fue causada por variantes bacterianas. "Solo unos pocos cambios genéticos fueron suficientes para convertir un bicho estomacal ordinario en la bacteria responsable de la peste", según un artículo de Scientific American de noviembre de 2015 titulado "Los genes mutantes detrás de la peste negra".
Pero los virus, en cambio, tienen una tendencia mucho más alta a mutar, lo que los hace más propensos a producir nuevas variantes que causen enfermedades. Para empeorar las cosas, los científicos descubrieron que un litro de agua de mar suele contener unos 100.000 millones de virus. Esto suma 1031 virus en la tierra, 15 veces el número total de todas las criaturas en todos los océanos del mundo.
Frente a estos desafíos, la ciencia y la tecnología modernas parecen ofrecer una ayuda limitada para combatir las plagas. Esto ha convencido a algunos estudiosos de que la humanidad no puede burlar a la naturaleza, incluidos los virus.
Plagas: El azote de Dios
En la antigüedad y en la cultura tradicional china, generalmente se cree que las plagas surgen cuando la humanidad se ha desviado de las normas morales adecuadas.
Caecilian (o Caecilianus) en el antiguo Imperio Romano, por ejemplo, describió las plagas de la época como resultado de la persecución a los cristianos.
Estudiosos de la Universidad de París consideraron que la Peste Negra que comenzó en marzo de 1345 fue el resultado de "una triple conjunción de Saturno, Júpiter y Marte en el grado 40 de Acuario, ocurrida el 20 de marzo de 1345". También se observaron otros fenómenos atípicos como terremotos, inundaciones, cometas y eclipses solares.
El historiador Gregorio de Tours, documentó una serie de fenómenos durante los años de la peste, incluyendo luces brillantes que aparecían alrededor del sol como si los cielos estuvieran en llamas. Otros informes de Francia mencionan un cielo nocturno brillantemente iluminado, como si fuera de día, y criaturas inmensas, parecidas a dragones, que flotaban por la ciudad y bajaban al mar, que precedió a un brote inmediato de la peste en la zona. Muchos informes históricos sobre las plagas mencionan una niebla maloliente que precede al brote. Al mismo tiempo, se informó de extrañas luces brillantes en el cielo desde múltiples lugares.
De forma similar a la triple conjunción de planetas de la Peste Negra, hubo una alineación de seis planetas (el sol y la luna, Saturno, Júpiter, Venus y Mercurio) entre el 10 de febrero y el Año Nuevo Lunar Chino, el 12 de febrero de 2021. Este fenómeno solo ha ocurrido 7 veces en los últimos 4.000 años.
Una alineación similar de 6 planetas también ocurrió en mayo de 2000, varios meses después de que el PCCh comenzara a reprimir a Falun Dafa, un sistema de meditación basado en los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. La campaña, en la que decenas de millones de practicantes inocentes han sido perseguidos por su fe, es probablemente la mayor supresión a los derechos humanos en los tiempos modernos.
Otro acontecimiento que ocurrió alrededor de mayo de 2000 fue el apoyo sin precedentes de Estados Unidos para fomentar el crecimiento de la China comunista. En su último año de mandato, el expresidente estadounidense Bill Clinton pidió al Congreso que le ayudara a cambiar la política comercial con China por la de relaciones comerciales normales permanentes (PNTR). En mayo de 2000 se introdujo una legislación, que posteriormente fue aprobada, despejando el camino para que China ingresara en la OMC en 2001.
Veinte años después, la China comunista se ha convertido en una potencia mundial de primer orden, dándole un impulso sin precedentes para promover su ideología comunista a nivel mundial. Su fuerte economía y su propaganda han dominado la escena internacional, incluyendo organizaciones mundiales como la OMC. Cuando llegó la pandemia del coronavirus, prácticamente ningún país o gobierno ha tenido la capacidad de defenderse de la tragedia. Hasta ahora, más de un millón de personas se han contagiado de la enfermedad, con un balance de más de 200.000 muertos. Aproximadamente una cuarta parte de esas muertes se han producido solo en Estados Unidos.
De regreso al camino
La gente suele hablar de aprender de la historia, pero es más fácil decirlo que hacerlo.
En la antigua China, había una historia muy conocida que se llamaba Nan Yuan Bei Zhe (Mirar al sur mientras se viaja al norte). Una persona planeaba viajar al sur, al reino de Chu, cuando otros le dijeron que iba en la dirección equivocada. Él simplemente lo descartó. "Mi caballo corre muy rápido... Tengo más que suficientes recursos... mi cochero es muy hábil", se vanaglorió. La verdad es que cuando uno se dirige en la dirección equivocada, la tecnología y las habilidades avanzadas ofrecen poca ayuda.
En las últimas décadas, el PCCh ha reprimido a la gente económicamente, ha destruido la cultura tradicional, ha privado a las personas de su libertad y ha socavado su fe. Si esta situación se extendiera por todo el mundo —como la adopción de un programa socialista en Estados Unidos—, el PCCh sería aún más temerario al convertir a la gente de todo el mundo en víctimas del comunismo.
Tanto en la antigua China como en las sociedades occidentales, la gente solía arrepentirse de sus malas acciones cuando se producían plagas u otras catástrofes, con la esperanza de aprender de sus errores y volver al buen camino. Si descartamos esta posibilidad y continuamos por el camino equivocado, lo que viene podría ser aún más terrible.
Aquí hay un ejemplo que lo explica. En la antigua China, la gente creía en la armonía del cielo, la tierra y la humanidad. Es decir, cuando una persona o una comunidad es moralmente corrupta, surgen desgracias, enfermedades o plagas. Si solo queremos combatir la desgracia centrándonos en los factores superficiales sin abordar la causa de fondo, simplemente no funcionará.
Es como una comunidad en la que muchos padres apuestan, beben, trafican y consumen drogas, o tienen comportamientos sexuales desviados. Los niños que crecen en una comunidad así adoptarán los malos hábitos de sus padres y harán lo mismo. A su vez, los padres pueden limitarse a castigar a sus hijos para evitar que hagan cosas malas. Pero, ¿se convertirán esos niños en mejores padres de forma natural? Probablemente no.
El PCCh es como esos padres corruptos de esa hipotética comunidad, y el virus es como los niños problemáticos que crecen en esa comunidad. Limitarse a poner en cuarentena a los niños problemáticos no mejoraría las cosas. Hay que apuntar a la raíz del problema para tratarlo.
La represión que el PCCh ha ejercido en la gente, especialmente la persecución a Falun Dafa durante las dos últimas décadas, ha ocasionado millones de muertes. Según la cultura tradicional china, cuando el gobernante comete pecados imperdonables, pueden aparecer plagas u otras desgracias. Muchas personas han renunciado al PCCh y ahora apoyan a los inocentes, incluidos los practicantes de Falun Dafa. Eso les ayudará a evitar ser responsables cuando llegue el momento en que el PCCh sea juzgado por sus crímenes.
En resumen, la causa y la propagación del virus están fuera del control en la humanidad. Lo que sí podemos controlar son nuestras normas morales y nuestro comportamiento. Desde la tradición china hasta la cultura occidental, se cree que, a pesar de todo este caos y tragedia, somos observados y seremos rescatados por los dioses. Pero eso se basa en la premisa de si somos fieles a nuestra conciencia y somos virtuosos. Al fin y al cabo, lo divino solo puede ayudar a quienes están dispuestos a ayudarse a sí mismos. Esperamos que más personas puedan ver a través de los verdaderos colores del PCCh y cortar los lazos con él para mantenerse a salvo durante la pandemia.