(Minghui.org) A una mujer que cumple una condena de ocho años por practicar Falun Gong se le ha negado la compra de artículos de uso diario y ha sido sometida a diversas formas de abuso por negarse a renunciar a su fe.
Falun Dafa, también llamado Falun Gong, es una antigua disciplina espiritual, de ejercicios y meditación perseguida por el partido comunista chino desde 1999.
A la Sra. Wang Lei, de 55 años y residente de Beijing, se le denegó comprar artículos de necesidades diarias desde su encarcelamiento en la prisión de mujeres de Mongolia Interior en septiembre de 2016. Los guardias de la prisión solían electrocutarla con picanas eléctricas cuando se rehusaba a seguir las reglas de la prisión o gritaba “Falun Dafa es bueno” en protesta por la persecución. No le estaba permitido hablar con otras personas.
Dos reclusas, Yang Xiuwen y Chang Ruixiang, fueron asignadas para monitorearla las veinticuatro horas del día. Se ha informado que le están poniendo medicamentos para la presión arterial alta y las enfermedades cardíacas en su comida todos los días, a pesar de que no tiene esas condiciones.
Muchos practicantes de Falun Dafa son forzados a hacer trabajos intensivos no remunerados en la prisión. No está claro si ella ha sido forzada a hacerlo.
La Sra. Wang era una mujer de negocios. Por mantener su fe en Falun Dafa, fue repetidamente arrestada y llevada a prisión.
Desarrolló desorden mental alrededor del 2001 mientras cumplía los tres años de trabajo forzado. Dos guardias femeninas le electrocutaron la cara con picanas eléctricas hasta que se les acabó la carga. Luego de esas sesiones de tortura, comenzó a oír voces y sufrió ataques de ansiedad.
Logró recuperarse reanudando la práctica de los ejercicios de Falun Dafa, solo para tener una recaída después de su último arresto el 26 de febrero de 2014.
La corte del distrito de Fangshan la sentenció a ocho años en prisión el 24 de noviembre del 2015. El veredicto de su apelación fue rechazado por la corte intermedia de Beijing N.° 2 el 24 de febrero del 2016.
Preparó una moción para reconsiderar su caso antes de ser llevada a prisión. Su abogado la visitó en tres ocasiones en la prisión para obtener su firma en la moción, pero cada vez fue rechazado por las autoridades. Su moción aún no ha sido presentada en el momento de escribir este artículo.