(Minghui.org) Han pasado 26 años desde el 5 de agosto de 1994, cuando asistí por primera vez a las conferencias del Maestro Li Hongzhi, fundador de Falun Dafa. Siempre que recuerdo esos preciosos días, me emociono hasta las lágrimas. Me sentí muy orgulloso de estar allí. ¡No olvidaré la benevolencia de Shifu!
Una vez, un practicante me dijo: “Eres muy afortunado por haber podido asistir a las primeras conferencias del Maestro en China. ¡Qué relación tan predestinada has de tener! Deberías compartir esto con otras personas”.
Esto es lo que recuerdo:
El 4 de agosto de 1994, estaba finalizando el mes de clases de caligrafía en la Universidad Normalista de Harbin. Vi a muchas personas que llegaban al campus y lleno de curiosidad, pregunté a varias personas a que evento iban. Respondieron que iban a una conferencia de Falun Dafa, por sus acentos deduje que muchos de ellos venían de otras provincias.
Inmediatamente pensé que la conferencia debía ser muy buena si asistía tanta gente de distintos lugares. Decidí que no podía perdérmelo y que yo también iría.
Por ese entonces, no sabía qué era Falun Dafa. Pensaba que era un qigong de artes marciales. Practiqué algunas artes marciales cuando era joven y estaba interesado en el qigong en general. Me enteré que la conferencia se realizaría en el Harbin Ice Arena, por lo que al día siguiente me levanté temprano para intentar conseguir una entrada. No conocía donde se encontraba el Harbin Ice Arena ni tampoco si habrían entradas disponibles, solo tenía un pensamiento: necesitaba ir a esta conferencia.
Por el camino pregunté a la gente y finalmente llegue al Arena, una docena de personas ya estaban allí esperando. Un miembro de la organización nos dijo que a las 9 de la mañana habría un número limitado de entradas disponibles, pero que no serían suficientes para todos.
¡Afortunadamente, obtuve una entrada! Estaba muy excitado y de algún modo sentí que ¡nunca antes en mi vida había sido tan feliz!
Las conferencias duraron 9 días, del 5 al 14 de agosto y comenzaban cada mañana a las 6:30 a. m. Cada día, la Universidad de Harbin disponía de un autobús para llegar al Ice Arena.
El primer día de conferencias, rebosaba de emoción y curiosidad. Había mucha gente venida de todas partes del país. Mi asiento estaba en las primeras filas, muy cerca del escenario.
Cuando se aproximaban las 6:30 de la mañana, un caballero alto con una camisa blanca de manga corta llegó al escenario con una sonrisa en su cara. “¡Ah, este debe ser el Maestro Li!”, pensé. El Maestro era muy joven, parecía tener entre veinte y treinta años.
La audiencia aplaudió durante mucho tiempo, dando la bienvenida a Shifu.
Sin un documento escrito, el Maestro explicó las profundas verdades del universo en un lenguaje sencillo. Los temas incluían astronomía, geografía, física, química y biología. Pero estas explicaciones no se podían encontrar en ningún libro de la Tierra. El Maestro habló sobre el verdadero propósito de ser un humano, la característica más alta del universo y lo que verdaderamente diferencia a la gente buena de la mala.
Yo estaba fascinado. Mi visión entera del mundo estaba cambiando, y tuve una agradable sensación interior de despertar de un largo sueño, cada célula de mi cuerpo estaba despertando, era limpiada y lo celebraba. Nunca antes sentí tanto calor en mi cuerpo. ¡Fue fantástico! De vez en cuando estallaba un caluroso aplauso del público. Todo el mundo se sentía profundamente atraído por la conferencia.
Al final del primer día, tomé una decisión: “Debo aprender Falun Dafa”. Al segundo día cuando me desperté, antes de abrir los ojos, sentí una fuerte luz roja en mi habitación. Pensé que todos en la habitación la habían visto pero resultó que nadie la vio. Más tarde, me di cuenta que debió ser mi tianmu.
Con cada frase que el Maestro decía, el concepto de ateísmo y evolución, inculcado profundamente en mi interior desde que era joven, se estaba desintegrando. En su lugar, un nuevo pensamiento de esperanza y luz, se estaba implantando gradualmente. Me sentí como una nueva persona, emocionado y feliz.
Al tercer día, el Maestro limpió el cuerpo de todos. Una mujer junto a mí vio muchos Falun (Rueda de Ley) cayendo por todo el salón como copos de nieve en los cuerpos de las personas.
El Maestro nos pidió a todos que nos levantáramos y que nos enfocásemos en una enfermedad nuestra o de nuestros familiares. El Maestro explicó que contaría hasta tres y que entonces todos diéramos un paso al frente, entonces las enfermedades desparecerían. Todos seguimos sus instrucciones, cuando puse mi pie en el suelo, instantáneamente sentí que mi cuerpo se volvía ligero y confortable. La mujer a mi lado vio una bola de fuego gigante disparando fuego al cuerpo de todos.
Me salté el cuarto día de conferencia ya que tuve que correr a casa para hacer un recado urgente. En ese momento, mi cualidad de iluminación era relativamente pobre y no me di cuenta de la valiosa oportunidad que perdí. Más tarde, me arrepentí de perderme ese día.
Cada día, Shifu hizo una larga exposición sin beber ni un solo sorbo de agua. Siempre sonreía a todos. Cuando enseñó los movimientos del cuarto ejercicio Circulación Celestial Falun, el Maestro bajó del escenario y dio una vuelta por la sala. Al pasar por donde yo estaba parado, le indicó a un practicante que le ayudaba a enseñar los ejercicios que corrigiera mi postura. Shifu nos miró a todos y a cada uno de los presentes.
Mientras asistía a las conferencias, mi suegra vino a Harbin para tratarse del dolor de pierna en un hospital. Ella me esperaba varias veces fuera del Ice Arena y cuando finalizada la conferencia de ese día yo la acompañaba al hospital. El médico que la examinó dijo que sus piernas no tenían ningún problema. Mi suegra se quedó desconcertada de cómo su dolor de pierna desapareció por sí solo. Más tarde, ambos nos dimos cuenta que el Maestro limpió su cuerpo mientras me estaba esperando afuera.
Fue como si Shifu nos dijera:
“La luz de fo ilumina todo, volviendo todo recto, perfecto y brillante” (Tercera Lección, Zhuan Falun ).
El Maestro misericordioso ofrece salvación a todos los seres!
Esos preciosos nueve días pasaron rápidamente. Durante ese tiempo, tanto mi cuerpo como mi mente fueron purificados y mi carácter mejoró drásticamente. Mi cuerpo era tan ligero que sentí que podía despegar en el aire.
Cuando el Maestro partía, muchos estudiantes, incluido yo, nos reunimos a ambos lados de la carretera. Cuando Shifu se acercó a nosotros, varios practicantes junto a mí le extendieron sus manos con entusiasmo, estrechando las manos del Maestro. No tuve el valor de extender mi mano, sin embargo, me sentí honrado de haber podido estar tan cerca de él.
Después de que el auto del Maestro desapareció por el final de la calle, nos quedamos allí durante mucho tiempo. Nadie quería moverse.
Tenía treinta años cuando asistí a las conferencias del Maestro. Me interesaban muchas cosas, incluyendo las artes marciales, la adivinación, la caligrafía, etc. Me esforcé por lograr muchos objetivos entre la gente común y quería ser un ganador. Sin embargo, la cultivación consiste en dejar de lado estos apegos.
A veces me sentía perdido: Aún soy joven, dejar todos estos apegos humanos, es más fácil de decir que de hacer.
A través de mi cultivación, Shifu siempre ha cuidado de mí: cuando no sabía cómo proceder, una frase de ánimo aparecía en mi mente; cuando hacía alguna cosa mal, el Maestro usaba las palabras de otras personas para recordármelo; cuando me caía, una mano grande y suave estaba allí para apoyarme. En cada paso, Shifu ha arreglado el camino de cultivación para cada practicante. No solo eso, cuida profundamente de todos los seres del universo. Shifu quiere salvar a todos los seres conscientes y su benevolencia es ilimitada.
Han pasado 26 años. ¡Cuando miro atrás, y recuerdo los días que escuchaba las conferencias del Maestro en persona, me siento muy afortunado!
El Maestro dijo:
“No se habla sobre qing entre el Shifu y los dizi, la bondad del Fo crea de nuevo Cielo y Tierra” (Bondades entre Shifu y los dizi, Hong Yin (II)).
Siempre atesoraré esos días. Los preciosos recuerdos me sirven de aliento. No importa cuán largo sea el camino de mi cultivación, cumpliré mis votos y seguiré al Maestro para volver a mi verdadero hogar.
Gracias Shifu.