(Minghui.org) La mayor parte de mi infancia transcurrió entre el miedo y la huida. Mis dos padres practicaban Falun Gong y mi padre fue encarcelado ilegalmente durante ocho años por su fe. Apenas 13 días después de ser liberado, murió en el hospital y nos dejó para siempre.
Mi madre fue arrestada cuatro veces, y algunas de esas veces, la liberaron solo porque estaba al borde de la muerte. Durante ese período de persecución, en menos de 100 días, mi madre perdió a cuatro de sus familiares más cercanos, incluidos mi padre, mi tío, mi abuelo y mi abuela. No hay palabras que puedan describir el sufrimiento de mi madre. En ese momento yo solo tenía ocho años. Estaba tan asustada que solo podía esconderme en un rincón y llorar sola.
Mis padres detenidos
En 2001, mi mamá y mi papá fueron detenidos por oficiales de la estación de policía de Shengli en la ciudad de Shenyang, provincia de Liaoning, por imprimir material que contenían hechos sobre Falun Gong. Este caso fue considerado como uno de los principales casos a nivel nacional, de impresión de material sobre Falun Gong. Mi padre fue condenado ilegalmente a ocho años de prisión. Apenas 28 días después de la detención ilegal, mi madre se enteró de que estaba embarazada, por lo que fue puesta en libertad bajo fianza en espera de juicio.
Mamá y papá fueron golpeados por la policía cuando los arrestaron. No sabían que mamá estaba embarazada de mí. La golpearon en la cabeza, la cara y la espalda. La golpearon tan brutalmente que se sintió mareada, vomitó y tenía zumbido en los oídos. Se le ordenó permanecer en cuclillas sin moverse durante toda la noche. Afortunadamente, ella no abortó, o yo no habría venido a este mundo.
Puedo recordar haber visto a mi padre solo dos veces, en total solo 13 días. Nunca pude conocer a mi padre antes de perderlo para siempre. Siempre que veía a otros niños con sus padres, los envidiaba y deseaba tener un padre también. Pero solo podía mirar las fotos de mi papá con frecuencia.
Durante esos ocho años, los miembros de nuestra familia, fuimos a la cárcel a ver a mi padre, pero la mayoría de las veces no nos permitían verlo. Como la prisión sabía que mi madre, mis abuelos maternos y mis abuelos paternos practicaban Falun Gong, nos ordenaban maldecir a Falun Gong y a su fundador como condición para ver a mi papá. A veces decían que no podíamos verlo porque no había abandonado Falun Gong y estaba bajo confinamiento estricto.
La primera vez que vi a mi papá fue cuando yo tenía siete años, y finalmente nos permitieron verlo en prisión a mi mamá y a mí. Aunque estaba muy delgado, estaba de buen humor. Estaba emocionado de verme y quería abrazarme. Aunque sabía que era mi padre, él era un extraño para mí y tuve miedo de dejar que me abrazara. Esto se ha convertido en mi eterno arrepentimiento.
La muerte de mi padre
La segunda vez que vi a mi padre fue cuando lo liberaron después de terminar sus ocho años de prisión. Nos quedamos totalmente consternados cuando lo vimos. Apenas pudimos reconocerlo, por haber sido torturado tan gravemente, en la prisión de Dongling en Shenyang en su último año de prisión. Su cabello se había tornado blanco, y su cuerpo estaba delgado y lleno de cicatrices. Las heridas en las rodillas y los tobillos no habían sanado y tenía marcas de estrangulamiento en el cuello. Su abdomen mostraba las marcas de descargas eléctricas. Tenía dificultad para respirar.
También estaba en un estado de confusión mental, recuperando la lucidez a ratos y luego otra vez confusión. Por la noche, de repente erguía la cabeza y se sentaba en cuclillas entre la pared y la puerta, con muchísimo miedo. Nosotros llorábamos y tratábamos de darle tranquilidad, diciéndole que no tuviera miedo, diciéndole que ya estaba en casa.
La familia le preparó todo tipo de comida deliciosa, pero no pudo comerla. Finalmente lo llevamos al hospital. El médico lo examinó y trató de extraer sangre, pero sin éxito. Papá murió en el hospital debido a una insuficiencia en sus órganos, a pesar de los esfuerzos por salvarlo. Cuando murió, gritó: “¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad, Benevolencia, Tolerancia es bueno!". El abuelo lo abrazó y papá murió en sus brazos.
Él tenía 36 años solamente y mis abuelos tuvieron que padecer su muerte a tan corta edad. Lo que mi madre y yo habíamos estado esperando durante esos ocho años resultó ser un golpe devastador.
Buscando justicia
A fin de desagraviar esta injusticia, mi madre fue a todas partes para presentar una demanda. Fue a la ciudad natal de mi padre para buscar ayuda de otros aldeanos y presentar una denuncia conjunta, y le pidió a un abogado que apelara mediante procedimientos legales. Como respuesta recibió, una amenaza de arresto.
Ya que 376 personas de la ciudad natal de mi padre firmaron públicamente una carta conjunta en apoyo de la búsqueda de justicia de mi madre, todo el gobierno de la provincia de Liaoning y Zhou Yongkang, el secretario del comité central de asuntos políticos y legales se escandalizaron tanto, que él personalmente ordenó el arresto de mi madre.
Como no encontraron a mi madre, se llevaron a mi tío, que no practicaba Falun Gong. Además, amenazaron a los aldeanos para que no participaran en los asuntos de nuestra familia. Suspendieron la licencia de nuestro abogado y se ordenó a todos los miembros de su bufete de abogados que escribieran declaraciones de arrepentimiento. Se les ordenó que no tomaran el caso de mi padre.
La policía rastreó y observó a mi madre, y fue arrestada por agentes vestidos de civil en Shenyang y detenida en la estación de policía durante la noche. La liberaron porque tenía convulsiones y su vida corría peligro.
La persecución continuó
Desde los ocho años, nunca tuve una vida estable. Cuando llegué al tercer grado, ya había sido obligada a cambiarme cuatro veces de escuela. Después vivía en la escuela. Los sábados y domingos, los amigos de mi madre, venían a recogerme, aunque no siempre venía la misma persona.
Mi cuarta escuela fue la Escuela de los Leones de Shenyang. La mayoría de mis maestros eran practicantes de Falun Gong. Los profesores eran muy cariñosos y me cuidaron muy bien, y mis compañeros también eran muy amables. Podía ver a mi madre los fines de semana. Como buscaba justicia para mi padre, mi madre pasó mucho tiempo en Shenyang. Yo estaba muy feliz en la escuela. Pensé que esta vez finalmente tenía un lugar estable para vivir y estudiar.
De todas formas, el miedo no me abandonó. Recuerdo que un día de agosto de 2012, una compañera de clase dijo que vio una noticia en Minghui.org, que decía que la esposa de Xu Dawei (mi padre) había sido arrestada. Estaba tan asustada que no sabía qué hacer. Corrí al balcón y lloré. Mis compañeros salieron corriendo y me preguntaron qué pasaba. Dije: “¿Qué debo hacer? Mi madre fue arrestada y mi padre fue perseguido hasta la muerte. ¿Voy a ser una huérfana? ¡No tengo nada!". Le pregunté a la maestra si realmente habían arrestado a mi madre. La maestra me consoló y dijo: "Tu madre está bien". Pero mi madre fue realmente arrestada. Muchos días después, mi madre moribunda fue liberada. Tuve tanta suerte de no quedarme huérfana.
El 22 de octubre de 2013, agentes de policía llegaron a nuestra escuela y arrestaron a muchos de los maestros y directores que practicaban Falun Gong. Varios compañeros de clase y yo salimos corriendo y escapamos.
Más tarde me enteré de que la policía se llevó a muchos de mis compañeros. Entre ellos, uno de los niños, Ba Guan, estuvo detenido durante muchos días. La policía no lo dejó dormir durante cuatro días y le ordenó que acusara a los maestros e informara a quiénes habían contactado los maestros, después les impusieron cargos a los maestros. Estaba aterrorizado y murió de un colapso mental después de regresar a casa. Más tarde, Minghui.org informó sobre la muerte de mi compañero de clase.
Por mucho tiempo después de eso, con frecuencia me despertaba con pesadillas y alguien tenía que tomar mi mano para que pudiera dormirme por la noche. Después de que pasó todo esto, ya no pude asistir a mi escuela favorita. La policía puso a mi madre en la lista de las personas buscadas, por el caso de mi padre. La policía también me buscaba por el proceso de la escuela. Mi madre y yo nos quedamos sin hogar.
Obligadas a huir de China
En febrero de 2014, mi madre y yo, de 12 años, nos vimos obligadas a huir a Tailandia. Pero incluso después de llegar a Tailandia, no vivimos sin miedo. Bajo la presión económica del PCCh, el gobierno de Tailandia también arrestó a los practicantes de Falun Gong en los lugares donde rentábamos. Mi madre y yo casi fuimos capturadas por la policía tailandesa y enviadas a la prisión de inmigración. En los tres años que estuvimos en ese país, la policía tailandesa arrestó a casi 30 practicantes de Falun Gong e incluso trató de repatriarlos debido a sus creencias.
Ahora soy muy afortunada de haber sido aceptada por el gobierno de los Estados Unidos para vivir en los Estados Unidos. Ya no tengo que preocuparme por la persecución. Puedo creer en Falun Gong libremente, ir a la escuela libremente y defender libremente a las personas perseguidas.
Sin embargo, la persecución en China continúa y muchos niños todavía padecen el mismo miedo que yo tuve antes. Algunos se han quedado huérfanos, otros han sido separados por la fuerza de sus padres y otros han sido desplazados y no pueden regresar a sus hogares. Algunos niños no pueden asistir a la escuela y algunos niños son discriminados. Esto debe detenerse de inmediato. Hacemos un llamado a las buenas personas y a los gobiernos de todos los países a tomar medidas efectivas para ayudar a detener esta persecución.
Gracias por su atención.