(Minghui.org) Mi vida fue como una película. Había más amargura que felicidad hasta que me encontré con Falun Dafa.
Una infancia miserable
Nací en una granja cerca de Changchun en 1953 y tuve seis hermanos. Vivíamos en la pobreza extrema. Crecimos comiendo bollos de maíz y verduras que crecían en la naturaleza. Solo tenía un par de zapatos que me pasaron. Los amaba tanto que caminaba a la escuela descalza y me los ponía cuando entraba al aula.
Uno de mis hermanos menores murió muy joven y lo enterraron cerca de nuestra casa. Cada vez que pasaba por allí, me asustaba. Podía ver cosas que otros no podían, y veía fantasmas deambulando por ahí. A menudo me preguntaba si mi hermano menor estaba entre ellos.
Más tarde, desarrollé una extraña enfermedad. Tenía fiebre alrededor de las 11 de la mañana todos los días. La gente lo llamaba "malaria". No podía ir a la escuela porque tenía terribles dolores de cabeza y en cuanto entraba al aula los síntomas aparecían. Tuve que abandonar la escuela y quedé analfabeta.
Matrimonio desafortunado
Me casé a los 18 años. Mi marido era igual de pobre. Vivíamos en una cabaña de paja. Teníamos que quedarnos afuera cuando llovía por miedo a que la casa se derrumbara sobre nosotros. El pueblo de más de 40 casas nos dio un regalo de bodas... un reloj. Es tabú en la cultura china dar un reloj como regalo. Significaba la despedida final. El sombrío regalo pudo haber sido una señal de que mi matrimonio estaba condenado.
Mi marido me maltrataba todo el tiempo. Nunca aceptó su responsabilidad como padre. Como yo era analfabeta, no podía encontrar un trabajo en la ciudad de aquellos que se consideraban que tenían un buen ambiente laboral. Mi marido consiguió un trabajo en un mercado de la ciudad en 1971. Desde entonces, apenas volvió a casa. A menudo oía rumores de sus aventuras con una mujer tras otra. Cuando mi hija tenía un año, incluso trajo a su amante a nuestra casa.
Al final del año, le dieron un bono, recibía vino y dulces. Lo compartía con todos menos conmigo. Usaba tallos de maíz para cocinar la comida, y normalmente tardaban mucho tiempo en estar listos. Si no le gustaba la comida, la tiraba a la basura, a pesar de que nuestro hijo tenía hambre y quería comer. Incluso vendió el cerdo que crie, robó los fondos públicos que recibí y los despilfarró.
Durante los 20 años de matrimonio, sufrí una innumerable cantidad de abusos físicos. Era tímida y temerosa. Él se aprovechó de eso, y me golpeó a voluntad. No solo mi marido me intimidaba, sino que también lo hacían los miembros de su familia, excepto una de sus hermanas. Mi suegra una vez se enojó y destruyó todo en mi casa.
Una base para el futuro
Su hermana, quien nunca me maltrató, practicaba Falun Dafa. Hizo todo lo posible para salvarme del abuso de su familia. A menudo me preguntaba por qué ella era diferente, ya que toda su familia era tan malvada y de mal carácter. Me habló de los principios que seguía, y también de los libros que leía. Como yo era analfabeta, no le pregunté más.
Fue perseguida por practicar Falun Dafa. Fue arrestada, golpeada y sentenciada a prisión. Murió un invierno. Vi dos golondrinas descansando en su ventana ese día. Más tarde me pregunté de dónde vendrían esas golondrinas en el frío invierno.
Nunca soñé que yo también podría leer algún día y convertirme en una practicante de Falun Dafa. Me di cuenta de que toda la miseria y las dificultades que sufrí se debían al yeli. Aunque soporté mucho, todavía tenía la naturaleza bondadosa, que sentó las bases para mi futura cultivación.
Una vez, mi hijo me pidió 5 yuanes, pero yo solo tenía uno. Me paré en la puerta con mi suegra cuando un hombre de 30 años caminó hacia nosotros. Se acercó a mí y me pidió un yuan. Mi suegra me miró fijamente, me dio pena, así que le di mi último yuan. Después, mi suegra junto con otros familiares, me golpearon.
Solo cuando empecé a practicar Dafa, me di cuenta de que era una prueba. A pesar de tanta pobreza, todavía tenía un corazón bondadoso y estaba dispuesta a ayudar a cualquiera que lo necesitara.
Madre luchadora
Mi hija nació cuando yo tenía 19 años. Es una tradición china que una madre primeriza debe ser bien cuidada durante un mes para evitar desarrollar cualquier enfermedad futura. Pero no había nadie que me proveyera comida cuando yo tenía hambre. Tuve que recoger ciruelas en el patio trasero para tener algo de comer. Desde entonces he tenido problemas con el estómago y los dientes.
Di a luz a mi segunda hija en casa en el suelo con una fina capa de paja. Cuando mi marido y mi suegra vieron que era otra niña, se fueron inmediatamente. Tuve que ir al campo a trabajar tres días después de dar a luz.
Cuando estaba en el noveno mes de embarazo de mi tercer hijo, el partido comunista chino (PCCh) reforzó la política de planificación familiar. Me obligaron a inducir el parto, ¡era un niño y estaba vivo! ¡Pero los comunistas lo mataron con una tijera!
Mi salud quedó destruida después del aborto forzado. Más tarde, cuando empecé a practicar y mi ojo celestial se abrió, vi a mi hermano y a mi bebé y su triste situación. Vagaban sin rumbo y no tenían comida, bebida ni refugio.
Después de que nació mi cuarto hijo, un niño, desarrollé dolor en todo el cuerpo. Cuando mi hijo tenía ocho años, mi suegra nos obligó a divorciarnos.
Seguimos viviendo juntos después del divorcio, pero mi marido me convenció de que no podíamos engañar a su madre. Abrimos una tienda en Changchun donde vendíamos artículos para el hogar. Cuando me enfermé y me quedé postrada en la cama, él se volvió a casar y me abandonó con mis tres hijos. Cuando le pedí dinero, me golpeó tan terriblemente que me rompió el tímpano y quedé en coma. Vendió la tienda, se quedó todo el dinero y se fue.
No me dejó nada. No tenía dinero. Le pedí prestado 200 yuanes a mi hermana y compré una estufa. También compré cinco espátulas de hierro para cocinar y las vendí. Era increíble que pudiera vender lo que compraba diariamente. Me sentí un poco mejor, al menos podía alimentar a mis hijos. Como mi cuñado me robó mi carrito de compras, tuve que usar una bicicleta para llevar las pesadas espátulas de hierro para cocinar. Tenía que empujar la bicicleta y caminar una larga distancia para traerlas de vuelta a la ciudad. Seguí caminando con el corazón roto, con las lágrimas corriendo por mi cara. Tenía que ser fuerte, ya que tenía tres hijos que dependían de mí.
Protegida de graves quemaduras
La casa que alquilé se incendió debido a unos petardos que lanzó alguien en 1991. Me apresuré a entrar en la casa para salvar los 10.000 yuanes que tanto me había costado ganar. La llama tocó mi cara y sentí que la piel de mi rostro se desprendía.
Estuve hospitalizada durante 20 días. Mi cara estaba tan hinchada que mis ojos estaban muy cerrados. El dinero que había ahorrado se fue en unos pocos días. No podía pagar la medicina. El dolor era insoportable. Perdí la esperanza de vivir a los 38 años. Volví a casa y quise suicidarme con mis hijos. Estaban llorando y no querían morir.
Pensé que mi cara estaba arruinada ya que a menudo veo a las víctimas de quemaduras con la cara desfigurada. Pero no tenía cicatrices de las graves quemaduras. Mi cabello y cejas volvieron a crecer.
Solo cuando empecé a practicar, me di cuenta que el Maestro Li (el fundador de Falun Dafa) me había estado protegiendo. En la época más oscura de mi vida, siempre vi la luz y encontré una salida.
Practicando Falun Dafa
Mi oportunidad de cultivarme finalmente llegó. Me desperté un día en 2004 y tuve un fuerte impulso de aprender Falun Dafa. Busqué los libros de Falun Dafa por todas partes, finalmente, encontré que mi vecino de arriba era practicante de Falun Dafa.
Mi actual esposo me enseñó a leer el libro, ideograma por ideograma. ¡Ahora puedo leer! Falun Dafa me dio la sabiduría. Puedo leer el Semanario de Minghui y también escribir nombres para ayudar a la gente a dejar el PCCh y las organizaciones juveniles.
Mi actual esposo es muy amable. Mantuvo a mi excuñada en nuestra casa cuando fue perseguida y no tenía a dónde ir. También la ayudó a esconder y proteger los materiales de Dafa. Él es bendecido por sus buenas acciones. Es muy saludable, y todavía muy activo a pesar de tener 80 años.
La purificación de mi cuerpo fue un poco atemorizante para los demás. Tuve fiebre muy alta durante nueve días, y en ocasiones perdí la conciencia. Mi familia estaba preocupada. Pero sobreviví, y descubrí que me había recuperado de todas mis enfermedades.
Experimenté el poder de Dafa. Mi ojo celestial fue abierto bastante rápido. Pude ver que los caracteres del libro eran tridimensionales y de diferentes colores. El separador de libros de Dafa hecho a mano, y las flores de loto, tenían Falun. Vi libros celestiales en otras dimensiones cuando meditaba o enviaba pensamientos rectos, noté que nuestras acciones diarias de cultivación estaban registradas en otras dimensiones.
Recordando el pasado, ahora entiendo que cada vez que parecía que llegaba a un callejón sin salida, se abría una nueva puerta. Sé que el Maestro me ha protegido en cada instante, de lo contrario, habría muerto hace mucho tiempo.
Después de años de cultivación, ya no siento la amargura del mundo. La compasión de Dafa resolvió todos mis resentimientos, quejas y odio. Mi vida fue renovada por los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.