(Minghui.org) Una persona del condado de Qu, en la provincia de Sichuan, lleva casi un año y medio incomunicada desde que fue detenida el 24 de abril de 2020 por su fe en Falun Gong, una disciplina para mejorar cuerpo y mente perseguida por el régimen comunista chino desde 1999.

La familia de Hu Yurong ha preguntado por ella en repetidas ocasiones en la Estación de Policía de Baocheng y en la Oficina de Seguridad Nacional del Condado de Qu, pero no ha tenido éxito. Devastado, su padre falleció. Ahora su anciana madre, al vivir sola, se ve obligada a luchar por sus propios medios.

Durante un periodo de casi 15 años, antes de su último arresto, la Sra. Hu había sido detenida en repetidas ocasiones por defender su fe.

Cuando empezó la persecución, el director de la Escuela Secundaria de Lhasa, en el Tíbet, donde trabajaba la señora Hu, intentó obligarla a renunciar a su fe en Falun Gong. Ella se negó a hacerlo y fue condenada a seis meses de trabajos forzados en octubre de 1999.

Poco después de ser liberada, fue a Beijing en septiembre de 2000 con su hijo de 18 meses a cuestas para apelar por el derecho a practicar Falun Gong. Fue detenida en la Plaza de Tiananmén y retenida en el Centro de Detención Nro. 2 de Beijing durante dos meses. Los guardias la golpearon y le introdujeron palillos de bambú debajo de las uñas. Estaba cubierta de moretones y su ropa estaba manchada de sangre.

El Tribunal de Lhasa la condenó a cinco años de prisión en enero de 2001. La obligaron a realizar trabajos intensivos no remunerados, la torturaron y la maltrataron verbalmente mientras cumplía su condena en la Prisión de Beijiao, en Lhasa.

Un año después de su liberación en diciembre de 2006, la escuela despidió a la Sra. Hu y la envió de regreso a su ciudad natal en Sichuan.

Fue detenida por la policía y encarcelada durante 15 días en el condado de Qu en julio de 2007.

Docenas de policías irrumpieron en su casa e intentaron detenerla el 1 de octubre de 2007. Tras escapar, registraron la casa de sus padres, a quienes detuvieron junto con su hermano para ser llevados a la Estación de Policía de Baochengxiang, en donde fueron interrogados. Se convocó a más de cien aldeanos para que se turnaran en la vigilancia de la casa de sus padres durante siete días. La policía regresó a registrar la casa varias veces, confiscando sus teléfonos móviles y prohibiéndoles contactar con nadie.

Hu fue detenida dos semanas después, cuando regresó a su casa. La policía de Sichuan la llevó de vuelta al Tíbet. Le esposaron las manos y los pies durante el viaje de cuarenta y ocho horas y no le dieron nada de comer.

La Sra. Hu regresó a Sichuan el 10 de enero de 2008 para pasar el Año Nuevo Chino con su familia. El 10 de febrero de 2008, tres días después del Año Nuevo Chino, la policía la detuvo y la internó en el Campo de Trabajos Forzados para Mujeres de Nanmusi, en Sichuan, durante dos años y medio.

Los guardias instigaron a las reclusas a golpearla, privarla del sueño y negarle el uso del baño. También la mantuvieron en aislamiento, le ataron las manos y los pies y la colgaron de las muñecas. La hicieron pasar hambre durante seis días. En otra ocasión, los guardias la obligaron a llevar pantalones cortos en invierno y a arrodillarse durante 24 horas.

Solo unos meses después de que la Sra. Hu fuera puesta en libertad, fue detenida de nuevo el 26 de noviembre de 2010, mientras buscaba trabajo. La policía la golpeó y la arrastró a un coche de policía sin marcas.

La torturaron en el Centro de Detención del Condado de Qu y luego la llevaron al Hospital Psiquiátrico de Dazhou, donde le inyectaron drogas desconocidas y la alimentaron a la fuerza.

El Tribunal del Condado de Qu condenó a la Sra. Hu a siete años de prisión el 23 de agosto de 2011, basándose en relatos inventados de funcionarios del pueblo que la acusaban de distribuir materiales informativos de Falun Gong. Fue trasladada a la Prisión de Mujeres de Jianyang el 8 de diciembre.

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