(Minghui.org) La campaña de encubrimiento y desinformación del partido comunista chino (PCCh) en torno a la pandemia del virus de Wuhan (producida por el COVID-19), ha afectado la vida de cientos de millones de personas en todo el mundo.

A través de este horrible acontecimiento, mucha gente ha llegado a ver la naturaleza del PCCh y ha comenzado a reconsiderar la práctica de Falun Dafa, al darse cuenta de que fueron engañados por el partido.

Un día, me encontré con un conocido abogado de derechos humanos en una celebración. Expresó su admiración por los defensores de la democracia china, así como por los familiares de los involucrados en la masacre del 4 de junio. Los llamó a todos "héroes".

Cuando dirigí la conversación hacia Falun Dafa, parecía indiferente y evasivo. Muchos chinos, incluyendo académicos, malinterpretan completamente a Falun Dafa. Esto se debe a la incesante campaña de propaganda del PCCh para difamar y encasillar la práctica.

He hablado con mucha gente que afirma: "¡La persecución a Falun Dafa no tiene nada que ver conmigo!". No sienten el dolor causado por la persecución porque nunca lo han experimentado personalmente.

El PCCh controla todos los principales medios de comunicación de China, lo que hace difícil que la gente conozca la verdadera situación de la pandemia del virus de Wuhan.

Incluso trata de engañar al pueblo chino y al mundo, afirmando falsamente que ahora solo hay un puñado de casos de virus COVID-19 en toda China, cada semana.

Esta es la misma estrategia que el partido usó cuando afirmó que el 25 de abril de 1999, "Falun Dafa sitió la sede del partido comunista y está involucrado en la política".

Sin embargo, lo que realmente sucedió ese día, es que unos 10.000 practicantes de Falun Dafa fueron a Beijing para pedir la liberación de 45 practicantes que habían sido detenidos ilegalmente; solicitar permiso para publicar libros de Falun Dafa, y que se les permita practicar su creencia, sin ninguna interferencia del gobierno.

Un vehículo policial, equipado con varias cámaras de vídeo, grabó a los practicantes mientras permanecían en fila fuera de Zhongnanhai, el complejo del gobierno central. Cada practicante era muy consciente de las consecuencias a las que se enfrentarían en un futuro próximo.

El PCCh afirma que su sede principal no es un lugar para que los ciudadanos normales lo visiten, y que quienquiera que vaya allí, lo hace para crear problemas o para derrocar a los que están en el poder.

Cuando le conté a un amigo extranjero sobre la apelación del 25 de abril, me dijo: "¿Qué tiene de malo ir a la sede del PCCh? Era una apelación. ¡Es el derecho legal de un ciudadano a estar allí!".

Lo que los practicantes de Falun Dafa hacían ese día equivalía a salvaguardar los derechos básicos del pueblo chino: libertad de expresión, libertad de reunión, y libertad de creencia.

Sin embargo, el PCCh priva al pueblo chino de estos mismos derechos básicos y los trata como esclavos del estado.

Si a todos los chinos se les permitiera decir la verdad, escuchar la verdad, diferenciar entre el bien y el mal, y se negaran a aceptar las mentiras y la propaganda del PCCh, es posible que la pandemia de Wuhan nunca hubiera ocurrido.

Aunque han pasado 21 años desde la apelación del 25 de abril, mucha gente todavía tiene una opinión negativa hacia Falun Dafa.

Estas personas realmente necesitan mirar los hechos en lugar de las mentiras del malvado PCCh. Solo entonces verán claramente la verdad.