(Minghui.org) Un amigo contrajo coronavirus a principios de este año. Estaba preocupado por él. Sabía que aún no había renunciado al partido comunista chino (PCCh), así que le pedí ayuda al Maestro para que lo ayude a pasar la tribulación, y me propuse aclararle la verdad.
Acordamos encontrarnos para conversar de manera casual hace una semana. Sin embargo, estuvo lloviendo durante varios días, incluso el sábado en la mañana cuando pensábamos reunirnos. Dudé y pensé en reprogramar el encuentro. Luego pensé: “No, salvación de la gente no puede demorarse”. Llegué al lugar a tiempo, pero la cafetería estaba cerrada debido a la epidemia. Le pregunté si podíamos hablar en el auto, pero insistió en encontrarnos en otra tienda.
Cuando llegué. Me di cuenta de que estaba con otro amigo. Pensé: “Esto va a ser un inconveniente”. Había mucho cuidado por la seguridad en las áreas públicas. No estaba seguro de cuán receptivos serían.
Comenzamos a hablar sobre trabajo. En el medio de la conversación, su amigo fue al baño. Inmediatamente tomé la oportunidad para decirle a mi amigo: “Esto es importante para estar a salvo y saludable. Te contaré algunas cosas críticas cuando salgamos”.
“Podemos hablar aquí”, dijo.
Entonces fui directamente al punto y le expliqué que el virus estaba apuntando al partido comunista chino (PCCh). Mucha gente reconoció cómo el PCCh ha encubierto y mentido acerca de la epidemia. Le pedí que renuncie al PCCh y sus organizaciones afiliadas, él estuvo de acuerdo. Le expliqué la importancia de no seguir las órdenes del PCCh, y no ponerse del lado del PCCh en el futuro. Me prometió que no lo haría.
Justo en ese momento, su amigo volvió. Nos preguntó de qué estábamos hablando. Le dije: “Te lo diré en un momento”. Hablamos hasta la tarde. Cuando nos fuimos, aún seguía lloviendo. El amigo de mi amigo tenía que irse en la misma dirección que yo, así que lo llevé.
En nuestro viaje a casa, le conté acerca de la epidemia y lo insté a renunciar al PCCh. Inmediatamente aceptó. También me compartió que creía en el budismo y el daoísmo, y creía que el PCCh recibiría una retribución por sus crímenes.
Cuando salimos del automóvil, las nubes oscuras se fueron. El cielo se tornó azul, con un sol brillando en lo alto. Sentí que el Maestro me había dado coraje para ayudarlos a entender la verdad.
Aunque el PCCh esté tratando de encubrir la epidemia en China, podemos decir, gracias a toda la información disponible, que la situación sigue siendo severa. El tiempo es preciado. No podemos esperar más o perder ninguna oportunidad de aclarar la verdad.