(Minghui.org) El Sr. Liu Hongwei de 54 años de la provincia de Jilin, ciudad de Jilin, fue arrestado múltiples veces por su fe en Falun Gong, una práctica de cuerpo y mente perseguida por el régimen comunista chino desde 1999. Después de su arresto en 2006, fue torturado hasta quedar incapacitado para caminar y posteriormente fue sentenciado a 13 años de prisión.
Debido al abuso que sufrió en prisión, perdió casi todos sus dientes y su visión quedó severamente dañada, su columna vertebral quedó severamente deformada por haber estado postrado en la cama durante los 13 años, tuvo frecuentes mareos, palpitaciones y tos acompañada de vómitos y a menudo sintió dolor en el corazón y en la cabeza.
El Sr. Liu fue liberado el 24 de octubre de 2019 y fue llevado a un asilo de ancianos. Con ayuda de su amigo quien también es un practicante de Falun Dafa, pudo mudarse del asilo a un departamento alquilado.
Foto reciente del Sr. Liu Hongwei en una silla de rueda
Foto anterior del Sr. Liu Hongwei
A continuación, su relato personal de la persecución que sufrió:
Arrestado y enviado a un campo de trabajo forzado
Después que comenzó la persecución a Falun Gong en julio de 1999, mi esposa -la Sra. Yu Lixin (que más tarde sería perseguida hasta la muerte el 13 de mayo de 2002)-, nuestra hija de 5 años y yo fuimos a Beijing para apelar el 6 de septiembre de 1999. La policía nos arrestó el 11 de noviembre y confiscó todo nuestro dinero antes de enviarnos de regreso a nuestro pueblo. Después de estar tres días en el centro de detención, mi esposa y yo fuimos transferidos al centro de detención nro.3 de la ciudad de Jilin, donde pasamos los siguientes 42 días.
En junio de 2000, fui arrestado nuevamente mientras hablaba con otros practicantes en Meihekou, provincia de Jilin. Mientras estaba en custodia, la policía hirió mi espalda y no pude caminar. Fui liberado después de 28 días de detención.
El 6 de septiembre de 2000, fui a Beijing para apelar por Falun Gong por tercera ocasión y fui arrestado. Después de pasar más de 20 días en la estación de policía del condado de Daxing, me llevaron a la estación de policía de Zhihe en el distrito de Chuanying, ciudad de Jilin, en octubre. Más tarde, el jefe de policía me llevó al equipo de policía criminal Nro. 4 en la sede central de la policía de Chuanying. La policía me esposó a una silla de metal durante 17 horas. Llevaba ropa delgada y hacia frío. Me interrogaron usando violencia.
Después, estuve detenido en el centro de detención Nro. 3 en Jilin durante un mes antes de recibir dos años de trabajos forzados en el campo de trabajo forzado de Huanxiling, ciudad de Jilin.
Mientras estábamos en la división Nro. 4 del campo de trabajo forzado de Huanxiling, otros practicantes y yo hicimos los ejercicios juntos y los guardias nos golpearon brutalmente. A pesar del trato tan duro, otros practicantes y yo exigimos nuestra liberación incondicional. Para castigarnos por nuestro desafío, nos encerraron en celdas pequeñas durante siete días.
El 27 de marzo de 2001, fui transferido al campo de trabajo forzado de Tonghua. En el campo me negué a hacer trabajo esclavo y animé a otros practicantes que habían renunciado a su fe bajo presión para que volvieran a practicar Falun Gong.
El 24 de diciembre de 2001, fui transferido a la división Nro. 3 en el campo de trabajo forzado de Chaoyanggou en la ciudad de Changchun. Durante este tiempo fui sometido a varias formas de tortura. Los guardias me dieron descargas en el ano con picanas eléctricas y me golpearon con un bastón pesado de madera. También fui objeto de otros abusos físicos por largo tiempo y tormentos mentales. Después de que mi condena terminó, me retuvieron 50 días después de mi plazo y finalmente me dejaron ir el 11 de diciembre de 2003.
Representación de la tortura: descargas con picanas eléctricas
Al borde de la muerte, escapé de la sala de emergencias para evitar más persecución
El 16 de septiembre de 2004, fui arrestado por agentes de la oficina 610, la división de seguridad nacional y la estación de policía de Yunheli. En la estación de policía fui interrogado. Cuando me negué a cooperar me golpearon en la espalda. Tuve varios ataques al corazón y me llevaron al hospital de Jilin para recibir tratamiento de emergencia.
Tres días después, logré escapar de la sala de emergencias mientras era vigilado de cerca por la policía. La policía me puso en la lista de buscados. Me quedé sin hogar para evitar más persecución.
Ilustración de la tortura: golpizas
Arrestado y torturado hasta la parálisis
El 23 de octubre de 2006, una docena de oficiales de policías nos siguieron a la Sra. Mu Ping (mi segunda esposa con quien me casé después de que mi primera esposa murió) y a mi a nuestra casa alquilada y comenzaron a vigilarnos. Fui arrestado en la oficina de impuestos del distrito de Chaoyang en la ciudad de Changchun. La policía me esposó y me quitó el cinturón antes de usar mi camisa para cubrir mi cabeza y me metió en el coche. Mi esposa es practicante de Falun Gong, y también fue arrestada.
La policía saqueó nuestra casa y confiscó nuestra computadora, dinero en efectivo, la libreta de depósitos bancarios, y los libros y materiales de Falun Gong. Me llevaron a un hotel cerca de mi casa.
En la habitación del hotel, me esposaron a una silla y un policía me pisó las manos. Me insultó y me puso una bolsa en la cabeza antes de meterme de nuevo en el coche y llevarme al departamento de policía de Jilin. Esa tarde, me llevaron al establecimiento de entrenamiento de perros policía y me interrogaron.
Me llevaron a una cámara de tortura que tenía todo tipo de herramientas colgadas en la pared. Me esposaron a una silla y el policía Di Shigang me amenazó con dos opciones: confesar todo o morir.
Me negué a cooperar y fui torturado. Primero me alimentaron a la fuerza con aceite de mostaza. Lo vertieron en una botella con agua, algunos oficiales me sujetaron, usaron alicates para abrirme la boca y me alimentaron a la fuerza. No podía respirar. El agua de mostaza entró en mi tráquea y esófago. La policía incluso usó una cuerda para tirar de mi cabeza hacia atrás; no podía moverme y mis dientes se aflojaron. Me desmayé unas cuantas veces.
Lo hicieron por varias horas. A pesar del dolor, me negué a traicionar a cualquier practicante.
Luego, me esposaron las manos a la espalda y me estiraron las piernas. Colocaron un paño en mis piernas antes de poner una barra de acero sobre él. Luego dos personas se pararon sobre mis piernas y comenzaron a rodar. Estaba temblando y casi me desmayo. Mis piernas estaban casi incapacitadas.
La policía me puso un casco en la cabeza y usó un palo grueso para golpear el casco. Estaba ensordecido y sangrando por los oídos. Luego, me hicieron usar ropa pesada y me patearon en el suelo antes de usar un garrote para golpearme en la parte baja de la espalda. Estaba al borde del colapso y mi mente era un desastre.
Representación de la tortura: Golpear la cabeza
Para el 25 de octubre, no podía moverme. Estaba casi incapacitado después de haber sido torturado durante tres días y dos noches. Durante el interrogatorio, no me dieron comida ni agua.
Los técnicos informáticos querían encender mi computadora, pero me negué a decirles mi contraseña. Como aún me negaba a cooperar, presionaron mi huella del pulgar en su declaración escrita. Aunque fui arrestado el 23 de octubre e interrogado hasta el 25 de octubre, la policía escribió la fecha del arresto como el 25 de octubre.
Me llevaron al centro de detención de Jilin el 25 de octubre. Cuando el centro de detención se negó a aceptarme debido a mi condición, la policía ordenó al centro que me aceptara e incluso me etiquetó falsamente como "jefe" de Falun Gong en la ciudad de Jilin. El centro me tomó fotos al día siguiente.
Como solo podía comer un poco y vomitaba solo agua, el médico del centro tomó la presión sanguínea de mi esposa y mía y nos examinaba todos los días. El centro también asignó a alguien para registrar mi dieta, incluyendo cuánto arroz había comido, cuánta agua había bebido y cuántas veces iba al baño. Tenían miedo de que muriera allí y querían usar esos registros para evitar la responsabilidad. En ese momento, mi presión arterial era extremadamente baja y estuve cerca de la muerte varias veces.
Mi esposa también fue torturada. La policía le puso un trapeador en las piernas y empezaron a rodar sobre el. También la alimentaron a la fuerza con agua de mostaza. Después de llegar al centro de detención inició una huelga de hambre y fue alimentada a la fuerza todos los días.
Sentenciado a 13 años de prisión
Escribí una carta de querella al procurador correspondiente al centro de detención. Quería documentar la tortura de los oficiales de policía que me habían dejado incapacitado. Como no podía sostener una pluma en ese momento, le pedí a un recluso que me ayudara. Poco días después, un procurador me encontró y me pidió más información. Luego, me amenazaron con sacarme del centro para seguir persiguiéndome si insistía en denunciarlos.
Debido a mi condición, estaba postrado en la cama. Pero la policía tenía miedo de que el público pensara que me habían torturado hasta quedar inválido y les ordenó a los reclusos que me llevaran a hacer la práctica.
La policía también me esposó, me puso grilletes y me cubrió la cara con una capucha oscura antes de llevarme al hospital Nro. 3 de Jilin para un examen físico. Después de regresar del hospital, el policía ya no me obligó a estar de pie y hacer la práctica. Pudieron haberse dado cuenta lo mal que estaba.
Me negué a firmar la aprobación de la detención cuando la policía me interrogó; también me negué a firmar la acusación cuando el procurador me lo dijo.
Mientras estaba detenido, aprovechaba cada oportunidad para contarle a la policía y a los guardias cómo estaba siendo perseguido y les decía que dejaran de cometer crímenes contra los practicantes de Falun Gong. Un joven oficial incluso me preguntó si podía decirle a los practicantes que quitaran su nombre de la lista de represores.
Me negué a llevar el uniforme o a pasar lista todas las noches.
Un día, aproveché la oportunidad cuando me dejaron salir y empecé a gritar a todo el mundo para que oyeran que era perseguido por practicar Falun Gong y los nombres de los que me perseguían. Todos en el centro de detención podían oírme; incluso los guardias de patrulla se detuvieron a escuchar. Nadie me detuvo. Sin embargo, el centro no me dejó salir de nuevo.
En 2006, el comité local de asuntos legales y políticos creó un equipo de "transformación" y envió a algunos de ellos al centro de detención para interrogarme. Trataron de obligarme a dejar de practicar y dijeron que no sería procesado si cooperaba. Me negué.
Me llevaron de vuelta a mi habitación solo cuando mi frágil cuerpo apenas podía soportarlo. Cuando les conté a los guardias sobre el equipo que intentaba obligarme a renunciar a mi fe, los guardias dijeron que no podían permitirse ofender al equipo, así que no podían intervenir.
Me juzgaron en junio de 2007. Cuatro policías nos llevaron a mí y a mi silla de ruedas al tribunal del distrito de Chuanying.
Después de que el presidente del tribunal anunciara el comienzo del juicio vi a dos abogados, al procurador y a varios funcionarios en la sala. Cuando el juez me preguntó si tenía alguna petición pedí que el procurador fuera retirado ya que me había maldecido antes y no era apto para ser procurador.
El juez pospuso la audiencia. Después de un rato, una jueza vino y me dijo que mi petición había sido rechazada. Me pidió que cooperara y que no tenían nada que decir sobre mi caso ya que tenían que escuchar a los superiores.
Cuando se reanudó la audiencia, mis dos abogados trataron de defenderme pero el juez los detuvo. El juez volvió a suspender la audiencia cuando mis abogados insistieron en que era su derecho presentar la declaración de inocencia en nombre de su cliente. Los funcionarios locales hablaron con uno de mis abogados cuando se suspendió la audiencia. Creo que fue amenazado porque ya no habló por mí cuando se reanudó la audiencia.
Durante el juicio, le dije al procurador que debía aprender a respetar a los demás, se sonrojó de vergüenza. Luego tartamudeó cuando leyó la acusación.
Cuando vi que un policía que me había perseguido antes también estaba presente, le dije al juez que este policía debía ser llevado a la justicia. Sin embargo, el juez terminó rápidamente el juicio.
Me enteré de que fui sentenciado a 13 años de prisión después de regresar al centro de detención. Apelé la sentencia, pero el veredicto fue confirmado.
Tortura inhumana en la prisión de Gongzhuling
Fui admitido en la prisión de Gongzhuling el 18 de julio de 2007, después de haber pasado más de ocho meses en el centro de detención de Jilin. De camino a la prisión, el policía que había señalado durante el juicio me preguntó por qué lo había señalado cuando no me golpeó. Le dije que también participó persiguiéndome al escribir declaraciones falsas.
En la prisión, los guardias se negaron a aceptarme después de ver que estaba paralizado. Sin embargo, la policía del centro de detención llamó al director de la prisión, y después de algunas discusiones, me llevaron al hospital de la prisión para un examen físico. Les dije a los médicos que serían responsables si me aceptaban y si algo me pasaba. Se negaron a escucharme y me dijeron que me pusiera el uniforme de la prisión, lo cual me negué a hacer. Se dieron por vencidos después de ver que yo era inflexible.
Mi madre vino a visitarme unos días después. Como me negué a llevar el uniforme de la prisión, no tenía permitida la visita. Cuando mi anciana madre volvió, me puse de mala gana el uniforme después de pensar que no era fácil para ella visitarme y que estaría triste si no pudiera verme. Mi madre, acompañada por mi hermana y mi hermano, lloró al ver que yo estaba paralizado. Mi hermana me preguntó si podía reducir mi sentencia mientras que mi hermano parecía muy triste y no dijo nada. Desde entonces, mi hermana ha cortado todos los lazos conmigo ya que a menudo fue acosada e investigada por las autoridades.
En enero de 2008, fui transferido a la división de rehabilitación después de que se disolviera la división médica de la prisión. Con el fin de generar ganancias, la prisión obligó a los reclusos a realizar trabajos no remunerados, lo que provocó que los reclusos se metieran en peleas mientras intentaban conseguir más trabajo para reducir su condena.
El guardia Zhang Yaquan, que estaba a cargo de "transformar" a los practicantes de Falun Gong, venía a menudo a visitarme y les decía a los reclusos que me vigilaran de cerca y no me permitían hablar con los demás.
Mi madre vino a visitarme de nuevo en enero de 2008. Cuando trató de hablarme por teléfono, Zhang se puso a su lado e intentó escuchar, causándole ansiedad. Entonces le dije a Zhang: "Si fueras viejo y un oficial estuviera a tu lado mientras tratas de hablar con tu hijo, ¿cómo te sentirías?".
No respondió y se retiró al fondo de la habitación.
Después de que la visita terminó, Zhang me siguió. Le pedí que permitiera una visita especial cara a cara con mi madre ya que tenía problemas de audición. Me dijo que primero tenía que aceptar ser "transformado".
Cuando llegué por primera vez a la prisión, le dije a cada oficial de la prisión y a cada recluso cómo me estaban persiguiendo y también escribí una querella de 13 páginas al tribunal superior provincial de Jilin para decirles cómo me estaban persiguiendo por mantener mi fe. También le pedí al tribunal que llevara a los perseguidores a la justicia y que nos liberaran incondicionalmente. Después de leer la carta, algunas personas comenzaron a cambiar su actitud sobre los practicantes.
Antes del Año Nuevo Chino de 2009, un practicante llamado Sr. Wang En'hui fue alimentado a la fuerza varias veces en la prisión cuando se puso en huelga de hambre. Cuando vi a los reclusos patear al Sr. Wang mientras iba al baño, los detuve. Pero como estaba paralizado, no pude detenerlos cuando empezaron a golpearlo de nuevo. Fui a ver al instructor de la prisión y pedí que esos reclusos fueran castigados. Esa noche, un recluso vino a disculparse conmigo y me dijo que la policía los había instigado a golpear al Sr. Wang. El Sr. Wang fue perseguido hasta la muerte después de algún tiempo.
El supermercado de la prisión también se llamaba el mercado negro. No solo las cosas eran caras, sino que los reclusos también tenían que sobornar a los guardias para comprar las necesidades diarias. Si la prisión quería comprar un nuevo televisor u otros artículos caros, la prisión usaba medios indirectos para que los reclusos cubrieran el costo -a quien contribuyera se le daban puntos de bonificación que se contaban para la reducción del plazo-.
Zhang también le dio a cada recluso un folleto para registrar mis movimientos diarios, incluyendo a qué hora me despertaba, comía y con quién hablaba. Cuando vino a hablar conmigo, traté de decirle sobre Falun Gong pero se negó a dejarme hablar.
En otra ocasión, dije en voz alta que el régimen chino persigue a Falun Gong y que la policía es cómplice. Zhang se fue sin decir una palabra. Un recluso comentó entonces que Falun Gong debe tener razón ya que Zhang no dijo nada.
Una vez, el departamento de salud de la prisión vino a revisar la higiene de la habitación. Todos se pusieron en fila, excepto yo. Cuando el director vino a mi cama, me preguntó por qué no podía levantarme. Le dije que la policía me había lastimado la espalda.
Me llevaron al departamento de educación dos meses después porque los funcionarios del comité de asuntos políticos y legales estaban allí para controlarme. Le ordenaron al recluso que me llevaba que me pusiera en una silla, pero me negué, diciéndoles que no estaba equivocado y que no tenían derecho a interrogarme. Le dije al recluso que mejor me pusiera en el sofá.
Cuando empecé a preguntar a los funcionarios por sus nombres y títulos, se pusieron ansiosos. También les pedí que llevaran ante la justicia a los oficiales de policía responsables de mi parálisis. Dijeron que estaba fuera de su control.
Mi madre, que tenía un cáncer avanzado, vino a visitarme en 2010, ya que sabía que podría ser la última vez que me vería. Me dijo que quería tomarme la mano otra vez. Cuando le pedí ayuda a la policía, se negaron.
Unos meses más tarde, me enteré de que mi madre había muerto.
Vomité sangre el 11 de septiembre de 2012. En ese momento, mis dientes flojos por la alimentación forzada con aceite de mostaza, comenzaron a caerse. Como no se me permitía ir al hospital, solo podía pedir a los demás que me ayudaran a sacar los dientes con un hilo delgado. Durante cinco o seis años mis encías estuvieron rojas e hinchadas. A menudo tenía dolores de cabeza y tenía la cara hinchada por los dolores de muelas. Hubo un mes en el que estuve casi ciego debido al dolor mental y físico.
Después de la muerte de mi madre, también mi suegra murió; mi hija y mi hermano cortaron gradualmente los lazos conmigo debido a mi larga condena, mi discapacidad y el constante acoso de la policía. A partir de entonces, necesité la ayuda de otros en la cárcel y no tenía familia.
El Sr. Liu Hongwei mostrando los pocos dientes que le quedan
Los dientes dañados que fueron extraídos por el propio Sr. Liu Hongwei
En 2014, el policía Wang Renjian del departamento de educación le dijo a un recluso que me llevara a una habitación en el segundo piso. Como estaba muy débil, pedí que me llevaran en mi silla de ruedas. La policía no estuvo de acuerdo.
Wang me dijo que me habían preparado un sofá ya que conocían mi condición y trataron de "transformarme". Le dije que no tendrían éxito.
El recluso me llevó en brazos por la tarde. Como estaba muy débil y mis manos temblorosas ya no podían sujetar al recluso, caí de espaldas y mi cabeza y mi espalda golpearon el suelo. Me desmayé.
Cuando recobré la conciencia, descubrí que estaba en mi cama. La policía quiso llevarme al hospital pero yo me negué. En los días siguientes no podía mover la cabeza, mis piernas y mis manos estaban hinchadas y alguien más tenía que alimentarme.
Después de que mejoré un poco, Wang volvió, esta vez con otros dos. Me empujaron en mi silla de ruedas a una habitación y empezaron a discutir entre ellos en un intento de "transformarme". Los observé en silencio. Dos o tres horas después Wang me preguntó si estaba de acuerdo. Le dije que habían hablado muy bien pero que lo que habían dicho no tenía nada que ver conmigo. Wang nunca me volvió a molestar.
En 2017, la prisión trató de darme puntos cada mes en un intento de "transformarme". Le dije que no los necesitaba y me negué a firmar los formularios de puntos de bonificación. Se detuvieron después de ver que no podían moverme.
Después de casi 13 años de persecución y tortura, casi todos mis dientes se habían caído y mi pelo se había vuelto gris. Mi vista estaba severamente dañada y tenía dificultades para dormir debido a mi espalda severamente deformada. Mis piernas estaban frías y entumecidas y a menudo me sentía mareado. Tenía palpitaciones y tos, acompañadas de vómitos, y con frecuencia tenía dolor de pecho y de cabeza.
Con solo unos pocos dientes, me resultaba difícil comer y tenía que tragar la comida... a veces se me atascaba en la tráquea. Tragar comida como esa me provocaba indigestión, hinchazón y dolor de estómago, y a menudo tenía problemas intestinales.
Fui liberado el 24 de octubre de 2019, después de cumplir 13 años de prisión. Salí de la prisión en una silla de ruedas.
Perseguido en un asilo de ancianos
El día de mi liberación, fui empujado fuera de la prisión y dentro de un coche de policía que había estado esperándome fuera. Los practicantes de la ciudad de Jilin que habían venido a recogerme fueron fotografiados por las autoridades.
La policía me llevó a la ciudad Siping para encontrar a mi hija, pero ella se negó a aceptarme porque no quería que la implicaran de nuevo. La policía me llevó a un asilo y falsificó mi firma para que me admitieran.
Me llevaron a una habitación con tres camas. Una pareja de ancianos también se alojaba allí. Estaba cansado y quería descansar, pero cuando me cubrí con la manta, olía mal y me di cuenta de que tenía heces y orina. No solo tenía que quedarme con la pareja, sino que también había una habitación cerrada con llave cerca con un hombre de 24 años con trastornos mentales. No pude dormir mientras el hombre gritaba.
Al día siguiente, el practicante Daping, que también es mi buen amigo, vino de Changchun a visitarme. El director del asilo trato de impedirle la entrada, ya que la policía había dado instrucciones que cualquiera que me visitara debía ir acompañado de tres policías.
La policía le pidió a Daping su identificación y él les dijo que vino a cuidarme como amigo. La policía le permitió visitarme al día siguiente.
Cuando Daping volvió, me trajo mucha comida. Una vez que vio el estado de la habitación, le dijo al asilo que me trasladaran a una habitación mejor y así lo hicieron.
Los otros en el asilo estaban locos o eran discapacitados. Las condiciones y la comida estaban casi a la par de la prisión. La mayor parte del tiempo solo podía estar en la cama y no se me permitía visitar ningún lugar. Era un asilo privado, y querían ahorrar dinero, así que no calentaban el lugar. Mi habitación siempre estaba fría más de 20 horas al día.
Durante mi estancia en el asilo, las autoridades locales vinieron a tomarme fotos para hacerme una tarjeta de identificación y registro de la casa.
Con la ayuda de Daping y otros practicantes, algunas de mis necesidades fueron satisfechas.
Desde el 12 de diciembre, empecé a escribir cartas a las autoridades locales para contarles sobre mi discapacidad y la situación en el asilo. También pedí volver a mi vida normal. Daping también trató de comunicarse con las autoridades para sacarme del asilo.
Las autoridades aceptaron inicialmente la petición de Daping después del Año Nuevo. Sin embargo, cuando las autoridades revisaron su identificación y se dieron cuenta de que Daping había hecho trabajos forzados antes por practicar Falun Gong, comenzaron a retrasar el proceso.
Hice una huelga de hambre y no comí ni bebí durante tres días y noches. Llamé a las autoridades y les dije que defendería mi derecho a la libertad con mi vida. El director del asilo también le dijo a las autoridades sobre mi huelga de hambre.
Al día siguiente, le dijeron a Daping que podría sacarme del asilo si encontraba a alguien que no fuera practicante para que fuera mi tutor. Daping logró encontrarme un tutor y también me alquiló un apartamento de dos habitaciones.
El 22 de febrero de 2020 salí del asilo y me llevaron al apartamento. Las autoridades locales vinieron y tomaron fotos del interior.