(Minghui.org) De joven fui atleta y ahora soy profesor de educación física. De acuerdo con la lógica de un investigador científico, tengo buenos atributos físicos y por eso casi nunca debería enfermar. Pero los 27 años previos a 1998, momento en el que comencé a practicar Falun Dafa, los viví en constante sufrimiento, padecía muchas enfermedades.
Para mí, lo más difícil de soportar era la artritis en mis rodillas y manos. En verano, necesitaba usar rodilleras y una capa extra de pantalones. Aun así todavía sentía mucho frío. Debía llevar guantes de plástico y de algodón siempre que hacía tareas en casa, ya fuera lavar la ropa o cocinar. Si mis manos tocaban el agua fría, me dolían mucho.
Probé muchos tratamientos distintos como medicamentos, acupuntura, masajes, electroterapia y parches. Me sentía mejor durante un par días pero, al final, el dolor siempre volvía. Gasté mucho dinero buscando un alivio, pero nunca me sentía realmente curado. Cuando bajaba las escaleras, debía caminar de peldaño a peldaño, como una persona mayor. Al final, dejé los tratamientos. Cuando tenía dolor, lo soportaba con lágrimas en los ojos. Mi temperamento empeoró. Me alteraba con facilidad y a menudo incluso gritaba a mis familiares.
Mi artritis desapareció
Una mañana de mayo de 1998, tuve problemas para volver a dormirme. Arrastré mi cuerpo a un parque local para dar un paseo matutino. Había gente corriendo, practicando con espadas, bailando y practicando artes marciales. Seguí paseando hasta que escuché una hermosa melodía. Seguí la música y vi que gente de distintas clases sociales estaban de pie alineados, y hacian unos ejercicios de movimientos simples. Me entró curiosidad así que me detuve y los observé.
Al día siguiente volví y seguí sus movimientos desde el final de la fila. Uno de los asistentes del sitio de práctica se acercó y me dijo: “Esto es Falun Dafa. Practicamos aquí todas las mañanas y estudiamos el Fa por las tardes. ¿Te gustaría unirte a nosotros?”, le pregunté cuanto era la tarifa. El asistente me dijo que era gratuito. Me quedé atónito. En este mundo materialista, todo tiene un precio. Y así, comencé mi camino de cultivación.
Un par de semanas más tarde, me di cuenta que no me dolían las manos después de tocar el agua fría, mi artritis había desaparecido y era capaz de bajar las escaleras sin esfuerzo. No hice ningún tipo de tratamiento, entonces, ¿cómo me curé?. Hablé con otros practicantes en el sitio de práctica matutino, ellos sonrieron y me dijeron que el fundador de Falun Dafa el Maestro Li Hongzhi había purificado mi cuerpo. ¡Realmente había presenciado y experimentado la curación de mi cuerpo como resultado de la práctica de cultivación de Falun Dafa!
Desde entonces, han pasado veinte años y no he tomado ninguna medicación. En el norte de China los inviernos son muy fríos y duros. Aún así, no necesito llevar ropa extra para protegerme del dolor artrítico. Lo que me pasó fue milagroso. El Maestro Li, me salvó con su gran benevolencia.
Mejorando mi conducta moral
Desde que comencé la cultivación, me di cuenta de que había un libro para leer y sentí mucha curiosidad sobre él. Tomé prestado el libro Zhuan Falun de otro practicante y lo terminé en un día. Aunque todavía no entendía completamente todo lo que leía en el libro, sabía que eso era lo que había estado esperando toda mi vida. Este era un libro precioso que podía responder todas mis preguntas, inmediatamente me llenó de sabiduría y de paz.
Mientras leía el libro, las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas. Me pregunté por qué no había encontrado este libro antes. Si lo hubiera leído antes, ahora sería una persona mejor y más amable con los demás.
Desde que empecé a cultivar Falun Dafa, mi vida cambió completamente a mejor. Ya no estaba deprimido y aprendí a mirar hacia adentro. Me guié por los estándares del Maestro y empecé a ser más benevolente. Mi vida comenzó a estar llena de esperanza y luz, cada día estaba feliz. Mi relación con mi suegra también mejoró.
Antes mis suegros vivían con mi cuñado y su esposa. La pareja de ancianos gastó todos sus ahorros en ellos con la esperanza de que algún día los cuidaran. No obstante, mi suegra era una persona muy crítica y mi cuñada no pudo soportarlo más. Ella quería que llevara a mis suegros a nuestra casa, y yo accedí. Si no hubiera cultivado Falun Dafa, no hubiera accedido a que mis suegros vivieran con nosotros.
El Maestro dijo:
“Pero como Dafa dizi, ustedes tienen que cultivar la bondad, así que deben ser compasivos. No importa si ellos aceptan o rechazan [los hechos], deben siempre tratarlos con compasión y no deben ser competitivos con personas comunes o pensar acerca de seres conscientes con conceptos humanos. Sólo hagan lo que deben hacer con compasión, sin importar si ellos lo aceptan o rechazan. La compasión es un producto de la cultivación y no es algo fingido; viene de lo profundo del corazón y no es algo para demostrar a otra gente. Es algo que existe eternamente y que no cambia con el paso del tiempo ni cambia dependiendo de las circunstancias” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Washington D.C., 2003, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol.IV).
Necesito cultivar mi benevolencia. Si no hubieran venido a vivir conmigo, podrían haber perdido una oportunidad única en milenios de saber sobre Dafa. Decidí hacer todo el esfuerzo para ser bondadoso con mis suegros y cuidarlos en los años siguientes.
El odio que una vez tuve hacia mi suegra poco a poco desapareció. Hoy en día, mi suegra a menudo me elogia por mi bondad. Todo esto es porque cultivo Falun Dafa y la gran benevolencia del Maestro ha salvado a mi familia y a mí.
Cultivarme bien y rectificar mis pensamientos.
El verano pasado, mi suegra discutió con mi hijo. Ella gritaba y quiso golpearlo. Traté de evitar que se pelearan, no obstante, entonces mi suegra dirigió su ira hacia mí. Al final, mi vecino tuvo que apartarla ya que estaba fuera de control. Este fue un hecho desafortunado, pero no me enfadé y mantuve la calma.
Un par de días más tarde, vi crecer los caquis en el árbol que mi suegra había plantado. Tuve un pensamiento de tomar algunos para molestar a mi suegra, ya que ella había herido los sentimientos de mi hijo. Me di cuenta que ese era un fuerte apego al odio y al resentimiento. Rápidamente recordé los principios de Falun Dafa, Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Cuando me acerqué al árbol de caquis, pasé por delante con una sonrisa y no recogí ningún fruto.
Cambié a mejor y cuando mi suegra me vio, se sintió muy avergonzada. En el pasado cuando discutía con mi suegra, ella sacaba tijeras y cuchillos, ahora ha aprendido a hablar educadamente. Cuando somos claros y racionales, los que nos rodean también cambiarán a mejor.
Me he beneficiado mucho de Dafa. Mi esperanza más sincera para los seres conscientes es que puedan aprender y entender Falun Dafa. Esta es la única esperanza para la humanidad.