(Minghui.org) Shen Zhonggyang fue una vez un reconocido experto de trasplantes de órganos en China. Recientemente ha sido expulsado por el régimen comunista chino y apartado de la conferencia consultiva política del comité nacional de China.
Shen fue director del centro de trasplante de órganos del primer hospital central de Tianjin y del instituto de trasplantes de hígado del hospital general de la policía armada. En la página web oficial del primer hospital central de Tianjin, Shen fue presentado como “un renombrado experto en trasplante de órganos”.
Según sitio web del hospital: “En 1998, creó el primer instituto de trasplantes y formó a muchos trabajadores. Lideró el equipo para ayudar a 70 unidades médicas del país a mejorar los trasplantes de hígado. En 20 años, él y su equipo realizaron más de 10.000 trasplantes de hígado”.
Otro sitio web del departamento de trabajo del frente unido de China, dice que bajo el liderazgo de Shen, el primer hospital central realizó 5.000 trasplantes de órganos desde el 2010.
En otra presentación de Shen en una página web de Baidu Baike (Enciclopedia Baidu), se afirma que Shen completó casi 10.000 trasplantes de hígado en 2014, lo que representa una cuarta parte del total de trasplantes de hígado del país.
La participación de Shen en un número tan alto de trasplantes de órganos revela un oscuro crimen consentido por el gobierno en China, el asesinato de practicantes de Falun Dafa vivos y de otros prisioneros de conciencia por sus órganos.
La historia de la sustracción de órganos
A diferencia de muchos países con sistemas de donaciones de órganos establecidos, China no dispone de uno. Debido a la influencia de la cultura tradicional, los chinos prefieren mantener sus cuerpos intactos después de la muerte y pocos de ellos adoptan la idea de la donación correspondiente a la medicina occidental.
Era conocido que el régimen comunista chino utilizaba los órganos de los condenados a muerte para los trasplantes que necesitaban los funcionarios de alto rango, esto se hacía a pequeña escala.
Después de que el régimen comunista chino ordenó la persecución a Falun Dafa (una disciplina de cuerpo y mente), desde julio de 1999 el número de trasplantes de órganos se disparó. En abril de 2006, la exesposa de un cirujano que participó en la sustracción de órganos a practicantes de Falun Dafa vivos, alzó su voz para exponer al mundo estas atrocidades.
Investigación en curso
Desde entonces, activistas de derechos humanos han estado investigando este crimen atroz de sustracción de órganos a personas vivas.
En julio del 2006, David Kilgour (ex secretario de estado de Canadá para Asia y Pacífico) y David Matas (abogado canadiense de derechos humanos) publicaron un informe de 45 páginas en el que concluían que: “ …el gobierno de China y sus agencias en numerosas partes del país, en particular en los hospitales, pero también en los centros de detención y en los “tribunales populares”, han ejecutado desde 1999 a un gran (y desconocido) número de presos de conciencia de Falun Dafa. Sus órganos vitales, incluidos corazones, riñones, hígados y córneas, fueron prácticamente extraídos simultáneamente para venderlos a precio elevado, a veces a extranjeros, quienes en sus países de origen se enfrentan a largas esperas para donaciones voluntarias”.
En junio del 2016, Kilgour y Matas conjuntamente con Ethan Gutmann (escritor de investigación estadounidense), publicaron un informe de investigación actualizado sobre la sustracción de órganos en China. Investigaron cientos de hospitales en China y descubrieron que ofrecían a sus pacientes trasplantes al cabo de un par de semanas después de “hacer el pedido”. Esto solo es posible cuando existe una gran reserva de órganos.
Sus investigaciones también, mostraron que el número real de trasplantes realizados cada año por unos pocos hospitales chinos excedía el número oficial de trasplantes del país, que era de entre 10.000 y 15.000 al año. El número sorprendentemente alto de órganos trasplantados entre el 2006 y el 2016 procedía fundamentalmente de practicantes de Falun Dafa arrestados y encarcelados por negarse a renunciar a su fe, según el informe.
El 13 de junio del 2016, la Cámara de Representantes de los EE. UU aprobó por unanimidad la Resolución 343, que pedía a China “poner fin inmediatamente a la práctica de sustracción de órganos de todos los prisioneros de conciencia”. Pidió a China que finalizara los 17 años de persecución a Falun Dafa y que liberara a los practicantes de Falun Dafa y a lo demás prisioneros de conciencia. También exigió al PCCh que “permita una investigación creíble, trasparente e independiente sobre los abusos de los trasplantes”. Por último, pero no menos importante, pidió al Departamento de Estado de EE. UU que informara anualmente al Congreso sobre la aplicación de la prohibición de conceder visados a ciudadanos chinos y de otros países que se dedican al trasplante coercitivo de órganos o tejidos corporales.
El 29 de junio del 2016, Matas, Kilgour y Gutmann fueron invitados a una audiencia en el Parlamento Europeo, y presentaron su informe actualizado sobre la sustracción sistemática de órganos en China. Instaron a la UE a tomar medidas para detener esta atrocidad.
Según Matas, la conclusión final de las investigaciones fue que el PCCh había obligado a todo el país a participar en el asesinato a gran escala. Las víctimas eran mayoritariamente practicantes de Falun Dafa, dijo, así como uigures, tibetanos y miembros de iglesias locales. La represión del PCCh contra ellos fue un medio para obtener órganos para trasplantes, dijo.
Como señaló Matas, cuando se comete un crimen a gran escala y se asesina a decenas de miles de personas, el número de culpables no es menor que el de las víctimas. Nombró a algunos: los que realizaron los análisis de sangre y de órganos a los practicantes de Falun Dafa, los guardias de la prisión que llevaron a los practicantes, los médicos y enfermeras que realizaron las operaciones de trasplante, los agentes de la oficina 610 encargados de la persecución y los que propagaron el odio contra los practicantes.
Un tribunal popular independiente, conocido como el China Tribunal (Tribunal de China), en su veredicto final dictado en Londres el 17 de junio del 2019, dijo que existen evidencias claras de que la sustracción de órganos ha estado teniendo lugar en China por años “a una escala significativa”.
Si bien el régimen chino ha afirmado desde el 2015 que los órganos de los trasplantes provenían de donaciones voluntarias, el tribunal concluyó que la práctica sigue teniendo lugar. El jurado dijo que era cierto que los órganos provenían de practicantes de Falun Dafa encarcelados, que eran “probablemente la fuente principal”.
“La conclusión muestra que muchísimas personas han muerto de manera indescriptible y horrible sin motivo alguno, y que más pueden sufrir de manera similar”, dijo Sir Geoffrey Nice QC, presidente del Tribunal, al dictar sentencia el 17 junio.
El Jurado Internacional llegó a sus conclusiones después de considerar una serie de declaraciones escritas y orales, incluidas las declaraciones de más de 50 testimonios presentados en el transcurso de dos audiencias públicas.