(Minghui.org) Una residente de la ciudad de Qinhuangdao, provincia de Hebei, estaba en su casa el 6 de abril de 2020 cuando un grupo de oficiales y miembros del personal del tribunal del distrito de Haigang irrumpió en ella. La policía inmovilizó al hijo de la Sra. Yang Suhua mientras el juez celebraba una audiencia en el caso contra ella.
La Sra. Yang ha sido el blanco de los ataques por su fe en Falun Dafa, una práctica de cultivación que mejora cuerpo y mente, perseguida por el régimen comunista chino desde 1999.
El personal de la corte regresó a la casa de la Sra. Yang el 13 de abril para dar su veredicto. Fue sentenciada a cuatro años de prisión y una multa de 2.000 yuanes. Tuvo diez días, entre el 13 y el 23 de abril para presentar una apelación, y estaba previsto que fuese encarcelada el 24 de abril.
Queda por averiguar si apeló el veredicto o ha sido llevada a prisión.
Según su familia, la policía la ha estado acosando durante los últimos años y las autoridades la han condenado precipitadamente para cerrar su caso de 2016.
La Sra. Yang fue arrestada el 29 de agosto de 2016 después de ser reportada por hablar con la gente sobre Falun Dafa. Dado que el centro de detención de la ciudad de Qinhuangdao se negó a admitirla debido a su mala salud, la policía la liberó y la puso bajo arresto domiciliario.
Los oficiales de la comisaría de Duzhuang la llamaron con frecuencia y la instaron a ir a la comisaría para responder algunas preguntas a principios de 2017.
Después de que la Sra. Yang finalmente fue a la comisaría unas semanas más tarde, la llevaron a la procuraduría del distrito de Haigang para firmar su expediente de acusación. Solo entonces se dio cuenta de que la policía había fabricado el expediente del interrogatorio contra ella y presentó su caso a la procuraduría.
El 14 de marzo de 2017, dos policías y dos funcionarios de la procuraduría visitaron a la Sra. Yang en su casa y le dijeron que su caso había sido enviado al tribunal.
La policía intentó llevarla al tribunal la mañana del 10 de mayo de 2017, pero desistieron al descubrir que no estaba en casa.
Su salud comenzó a decaer como resultado del acoso y el miedo a ser encarcelada. A menudo se encontraba en un estado delirante y tenía dificultades para caminar.
Las autoridades continuaron el acoso y finalmente decidieron condenarla en 2020, a pesar de su estado de salud.