(Minghui.org) Me gustaría contarles algunas de las experiencias profundamente conmovedoras que he tenido después de que comencé a practicar Falun Dafa, hace más de 20 años.
El 4 de enero de 1998, tomé prestado el libro Zhuan Falun de una colega, por un capricho. Traté de terminar de leerlo en una noche, pero no pude. Al día siguiente, le dije que no le podía devolver el libro porque aún no lo había terminado. Seguí leyendo, y mi esposo me preguntó por qué estaba tan intrigada con este libro.
Dijo que Falun Dafa no alienta a las personas a practicar para curar sus enfermedades. Le dije: "No es por eso que estoy tan fascinada con Zhuan Falun, tengo buen estado de salud. Estoy interesada en la cultivación". Después de eliminar algo de materia oscura que olía a medicina china y occidental, me di cuenta de que el Maestro estaba limpiando mi cuerpo.
¡Estuve tan emocionada que no pude dormir esa noche! Siempre estiro las piernas tan pronto como despierto. Esa mañana, mis dedos de los pies tocaron el borde de la cama y mi espalda hizo un pequeño ruido. Me sentí relajada y ligera. Más tarde supe que mi hernia lumbar había desaparecido. Cuando monté en mi bicicleta sentí como si alguien me estuviera empujando hacia adelante.
Un día, de repente, recordé un billete de 20 yuanes que había encontrado. Antes de comenzar a practicar Falun Dafa, había recogido un billete de 20 yuanes en mi trabajo. Cuando les pregunté a mis compañeros, nadie había perdido dinero. Cuando llegó el momento de ir a casa, una mujer me dijo que el dinero era suyo. Le dije: "Entonces, ¿por qué no dijiste que era tuyo cuando les pregunté?". Me negué a dárselo. Ella se puso triste. Después de comenzar a practicar Falun Dafa, me arrepentí de la forma en que había actuado. Le devolví el dinero y le pedí disculpas. Ella les contó a los otros compañeros de trabajo sobre esto.
A medida que estudié más el Fa, me di cuenta de otro problema que tenía. Trabajaba en una fábrica textil, así que me llevaba tela a casa. Tomaba mucha pero no me sentía mal porque todos se llevaban algo a casa. Pero, después de que comencé a practicar Falun Dafa, supe que necesitaba seguir sus principios: Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Si no mejoraba mi xinxing (naturaleza o carácter moral), mi cultivación era en vano. Así que recogí la tela que había traído a casa y la devolví a la fábrica. Después, me sentí tranquila.
Comienza la persecución
En julio de 1999, cuando el Partido Comunista Chino (PCCh) comenzó a perseguir a Falun Dafa, solo había practicado Dafa durante un año. Movilizaron a todos los medios de comunicación en China para calumniar a Dafa. Los líderes y colegas de mi empresa hablaron mal de Dafa. Sin embargo, sabían que yo era una buena persona, así que no me persiguieron, sino que me elogiaron.
Aclaré la verdad a todos los que conocí. "Falun Dafa es bueno. No escuchen la propaganda en la televisión, porque es falsa", les dije. Gradualmente, todos aprendieron la verdad. Luego, el "incidente de la auto-inmolación" se transmitió en la televisión. Les dije que era una farsa y les señalé los errores. Los líderes reconocieron mi trabajo y aumentaron mi salario. Era una trabajadora responsable y fui ascendida a gerente.
Cuando no estaba ocupada, barría el piso. Hervía agua para el té y calentaba el almuerzo de mi compañera de trabajo. Me recordé que tenía que vivir según los principios de Dafa. Si algo me molestaba, reflexionaba para ver qué me pasaba. Cada vez que había conflictos, me disculpaba. Al mismo tiempo, aclaré la verdad a mis colegas, ingenieros y líderes en mi fábrica. Aclaré la verdad a cualquier persona que me encontraba, ya sea en el sitio de reparación o de camino a la cafetería. Quería que nadie fuera engañado por las mentiras del PCCh y odiara a Falun Dafa.
Cultivándome verdaderamente
Un día, mi suegra me pidió que le comprara un abrigo. Le compré uno, pero no le gustó. Inmediatamente lo cambié. No le gustó el nuevo, pero no dijo nada. Seis meses después, ella dijo que no lo quería y me lo regresó. No dije nada, a pesar de que era demasiado pequeño para mí. Lo llevé a una costurera y lo agrandé.
Un día, dijo que no encontraba los 10,000 yuanes en efectivo que había escondido dentro de una colcha. Había sacado la colcha afuera para ventilarla. Ella sospechaba que había tomado el dinero y dijo algunas palabras fuertes que me hicieron sentir incómoda. Pero aguanté sus críticas y no contendí con ella.
Le conté la siguiente historia. En la antigüedad, un médico iba a ver a un paciente a su casa. Cuando el médico regresó a casa, el hijo del paciente vino a verlo y le dijo que faltaban 11 onzas de plata en su casa. El médico le dio al hijo 11 onzas de plata. Varios días después, el hijo volvió a ver al médico. Le dijo que encontraron la plata, que habían acusado falsamente al médico y le devolvió la plata.
Le dije a mi suegra: "Espera a que su hijo llegue a casa y eche un vistazo". Cuando mi esposo llegó a casa, encontró el dinero en el armario de su madre. Dos semanas después, mi suegra me preguntó qué habría hecho si no hubiera encontrado el dinero. Le dije que le habría dado los 10,000 yuanes. No estaba feliz en mi corazón, pero toleré su acusación.
Practicando la piedad filial
Mi esposo tiene cuatro hermanos. Él es el mayor. De cuatro hermanos, soy la única nuera que cuidé de mis suegros. Cociné, lavé y limpié para ellos sin ninguna queja durante más de 20 años. Nunca pedí dinero para ayudar con los gastos. Incluso si me ofrecieran dinero, no lo tomaría porque practico Falun Dafa. Mi suegro me dijo una vez que lo trataba mejor que sus propios hijos. Falleció en 2005 a la edad de 83 años. Seguí cuidando a mi suegra hasta que falleció a la edad de 96 años.
Al otro lado de la calle, vivía una pareja de ancianos que no tenían hijos. El marido falleció a los ochenta años. La esposa vivía sola y pocas personas venían a verla. Parecía sola, así que siempre la ayudaba. A lo largo de los años, usé mi propio dinero y le compré ropa y sus necesidades diarias. No se lo dije a mi suegra, ni a mi marido. Mi suegra a menudo se peleaba con la anciana, por lo que mi esposo se negó a hablar con ella. Este año cumplió 101 años y se fue a un asilo de ancianos.
El invierno pasado, hacía mucho frío. Vi a un anciano empujando un scooter en la calle. Hablé con él sobre Dafa y me enteré de que su scooter estaba roto y que no podía encontrar un taller de reparación. Hacía mucho frío, pero no tenía guantes. Me quité los míos y se los di. Estuvo muy conmovido.
Un día, hablé con una señora mayor. Después de que le conté sobre Dafa, ella dijo que le gustaba mi sombrero porque se veía hermoso. Inmediatamente me lo quité y se lo di. Ella quería darme dinero, pero me negué a tomarlo.
Un día, me atropelló un coche mientras cruzaba una calle en mi bicicleta. Tenía un dolor insoportable en la espalda y me esforcé en ponerme de pie. El conductor me llevó al hospital y me hicieron un examen. Una de mis vértebras estaba fracturada. Le dije al conductor que estaba bien y le dije que se fuera a casa. Mi esposo estaba furioso y me regañó severamente. Mis padres también me regañaron.
No dije nada, en cambio recité la enseñanza del Maestro toda la noche:
“Dafa nunca abandona el cuerpo,
el corazón contiene Zhen-Shan-Ren;
un gran luohan en el mundo,
espíritus y fantasmas temen más” (Poderosa virtud, Hong Yin).
Me levanté temprano a la mañana siguiente y practiqué la primera serie de ejercicios de Dafa. Cociné para mi esposo, lavé la ropa y no pensé en la fractura ósea. Me recuperé rápidamente.
Le devolví al conductor todo el dinero que me había dado y le conté sobre Dafa y la persecución. Estuvo muy conmovido y dijo que le diría a toda la gente de su aldea que "¡Falun Dafa es bueno!".
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