(Minghui.org) Tuve la suerte de conocer a Falun Dafa en enero de 1999 cuando estaba en el punto más crítico de mi vida. Mientras me esforzaba por vivir según los principios de Dafa, Verdad-Benevolencia-Tolerancia, mi vida experimentó una enorme transformación.
Mi familia antes de practicar Dafa
Tuve una vida dolorosa viviendo con la familia de mi esposo. Hasta pensé en el divorcio y el suicidio, que no tuvieron éxito y llevaron a que la relación con mi esposo y su familia se llenara de odio y resentimiento.
A los tres meses de mi matrimonio, mi marido comenzó a salir con amigos con frecuencia y rara vez se quedaba en casa o se ocupaba de los asuntos familiares rutinarios y mucho menos se ocupaba de mí. Teníamos una docena de acres de tierra para trabajar. Mi marido nunca puso sus manos en ellas. Mi suegro era doctor de medicina tradicional china y pasaba la mayor parte del tiempo tratando pacientes. Mi suegra padecía varias enfermedades.
En la sociedad patriarcal, hace más de treinta años, mis suegros malcriaron a su hijo (mi esposo) y yo tuve que trabajar en el campo con sus tres hermanas. Aunque estaba embarazada en ese momento, solo podía descansar medio día cuando estaba muy incómoda. Temiendo que los demás miembros de la familia me menospreciaran, tuve que soportarlo y seguir trabajando en el campo. Nadie se compadecía de mí ni le importaba cómo me sentía. Desde entonces, empecé a guardar rencor a mi esposo y su familia.
Mi marido no mantenía a la familia, sino que se apoderaba del dinero que yo guardaba. Cuando escondía el dinero, registraba toda la casa y lo encontraba siempre. Como se llevaba todo el dinero, no podía ni siquiera comprar productos básicos de higiene femenina. Un día mi madre me dio tres yuanes y setenta centavos que había ahorrado cuando fui a visitarla. Lo escondí debajo de toda la ropa en mi armario, pero mi marido lo encontró y se lo gastó invitando a sus amigos a un festín (el dinero equivaldría a más de cincuenta yuanes de hoy).
Cuando di a luz a mi primer hijo, mi marido no quiso entrar en la habitación. Se quedaba fuera de la habitación, echaba un vistazo y se tapaba la nariz antes de salir. Luego de que mi segundo hijo nació, se convirtió en el secretario del partido comunista chino del pueblo, lo que lo hizo aún más arrogante. Empezó a vestirse y a caminar por la ciudad como un VIP. Aunque ganaba un sueldo, seguía gastando todo su dinero en comer fuera sin tener en cuenta a sus hijos y a mí. Eso profundizó mi rencor.
Cuando mi hijo menor tenía más de un año, mi marido se convirtió en el jefe de la división de ventas de una fábrica de fuegos artificiales. Nos llevó a mí y a nuestros dos hijos a vivir cerca de la fábrica, lejos de sus padres. Ya no tenía que trabajar en el campo y pensé que finalmente podría vivir una vida mejor. Sin embargo, me pidió que trabajara en la fábrica y él cobraba mi salario, con la excusa de que era analfabeta y no podía firmar mi nombre en el talón de pago. Terminé trabajando sin sueldo mientras él malgastaba mi dinero.
Sucedió a finales de los años 80 y principios de los 90, cuando el PCCh promovía su reforma económica y su política de puertas abiertas. El gobierno, especialmente la policía, tenía un gran interés en los negocios ilegales, como el juego, la prostitución y los narcóticos. Mi esposo compraba sexo regularmente.
Un día, un amable informante me dijo: "Su marido está apostando y tiene una amante a sus espaldas". Me sorprendió, ya que era la primera vez que oía hablar de ello. Después de que él llegó a casa esa noche, no hice ningún escándalo. En cambio, le pregunté si era verdad. Para mi sorpresa, parecía indignado, negó cualquier implicación e intentó pegarme.
Más tarde, me infectó con una enfermedad de transmisión sexual. Luego cambió de táctica, admitiendo su error y rogando mi perdón. No podía contárselo a nadie, ya que era un esqueleto en el armario. Si mis parientes y amigos se enteraban, se preocuparían por mí. Ni siquiera me atreví a ver a un médico y sólo tomé un medicamento que mi marido había obtenido de su padre. La agonizante enfermedad sexual me hizo sentir ofendida y humillada, llorando y preguntándome por qué mi vida era tan dolorosa. Consideré seriamente el suicidio.
Un día, abrumada por el odio, agarré un cuchillo de cocina e intenté cortarle los dedos a mi esposo. Él corrió a casa de sus padres para esconderse de mí. Cuando le conté a mi suegra mi situación y mi sufrimiento, me acusó de sembrar la discordia en la familia. Cuando le llevé mi caso a mi cuñada, ella dijo que yo estaba difundiendo rumores. Su falta de apoyo me hizo aún más resentida.
Finalmente perdí la fe en mi esposo y su familia. Me dije a mí misma: "Si me suicido, ¿qué pasará con mis hijos? Si mi esposo se casa de nuevo, mis hijos sufrirán aún más bajo la madrastra". Así que decidí divorciarme y llevarme a mis hijos conmigo. Pero mi marido no aceptó el divorcio a pesar de todo. El desánimo y la desesperanza me volvieron loca.
Mi familia después de practicar Dafa
Mi vida dio un vuelco cuando un pariente me presentó Falun Dafa en enero de 1999.
Tengo muchos hermanos y nuestra familia era pobre cuando crecimos. Antes de que pudiera terminar el tercer grado, tuve que dejar de estudiar porque mi familia no podía pagar la escuela. Terminé siendo prácticamente analfabeta, incapaz de escribir mi propio nombre correctamente o de entender el chino mandarín.
Cuando me uní al grupo de estudio, tenía en mis manos el libro Zhuan Falun pero no podía leer nada en él. Mis compañeros me animaron: "No te preocupes. Puedes escuchar a los demás primero. El Maestro te ayudará y gradualmente podrás leer el libro".
Así que continué uniéndome al grupo de estudio todas las noches y me esforcé en escuchar mientras seguía, página por página. También escuchaba atentamente cuando mis compañeros de práctica compartían sus experiencias y entendimientos de cultivación.
Como la lectura se hacía en mandarín y el intercambio de experiencias se hacía en el dialecto local, inicialmente aprendí los beneficios de la práctica de Dafa a través del intercambio de otros. Aprendí que Falun Dafa enseña a la gente a ser amable y considerada. Aprendí que mi dura vida era probablemente el resultado de malas acciones que había cometido en vidas pasadas.
Me di cuenta de que cuanto más uno se equivoque con los demás, más sufrimiento tendrá que soportar después porque todo tiene que ser pagado. Por lo tanto, el único camino a una vida feliz es convertirse en una buena persona. Me acercaba a las enseñanzas de Dafa día tras día. Cuanto más las escuchaba, más quería aprender.
Una noche seguí con los demás leyendo el libro. De repente, me di cuenta de que podía reconocer algunos caracteres. Comprobé con los demás para ver si estaba leyendo algunos caracteres correctamente. Me dijeron: "Estás en lo cierto. Ya puedes leer ahora". Dije: "Todavía tengo muchos caracteres que aprender". Me animaron: "Definitivamente es un buen comienzo. Mejorarás muy rápido a partir de aquí".
Increíblemente, podía leer más palabras día a día. Después de más de un mes, pude leer el libro entero con otros. ¡Qué gran alegría! No podía expresar lo elevada que me sentía en ese momento. El Maestro me convirtió en una persona educada. No pude evitar agradecerle al Maestro en mi corazón.
Pasé los días siguientes con total felicidad. Todo el dolor y el sufrimiento se convirtieron en una cosa del pasado. Mi mente estaba en paz y empecé a sonreír todo el tiempo.
Mi familia, incluyendo a mi marido, se sorprendieron al ver mi tremendo cambio. Les dije, "Esto es el resultado de mi práctica de Falun Dafa. Dafa me enseña a ser una persona de moral alta según los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Sólo volviéndose una mejor persona puede uno encontrar el sentido de la vida y ser responsable ante su familia. Practiqué Dafa durante un mes y ahora ya puedo leer".
Viendo mis cambios, mi suegra, tres cuñadas, e incluso mi esposo querían practicar Dafa también. Toda nuestra familia comenzó a ir al sitio de práctica, juntos.
Nunca imaginé que mis suegros, con quienes me había molestado tanto en el pasado, pudieran convertirse en mis compañeros de práctica. ¡Qué cambio tan radical y qué bendición tan grande! La benevolencia del Maestro y el poder de Dafa se manifestaron realmente.
A través del estudio del Fa, aprendí que el error de mi esposo fue el resultado de la degeneración moral prevaleciente en nuestra sociedad. Él era sólo una víctima, así que dejé mi odio y quise estudiar el Fa con él. Nuestra relación dio un giro para mejor. También lamentó sus malas acciones en el pasado y se mantuvo alejado de los juegos de azar, las drogas y la prostitución.
Nuestros cuerpos se purificaron y en pocos meses empezamos a disfrutar de buena salud. Trabajábamos durante el día y estudiábamos el Fa juntos por la noche. Cuando la fábrica de fuegos artificiales quebró, empecé a trabajar en un taller de costura y mi marido conducía una motocicleta para transportar a los clientes. Aunque sus ingresos no eran muchos, hacía lo posible por alimentar a la familia.
La familia se reconstruyó tras la persecución
Justo cuando estábamos disfrutando de nuestra práctica y vida familiar, el ex líder del partido comunista chino (PCCh) Jiang Zemin inició la persecución a Falun Dafa el 20 de julio de 1999. La propaganda difamatoria contra el Maestro y Dafa se volvió abrumadora.
Fui a Beijing para hablar en contra de la injusticia pero fui detenida y llevada a un campo de trabajo dos veces por la oficina local 610 (una agencia clandestina creada específicamente por la alta dirección del PCCh para perseguir a Falun Dafa).
Cuando fui liberada del campo de trabajo en 2005, me enteré de que, bajo una gran presión de la policía local, mi marido dejó la práctica de Dafa y volvió a sus anteriores adicciones. Mi hijo menor estaba por entrar a la universidad pero no tenía dinero para pagar su matrícula. Por fortuna, mi hermana menor le dio varios miles de yuanes para cubrir la matrícula del primer semestre y lo envió a la universidad. Mi hijo mayor se fue de la ciudad y se dice que empezó a apostar.
Fue muy doloroso para mí saber que mi familia, por lo demás perfecta, se había separado bajo la persecución. Le rogué al Maestro que nos salvara. Primero persuadí a mi esposo para que volviera a Dafa. Estudiando juntos, su lado bueno fue revivido.
Comenzamos a reconstruir nuestra familia. Mi esposo volvió a conducir su motocicleta, mientras yo ganaba dinero recogiendo hojas de té y cultivando vegetales para la venta. Empezamos a contarles a nuestros vecinos sobre Falun Dafa y los instamos a renunciar al PCCh y a sus organizaciones juveniles. También visitamos a los parientes con regalos y aprovechamos la oportunidad para hablarles sobre la renuncia al PCCh.
Bajo la guía de Dafa y la protección del Maestro, nuestro ambiente se volvió más y más relajado a través de los años. Aprovechamos la oportunidad de hablar con todos los que conocíamos sobre Dafa y la renuncia al PCCh.
Luego de superar la persecución del PCCh una y otra vez, nuestras vidas se volvieron cada vez mejores. La situación de nuestros hijos también mejoró. Nuestro hijo mayor dejó de apostar y comenzó un trabajo normal. Nuestro hijo menor también encontró un buen trabajo después de graduarse de la universidad. Mi marido y yo trabajamos como temporales en una empresa local. Los ingresos de nuestra familia aumentaron y nos organizamos para pagar nuestras deudas anteriores. Nuestros hijos compraron coches y venían a visitarnos siempre que podían.
Hace dos años, construimos una nueva casa de cuatro pisos. Nuestros hijos se casaron y ahora tenemos una nieta. Mi esposo y yo tomamos diferentes turnos de trabajo para que uno de nosotros pudiera cuidar de nuestra nieta en casa.
Recorrí un largo camino desde la nada a todo y desde la amargura a la felicidad. Todo está otorgado por el Maestro. El Maestro me dio Dafa, la sabiduría, la salud, la habilidad de ayudar a proveer la salvación a otros y una familia llena de gente buena. No tengo manera de agradecerle al Maestro, pero continuaré mejorando en la cultivación.