(Minghui.org) Una mujer de 50 años de la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, falleció el 12 de noviembre de 2020, después de años de tortura y acoso por su fe en Falun Dafa, una práctica espiritual de mente y cuerpo, perseguida por el régimen comunista chino desde 1999.
En los últimos 21 años, la Sra. Qin Hanmei fue arrestada y su casa fue saqueada tres veces. Mientras estuvo encarcelada durante cinco años por su fe, fue torturada hasta que casi murió. Después de que fue puesta en libertad condicional médica, las autoridades continuaron acosándola, lo que finalmente la llevó a su trágica muerte.
A continuación, se muestran los detalles de su última persecución.
Dieciséis meses de detención hospitalaria
El 22 de julio de 2014, tan pronto como la Sra. Qin salió de casa para ir a trabajar alrededor de las 10 a. m., fue arrestada por oficiales que esperaban fuera de su edificio de apartamentos. Inspeccionaron su bolso y se llevaron las llaves de su casa. Saquearon su residencia y confiscaron sus libros y materiales de Falun Dafa, la computadora, impresora y 90,000 yuanes en billetes que tenían impresos mensajes sobre Falun Dafa (como una forma creativa de crear conciencia sobre la persecución, debido a la estricta censura de la información en China).
Acusándola de imprimir los mensajes en su casa, la policía llevó a la Sra. Qin al centro de detención Nro.1 de la ciudad de Wuhan. Debido a su salud, fue trasladada al Hospital Ankang y recluida allí durante un año y cuatro meses, antes de ser ingresada en prisión. Después de hacer los ejercicios de Falun Dafa en el hospital, Zhang Chi, un guardia del centro de detención, la esposó.
Abuso despiadado en prisión
El 9 de julio de 2015, casi un año después de su arresto, la Sra. Qin fue juzgada ilegalmente en el tribunal del distrito de Jiang'an. Su abogado la declaró inocente en su nombre. El 17 de septiembre de 2015, fue condenada a cinco años en la prisión de mujeres de la provincia de Hubei.
A la Sra. Qin se le negaron las visitas familiares los primeros tres meses después de que fuera trasladada a la prisión. Durante ese tiempo, fue resucitada dos veces y el coxis se fracturó como resultado de la tortura.
En el octavo barrio, dos reclusas la vigilaban todos los días e intentaban obligarla a renunciar a Falun Dafa golpeándola, abusando verbalmente de ella y privándola de dormir. Fue forzada a ver videos y escuchar audios que difamaban a Falun Dafa. Incapaz de soportar el abuso físico y mental, la Sra. Qin se vio obligada a escribir declaraciones para renunciar a Falun Dafa, contra su voluntad. Pero ese no fue el final, ya que las reclusas la hicieron que copiara todos los días sus declaraciones, alegándose "culpable" por practicar Falun Dafa.
La Sra. Qin fue trasladada más tarde al tercer barrio y obligada a trabajar más de diez horas al día haciendo ropa. El trabajo intensivo la mareó y necesitaba ayuda para bajar y subir las escaleras. También, perdió la vista, pero los guardias todavía la obligaron a hacer ropa. Incapaz de ver, cortó agujeros en la ropa y se quemó los pies llenando su termo con agua caliente.
Más tarde, tuvo dos cirugías oculares con láser, y permaneció en el hospital de la prisión durante nueve meses.
Acoso después de ser puesta en libertad condicional por motivos médicos
Para que no la torturen, su marido pagó 60,000 yuanes a cambio de su libertad condicional médica. Sin embargo, la oficina de justicia local continuó acosándola y la obligó a presentar informes todos los martes y a firmar los informes de pensamiento que le preparaba cada vez.
También fue obligada a usar un brazalete electrónico que rastreaba su ubicación. Su teléfono celular también fue monitoreado. Su marido tampoco se salvó del acoso y se vio obligado a vivir fuera de casa para evitar la persecución.
El 30 de octubre de 2019, cinco agentes de policía y dos trabajadores comunitarios saquearon de nuevo la casa de la Sra. Qin. Sin mostrar ninguna orden, buscaron por todas partes en su casa y voltearon las camas para ver si debajo había libros o materiales de Falun Dafa. Le confiscaron seis cajas de libros de Falun Dafa y una fotografía del fundador de Falun Dafa.
La policía también llamó al hijo de la Sra. Qin, que vivía con ella, y le ordenó que les dijera la contraseña de su computadora, para que pudieran verificarla. La Sra. Qin fue llevada a la comisaría e interrogada hasta la noche.