(Minghui.org) Mi padre me envió a vivir con mi tío en la provincia de Guangdong cuando tenía cinco años porque estábamos experimentando dificultades financieras extremas.
La casa de mi tío estaba muy cerca del templo de Nanhua, un famoso lugar de culto budista. Pasé allí muchos años de mi infancia.
Años más tarde tuve un sueño. Me acercaba a la puerta del templo, cuando un monje salió y me dijo: "Este es el Templo de Nanhua. Usted se cultivó aquí hace quinientos años". Entonces me desperté.
En ese momento pensé que tenía una profunda conexión con la cultivación.
Dos oportunidades perdidas
Desde que era muy joven a menudo miraba hacia el cielo estrellado, preguntándome sobre los misterios del universo y las preguntas fundamentales de la vida: ¿de dónde vengo y a dónde voy?
No hace falta decir que mirar las estrellas no me dio ninguna respuesta.
Durante mis años en la universidad, mis compañeros y yo fuimos a visitar el Templo Zhaojue en la ciudad de Chengdu. El famoso templo estaba repleto de gente, y el humo de incienso se trasladaba lentamente entre los suntuosos salones de culto.
Pero en lugar de sentirme feliz al estar allí, me invadió una ola de tristeza. Lo que alguna vez fue un lugar sagrado para rendir respeto a lo divino ahora se había convertido en un sitio donde la gente le pedía sin reservas a Buda y a las Pusa que les cumplan sus deseos -como conseguir un ascenso en el trabajo, hacer fortuna, tener un hijo o entrar en una buena escuela-.
Volví a mi ciudad natal para el Año Nuevo Chino de 1996 y vi por casualidad una bandera colgada a lo largo de la carretera. Algunos caracteres estaban escritos hermosamente en dorado: "Falun Dafa".
Un grupo de personas estaba de pie junto a la bandera haciendo algunos ejercicios. Sus lentos movimientos iban a tiempo con la melodiosa música que se estaba reproduciendo. Me quedé hipnotizado, mirándolos.
Al día siguiente, fui a una librería y me llamó la atención una copia de Zhuan Falun que estaba en la estantería. Inmediatamente recordé las palabras "Falun Dafa" que había visto el día anterior, y compré el libro inmediatamente.
Estaba tan emocionado que empecé a leerlo tan pronto como llegué a casa. Sentí como si de repente me hubieran inyectado una gran explosión de sabiduría. Era un gran libro, en el que encontré respuestas a muchas de las preguntas que tenía sobre la vida y el universo. Aprendí sobre la relación entre la virtud y el yeli (karma), y la pérdida y la ganancia. Me llevó a reflexionar sobre lo que había hecho y lo que estaba haciendo con mi vida.
Después de las festividades del Año Nuevo volví a la ciudad donde estaba trabajando. Anduve en mi bicicleta tratando de encontrar un sitio de práctica de Falun Dafa, pero nunca encontré uno. Poco a poco, mi interés en Dafa disminuyó, y perdí esta oportunidad con Dafa.
Un año después, me encontraba decepcionado e insatisfecho con el rumbo que había tomado mi vida, y quise hacer un cambio. Así que renuncié a mi trabajo.
Me inscribí en una universidad de Beijing para estudiar inglés, con la esperanza de tener la oportunidad de trabajar en una gran compañía extranjera después de que mi inglés mejorara.
Un hombre de mediana edad se sentó a mi lado en el tren a Beijing, y me presentó a Falun Gong (otro nombre con el que es conocido Falun Dafa). Le dije con entusiasmo que sabía de Falun Dafa, y que había estado buscando un lugar para practicar. Me aconsejó que fuera a uno cerca de la Universidad de Beijing, y me dio la dirección.
Le prometí que lo haría, pero mi mente se llenó de pensamientos sobre el aprendizaje del inglés y la búsqueda de un futuro mejor. Terminé echando por tierra mi promesa.
Durante ese año que me quedé en Beijing, nunca fui al sitio de práctica. La segunda oportunidad que el Maestro tan cuidadosamente había arreglado para que yo empezara a practicar Falun Dafa pasó de largo una vez más.
Pasó otro año, y regresé a Chengdu después de terminar mi curso. Cumplí mi deseo y conseguí un trabajo con el que estaba bastante satisfecho. Me sentí aliviado, pensando que finalmente había logrado mi sueño. Ahora podía luchar por la fama y la fortuna.
En cuanto a la cultivación, que me haría soportar dificultades, hace tiempo que la había olvidado y la había sacado de mi mente.
La chispa finalmente se enciende
Poco después de regresar a Chengdu, uno de mis excompañeros del instituto me llamó. Vino a recomendarme Falun Dafa.
En realidad yo le había sugerido que empezara a practicar Falun Dafa dos años antes, después de que leí por primera vez Zhuan Falun.
No le prestó atención en ese momento porque era un devoto budista y estaba practicando otro qigong. Sin embargo, cuando Falun Dafa se hizo más popular en Chengdu, dejó todos los otros tipos de qigong que había estado haciendo y se metió firmemente en la cultivación en Dafa.
Esta vez fui yo quien dudó. ¿Debo cultivarme? Sabía que Dafa era bueno, pero sentí que la cultivación me distraería de mi búsqueda de una buena vida.
Mi mayor duda era si esta práctica realmente podía mejorar la salud y la moralidad. Además, sabía que mi amigo se levantaba muy temprano para hacer los ejercicios cada día, algo que pensaba que era demasiado para mí. No era capaz de tomar la decisión de cultivarme.
Pero sucedió algo que finalmente me hizo dar el salto a la cultivación en Dafa.
Era Nochebuena. Un amigo que había conocido poco tiempo atrás me invitó a cenar a un restaurante. Pidió una mesa llena de comida, y después de tres rondas de bebidas dijo que tenía que ir a buscar a otro amigo. Así que le presté mi bicicleta.
Esperé y esperé en el restaurante hasta que oscureció, pero nunca regresó. Finalmente me di cuenta de que me había engañado. No solo tenía mi bicicleta, sino que también tenía que pagar la cuenta.
Abatido y enfadado, caminé a casa, pero sin darme cuenta había ido hasta la casa del compañero de clase que me había aconsejado practicar Falun Dafa.
Avergonzado, le conté lo que había pasado esperando que sintiera algo de lástima por mí, pero para mi sorpresa, me habló usando los principios de Dafa.
Me hizo pensar, y ya no me sentí ciegamente ofendido, molesto o resentido.
Dijo que cuando una persona se encuentra con un conflicto, primero debe buscar la causa dentro de sí misma. Me llevó a reconocer que mi deseo de querer siempre sacar cosas de los demás había resultado en que me engañaran. Mi codicia, egoísmo, deudas kármicas, así como la relación entre la pérdida y la ganancia fueron factores que contribuyeron a este evento.
Todo lo que me había dicho provenía de la sabiduría que había obtenido al estudiar los principios de Dafa y de sus propias experiencias de cultivación.
Todo esto fue enseñado muy claramente en Zhuan Falun, pero yo ya había olvidado lo que había leído en el libro, ya que no me cultivaba.
En ese momento, parecía haber una voz que resonaba profundamente en mi corazón, y supe que no debía perder la oportunidad de cultivarme de nuevo.
Le dije a mi amigo: "¡De ahora en adelante, yo también me cultivaré!".
El libro que tenía de Dafa se había extraviado cuando me mudé. Cuando él me entregó un ejemplar de Zhuan Falun, sostuve el libro con ambas manos y me arrodillé respetuosamente. Quería expresar sinceramente mi deseo de cultivarme en Dafa en esta vida y persistir hasta el final.
Aunque era tarde en la noche, le pregunté si podía enseñarme los ejercicios. Así que me enseñó la meditación sentada. A pesar del dolor, me obligué a sentarme con una pierna cruzada en la posición de medio loto y lo seguí mientras él hacía las señales de mano.
Algo mágico sucedió: cuando terminé las señales de mano, sentí como si hubiera decenas de millones de cosas diminutas girando rápidamente dentro de mi cuerpo, empezando por la punta de los dedos de los pies y subiendo hasta mi abdomen, luego a mi pecho, y la parte superior de mi cabeza. Se multiplicaron, volviéndose cada vez más rápidas, más fuertes, hasta que finalmente rodearon todo mi cuerpo. Mi cuerpo comenzó a sentirse entumecido, y mi respiración se aceleró.
Estaba sorprendido por esta repentina reacción en mi cuerpo. Traté de mantener la calma, pero me puse ansioso. Le dije al Maestro en mi mente: "¡Maestro, no más, no más!".
Tan pronto como tuve este pensamiento, "swoosh" todas las cosas que giraban se detuvieron y desaparecieron.
Más tarde, aprendí que la sensación que experimenté fue que el Maestro enviaba Falun para purificar mi cuerpo, y al mismo tiempo probaba mi cualidad de iluminación y nivel de tolerancia. Me sentí decepcionado de mí mismo por no poder soportarlo un poco más.
El Maestro dijo:
"Es como este enchufe, una vez que se enchufa, viene la electricidad" (Los Dafa dizi tienen que estudiar el Fa).
Así, ese día, el 24 de diciembre de 1998, el destino me llevó al lugar correcto. Después de dejar pasar Dafa dos veces, incluso alguien tan tonto como yo, que debió haber causado tanta preocupación al Maestro, finalmente aprovechó la oportunidad de entrar verdaderamente en la cultivación de Dafa.