(Minghui.org) En marzo de 2001, cuando tenía 25 años, fui arrestado y enviado al centro de detención del municipio de Haidian en Beijing. Pude escapar de China hace un año. Muchos practicantes me preguntaron cómo sobreviví a nueve años de prisión. No fue fácil y no habría podido superar las tribulaciones si no fuera por la protección y guía del Maestro.
A todos los chinos de mi edad el partido comunista chino (PCCh) les lavó el cerebro por completo. Desde el jardín de infantes, nuestra educación se basa en la cultura del partido y el ateísmo. Los que tienen la oportunidad de ir a la universidad son los más contaminados, porque tienen que memorizar todo tipo de ideología y propaganda del PCCh para pasar los exámenes de la universidad. Yo fui uno de ellos. Fui a la universidad de Qinghua, una de las mejores universidades de China. Mi mente estaba llena de las teorías malvadas del partido, tanto que sentí que una gruesa barrera me separaba del Fa.
Este sentimiento duró mucho tiempo después de que fui arrestado. En el centro de detención, yo esperaba tener una comprensión y creencia bastante profunda del Fa, pero casi nunca podía llegar a ese reino; realmente me dolía el corazón. Cuando aclaré la verdad a los guardias del centro de detención, a menudo me pregunté qué era la cultivación y por qué debía creer en el Fa. Pude mantener la mente clara durante unas tres semanas y después me confundí durante una semana. Este ciclo se repitió durante cuatro años. El proceso era como pelar una cebolla, los malos pensamientos se eliminaban y luego había otra capa que se revelaba.
Yo era el único practicante en el centro de detención. Después de estar encarcelado allí durante 20 días, sentí que mis pensamientos rectos se debilitaban cada vez más. Pensé que no podía aguantar más, pero entonces ocurrió algo inesperado.
Un día, un preso que no tenía mucha educación, de repente dijo: "Déjenme contarles una historia. Hay una nadadora profesional en los Estados Unidos. Dos años después de haber cruzado con éxito el Canal de la Mancha, decidió intentar nadar desde una isla cerca de California hasta el continente americano. Poco después de comenzar, todo se cubrió de neblina y no pudo ver el barco que se suponía que la protegería, pero continuó. Quince horas más tarde, estaba exhausta y tenía mucho frío. Sintió que no podía nadar más. Pero persistentemente siguió durante otros 30 minutos. Finalmente hizo una señal de ayuda. El barco la encontró y se enteró de que estaba a solo un kilómetro y medio de la costa".
El recluso concluyó: "Por lo tanto, debemos ser persistentes, porque el éxito puede estar a un paso". Casi lloro al escucharlo. Los pensamientos rectos llenaron mi corazón exhausto. Sabía que el Maestro usó al recluso para darme una pista.
Unos días después, fui transferido al infame centro de detención de Beijing, que es para criminales. Muchos de mis compañeros practicantes de la Universidad de Qinghua fueron encarcelados allí. El ambiente en este centro era un poco mejor que el anterior porque muchos practicantes que fueron encarcelados allí habían aclarado la verdad a los guardias. Los reclusos confiaban en mí y me dejaban a cargo de la contabilidad, lo que me permitía tener acceso a lápiz y papel. Los practicantes y yo escribimos poemas del Maestro y artículos cortos que habíamos memorizado. Los pasamos y se los mostramos a algunos reclusos. Los practicantes recién arrestados que memorizaron poemas y artículos que fueron publicados después de nuestra detención también los escribieron para que tuviéramos la oportunidad de estudiarlos.
Durante el curso de la cultivación, a menudo ocurren cosas interesantes. Una mañana de diciembre de 2001, parte de un famoso poema chino apareció de repente en mi mente cuando me desperté: "Mientras mi barco ligero pasa por miles de peñascos, en ambas orillas el parloteo de los gibones suena sin pausa". Originalmente la parte del parloteo estaba en la primera mitad de la frase, lo que apareció en mi mente fue una versión equivocada del original. Sabía que era una pista del Maestro. Dos años más tarde, tuve la oportunidad de leer el artículo del Maestro: "Exponiendo el Fa en el Fahui de Filadelfia, Estados Unidos, 2002". Lo primero que dijo el Maestro en esta enseñanza fue el verso del poema en el orden original: "En cada orilla los gibones parlotean sonidos sin cesar, mientras mi liviana barca se desliza pasando miles de peñascos" (Exponiendo el Fa en el Fahui de Filadelfia, Estados Unidos, 2002). Muchos practicantes se asombraron de esta experiencia.
En junio de 2003, fui transferido a la prisión de Huazi en Liaoyang, provincia de Liaoning. El ambiente y la comida eran horribles. Aparte de dos comidas a la semana, nos alimentaban con pan de maíz a medio cocer. La sopa era solo un poco de agua salada con unos pocos trozos de hojas. En verano, todas las comidas eran de calabacín hervido. Incluso ahora, siento náuseas cuando veo calabacines.
Cada practicante encarcelado allí era vigilado por dos reclusos. A ninguno de los practicantes se le permitía hablar con el otro. Aclaramos intensamente la verdad a los internos que nos vigilaban; después de un tiempo no eran tan duros con nosotros. Los practicantes podían recitar el Fa para cada uno de los otros o compartir brevemente sus entendimientos. Cuando algunos practicantes obtuvieron los nuevos artículos del Maestro, fijamos un horario y nos reuníamos en algún lugar para pasarnos los artículos en secreto. Estudiábamos el Fa en la cama. Como las luces de los pasillos estaban siempre encendidas, sosteníamos el papel bajo la manta y estudiábamos el Fa con la luz tenue, mientras tratábamos de mantenerlo en secreto del guardia del turno de noche.
Después de que un practicante terminaba un artículo, lo pasaba a otro. Todos tardamos mucho tiempo en terminar un artículo, pero todos sabíamos que debemos estudiar el Fa para mejorar nuestros pensamientos rectos en un ambiente tan malvado. Yo memoricé Hong Yin (II) durante ese período. Me dije que después de ser liberado, apreciaría el tiempo para estudiar el Fa todos los días y no esperar hasta que las tribulaciones lleguen.
Los practicantes encarcelados en la prisión de Huazi fueron obligados a hacer trabajos pesados, a ver videos pornográficos y cosas de otras religiones y fueron torturados siendo obligados a sentarse en pequeños taburetes durante mucho tiempo. A principios de 2002, siete practicantes iniciaron una huelga de hambre en protesta por la persecución, que duró seis meses. Un guardia, cuyo apodo era cabezón, alimentó a la fuerza a los practicantes. Escupió en el cereal y usó agua sucia para lavar los tazones de cereal. Un guardia llamado Li Chengxin afirmó que vertía orina y heces en el cereal.
En junio de 2004, la prisión comenzó una nueva ronda de persecución. Intentaron transformar a todos los practicantes encarcelados en 100 días. Lo llamaron la "acción de los 100 días". Durante esta ronda de persecución, los practicantes Lian Pinghe y Fan Xuejun murieron torturados.
Una mañana de septiembre de 2004, unos cuantos reclusos movieron los muebles de una pequeña habitación y me encerraron allí. Un guardia me dijo: "Firma los documentos y renuncia a Falun Dafa. Si no los firmas, lo que te espera está más allá de tu imaginación". Estaba calmado y dije: "No tengo miedo y no renunciaré a mi creencia. No me pasará nada". Una hora después, ocurrió un milagro. Me enviaron de vuelta a mi celda y movieron los muebles de vuelta al lugar de donde los sacaron. Terminó justo así.
Dos horas más tarde, un recluso llamado Yang Yinan (el antiguo alcalde adjunto de la ciudad de Shenyang), al que se le asignó la vigilancia, me contó que asistió a una reunión con un grupo de jefes de la prisión. Todos hablaban de mí y decidieron dejar de perseguirme por el momento.
Yang me dijo: "¿Sabes que hice todo lo posible para ayudarte en la reunión? Les conté que has sacrificado tu educación, tu carrera, tu familia y tu amor por tu fe. Les pregunté: ¿Qué clase de resultados esperan si lo obligan a renunciar a su creencia? ¿Qué bien hace un mal resultado para ustedes?".
Luego me dijo: "¿Sabes por qué me esforcé tanto en ayudarte? Una mañana estaba enfermo, tosiendo y sin poder respirar. Nadie, incluyendo a los que estuvieron presos aquí conmigo durante mucho tiempo, me prestó atención. Eras un recién llegado, pero me ayudaste a levantarme, a caminar y me echaste agua caliente. Tal vez no recuerdes esto, pero yo sí".
La prisión luego ejerció presión sobre mi familia. Le pidieron a mi familia que me convenciera de dejar la cultivación en un video hecho por la prisión. También hicieron un video de mi madre que fue hospitalizada en Shenyang. Le dijeron que me transformaría pronto y que mi sentencia sería reducida. Mi madre pensó que era verdad y me pidió en el video que dejara la cultivación lo antes posible. Antes de reproducir el video, me dijeron que mi madre estaba dando su último aliento y que si renunciaba a Falun Dafa me permitirían verla antes de que falleciera.
En las prisiones chinas, a los verdaderos criminales se les permite visitar a sus padres moribundos, pero a mí, que solo intento ser fiel a mi creencia y dignidad, no me lo permitieron. Los médicos dijeron que mi madre habría vivido otros dos o tres años, pero falleció sin ver a su hijo debido a la tremenda presión mental. Cuando me informaron, me sentí triste y conmocionado. La noche en que falleció tuve un sueño lúcido en el que un practicante llamado Chang Wanxiang, que estaba encarcelado en la misma prisión que yo, señalaba al cielo y me preguntaba qué era lo que veía. Vi una galaxia que irradiaba un suave y reconfortante mensaje para mí. Poco después, esa galaxia explotó como fuegos artificiales.
De 2003 a 2006, los practicantes de la prisión de Huazi realizaron muchas huelgas de hambre y exigieron que se les liberara incondicionalmente y se les respetara por defender su dignidad. En 2005 y 2006, también participé en dos huelgas de hambre; una duró 99 días y la otra 140 días. Bajo las órdenes de los guardias, los reclusos que nos alimentaban a la fuerza ponían cosas sucias en nuestros cereales y colocaban los tazones de cereales junto a los urinarios. Los guardias nos llevaban y arrastraban a su oficina para alimentarnos a la fuerza.
A principios de 2007, debido a todos los esfuerzos de los practicantes, nuestro estado de cultivación y el ambiente cambiaron radicalmente. Nos negamos a colaborar con los guardias, a hacer trabajos pesados, a sentarnos en un pequeño taburete o a que nos revisen el cuerpo. Un miembro de la familia de un practicante le trajo algunos materiales de aclaración de la verdad mientras lo visitaba, así que se los pasamos a los reclusos. Otro practicante trajo libros electrónicos de los artículos del Maestro a la prisión.
Un practicante leyó la enseñanza: "Todos ustedes ya son conscientes de la ley de la generación mutua e inhibición recíproca. Si no tienen miedo, el factor que les haría tener miedo se volverá no existente. Esto no debe ser una acción forzada, pero se logra por medio de renunciarlo calmada y verdaderamente" (Eliminen sus últimos apegos, Escrituras esenciales para mayor avance (II)). Así que este practicante comenzó a transcribir los artículos del libro electrónico en papel y los pasó a otros practicantes. Nuestro xinxing mejoró y todos empezaron a transcribir el Fa día y noche. Un día, los guardias encontraron los papeles en nuestra celda y se los llevaron. Un practicante me dijo que iniciaría una huelga de hambre para protestar y decidí unirme a él. Unas horas más tarde, los guardias nos devolvieron los papeles.
Pudimos ver que el mal en otras dimensiones alrededor de la prisión Huazi se había desintegrado. Enviamos pensamientos rectos todos los días a las 6 y 12 de la mañana y la tarde. Los guardias incluso parecían que no nos veían haciendo la posición de las manos para enviar pensamientos rectos. Los reclusos asignados a vigilarnos eran reemplazados por otros nuevos cada dos semanas porque la prisión temía que los convenciéramos de cultivarse. Pero lo bueno era que tuvimos la oportunidad de hablar con casi todos los internos de la prisión y aclararles la verdad.
Sin embargo, el gobierno provincial decidió separar a los practicantes encarcelados en la prisión Huazi y nos transfirió a tres prisiones. Una docena de nosotros fuimos enviados a la prisión de Nanguanling en la ciudad de Dalian, incluyendo a tres que luego fueron torturados hasta la muerte: Wang Baojin, Bai Heguo y Liu Quan. Un practicante llamado Ren y yo fuimos enviados a la subdivisión 16.
Cuando llegamos allí, Ren gritó: "Falun Dafa es bueno. Los practicantes de Falun Dafa son inocentes". Luego fue puesto en una celda monitoreada de cerca. Comencé una huelga de hambre para protestar, así que la prisión decidió alimentarme a la fuerza. Me arrastraron desde el tercer piso al primer piso y luego otros 300 metros a lo largo del suelo hasta una celda. Era invierno y la piel de mis pies y piernas sangraba. Estaba tan triste y pensé: "Acabamos de rectificar el ambiente de la prisión Huazi. Ahora nos enfrentamos a otro entorno duro".
Pensé en suicidarme para protestar. Casualmente, encontré una cuchilla en una grieta de la pared. Cuando decidí seguir adelante con el acto, una persona vestida con ropa amarilla budista apareció frente a mí y me dijo: "¿Es esto lo que te he enseñado? ¿Cómo puedes tomar este camino?". Lo repitió varias veces. Me di cuenta de que era una advertencia del Maestro, así que abandoné este pensamiento incorrecto.
Unos meses después, como dos practicantes y yo nos negamos a hacer trabajo de esclavos, nos enviaron a una celda que estaba bajo estrecha vigilancia. Las celdas eran pequeñas, medían 2 por 2 metros. Fuimos forzados a dormir con la cabeza junto al baño como un insulto. La pared estaba cubierta con una lámina de plástico, lo que impedía a los internos matarse golpeando sus cabezas contra la pared. Había unos cuantos anillos de acero instalados en la pared para encerrar a los internos.
Los guardias me pusieron esposas y grilletes. Uno de los extremos de las esposas atravesaba el bloqueo de pie y se cerraba en el anillo de la pared, de modo que mi cuerpo tenía que agacharse. Estuve atrapado en esta dolorosa posición durante tres días y solo me soltaron mientras comía o usaba el baño. Tres días después, mi mano izquierda seguía atrapada en la pared, aunque no tenía que doblar mi cuerpo. Incluso durante el sueño, una mano estaba atrapada en la pared. Esta tortura duró cuatro meses.
En marzo de 2008, fui transferido a una celda diferente. Mis manos y mis pies estaban esposados todo el tiempo. Tuve que sentarme en el suelo día tras día. En abril, mantuve una huelga de hambre durante cuatro días, solicitando el derecho a hacer los ejercicios de Falun Dafa. Finalmente me dejaron hacer los ejercicios todas las mañanas y al mediodía.
En la celda, usualmente estudiaba el Fa o enviaba pensamientos rectos. Pero a veces pensaba en otras cosas y mis pensamientos se desviaban. Cuando desarrollaba pensamientos incorrectos, una gota de agua salía del grifo y hacía un sonido. Cuando mis pensamientos se alejaban más, el sonido era muy fuerte. No se acumulaba agua bajo el grifo, pero el sonido era fuerte. Me di cuenta de que era una advertencia del Maestro para que no tuviera pensamientos incorrectos.
En 2009, fui transferido de nuevo a una celda normal. Cuando tenía pensamientos incorrectos, las barras de acero de la ventana emitían un sonido, recordándome que me corrigiera. Pero nadie había tocado las barras. Pregunté a los otros internos y no escucharon nada.
En agosto, un asesino llamado Li Lin fue asignado para vigilarme. Era un tipo malvado y le dio a los guardias sugerencias sobre cómo torturarme. No me permitía hacer los ejercicios, me quitaba la comida y me maldecía e insultaba constantemente. Así que de agosto a noviembre, hice otra huelga de hambre. Los guardias pidieron a algunos internos que me arrastraran 500 metros por el suelo a una celda para alimentarme a la fuerza. Mis piernas fueron heridas por el arrastre. Pusieron grandes cantidades de sal en el cereal, lo que me hizo vomitar y tener diarrea.
Desde fines de noviembre a principios de diciembre, hice otra huelga de hambre, exigiendo el derecho a hacer los ejercicios. Esta vez la persecución fue desenfrenada. Me sujetaron la mano a la pared con el cuerpo inclinado. Cuando dormía, solo me abrían una esposa y un pie para poder estirarme, pero la otra mano y el otro pie seguían sujetos a la pared.
Durante la alimentación forzada, dos guardias me dieron una descarga con picanas eléctricas. Las picanas eléctricas hacían ruidos fuertes en mis pies, piernas y manos. Hice todo lo posible por no hacer ningún ruido. Los guardias incluso pensaron que las picanas no funcionaban. La habitación estaba tranquila. El único sonido que se oía era el de la picana que me daba una descarga en el cuerpo. Incluso los internos estaban asustados.
Me alimentaron a la fuerza con agua muy salada y no me permitieron vomitar. Si lo hacía, me echaban más agua salada por la garganta. El segundo día, me dieron una descarga con una picana eléctrica mientras me alimentaban a la fuerza otra vez. Siete días después, debido a mis fuertes protestas, dejaron de alimentarme con agua salada concentrada.
Para entonces, estaba muy enfermo debido a la tortura. Tenía fiebre alta y mi pulmón estaba en mal estado debido a la fiebre. Vomitaba todo lo que bebía o comía. Al cuarto día, llamaron a mi padre. Me ayudó a comer media manzana; era lo único que tenía durante ese tiempo. Los guardias me enviaron a una clínica de la prisión donde entré en coma; luego me enviaron a la sala de emergencias del hospital de la ciudad.
Estaba inconsciente y no podía controlar mis intestinos, pero los guardias todavía esposaron una de mis manos en la cama hasta que los médicos y enfermeras los regañaron. Los guardias creyeron que iba a morir pronto y no querían asumir la responsabilidad, así que llamaron a mi padre y le pidieron que me cuidara. Mi padre, mi hermana y algunos primos míos fueron al hospital.
Más tarde mi padre me dijo que me había vuelto muy frágil en ese momento y todos pensaron que estaba al borde de la muerte. Después de dos días de tratamientos de emergencia, recuperé la conciencia, pero durante los siete días siguientes mi mente no estaba clara. Pensé que todavía estaba estudiando en la universidad de Qinghua y que mi madre me envió al hospital universitario. Mi mente no se recuperó hasta que me dieron el alta del hospital.
Los practicantes que encontré tras las rejas y los muros de la prisión eran increíbles. Después de ser hospitalizado, de inmediato publicaron los detalles de mi persecución en sitios web. Como nadie sabía lo que estaba pasando, los practicantes pensaron que me enviaron al hospital porque mi garganta estaba rota por la alimentación forzada.
En la prisión, los guardias estuvieron de acuerdo en que ya no necesitaba hacer trabajo de esclavo. Además, tuve la oportunidad de hacer los ejercicios todos los días. Aproveché todas las oportunidades para aclarar la verdad a los internos. Algunas personas aceptaron fácilmente mis palabras, así que les dije más principios de alto nivel del Fa. Un día, en un comedor vacío, le dije a un recluso lo preciosa que es la oportunidad de cultivarse. Señalé una planta en el salón y dije: "Mira ese árbol. No tiene un cuerpo humano, por lo que no puede cultivarse. Qué triste". Para nuestra sorpresa, el árbol se inclinó hacia nosotros y siguió saludándonos como si escuchara mis palabras. No había nadie alrededor ni ninguna brisa. El recluso se sorprendió y dijo: "Todo tiene un alma. ¡Lo que has dicho es verdad!".