(Minghui.org) Por las enseñanzas de Falun Dafa comprendí que Shifu siempre cuida y protege a los practicantes, pero nunca lo he sentido tan profundamente como durante esta pandemia de coronavirus.

Las personas en nuestra área se enteraron por primera vez del virus PCCh (coronavirus Wuhan) el segundo día del Año Nuevo Chino. Todos tenían miedo de infectarse, por lo que las calles decoradas festivamente estaban vacías. Aflojé antes del Año Nuevo y no compré los suministros necesarios para imprimir materiales de aclaración de la verdad. Planeaba comprarlos más tarde. Cuando la ciudad quedó en cuarentena y las empresas cerraron, lamenté mi falta. Sabía que necesitábamos tomar medidas inmediatas para salvar a las personas.

Le pedí a Shifu que me diera más tiempo, pero casi todas las tiendas estaban cerradas. ¿Qué podía hacer? El estudio local del Fa fue suspendido después del sexto día del Año Nuevo Chino. Era difícil ir a las casas de otros practicantes, por lo que era difícil mantenerse en contacto. Me puse ansioso.

Comprando bienes con éxito

Me tranquilicé y contemplé qué hacer. Entonces, recordé que una practicante vive cerca de una carretera. Podría encontrarla afuera si fuera a su casa. No la vi cuando llegué, pero escuché a alguien hablar en voz alta. Cuando miré, era el comerciante al que generalmente compraba suministros. Estaba despidiendo a alguien de su tienda y pude comprar los suministros que necesitaba con urgencia. Sin embargo, no tenía todo lo que necesitaba, todavía faltaba un artículo.

Decidí probar suerte en otra tienda. Cuando llegué, la dueña de la otra tienda estaba parada afuera haciendo una llamada telefónica. La tienda no tenía permitido vender productos, así que le pedí a la dueña que me entregara los artículos en su interior. Ella me pidió que esperara en el camino donde me llevaría los productos. Entró en su tienda y bajó la persiana para que nadie pudiera ver el interior.

Cuando me entregó los productos, dijo: "¡El inspector vino justo después de que terminé de cargar sus suministros en mi automóvil!". ¡Sabía que Shifu me había ayudado!

Ayudando a los dueños de negocios

La situación se volvió más complicada la próxima vez que necesité conseguir suministros. Aun así, decidí intentarlo. La tienda estaba cerrada cuando llegué allí, pero el esposo de la dueña estaba afuera. Le dije lo que quería comprar y llamó a su esposa para que le pasara los productos desde adentro. Todo transcurrió sin problemas bajo el cuidado de Shifu. Le dije a la dueña de la tienda que estaba bien que mantuviera su negocio abierto y que recomendaría su lugar a mis amigos.

Le dije: "No pienses que estás haciendo esto para ganar dinero. Estás ayudando a los practicantes a salvar personas y serás bendecida”. Ella estaba feliz.

Cuando le pagué con billetes de 100 yuanes impresos con mensajes de Falun Dafa, ella no dijo nada.

Le dije: “El partido comunista chino (PCCh) bloquea Internet y difunde mentiras para perseguir a los practicantes. Debido a esto, la gente no sabe la verdad, por lo que debemos pensar en muchas maneras de hacerles saber la situación real. Si no te sientes cómoda usando estos billetes, los cambiaré". Ella aceptó tomarlos. Ya le había aclarado la verdad a ella y a su esposo la primera vez que fui a su tienda.

Manteniendo contacto con compañeros practicantes

Es difícil mantener contacto con otros practicantes en estas circunstancias. Sin embargo, me di cuenta de que cuanto más crítica es la situación, más importante es para nosotros no perder el contacto. También necesitamos alentarnos y ayudarnos mutuamente. Sobre todo, debemos evitar tomar el camino trazado por las viejas fuerzas.

Después de que otro practicante y yo terminamos de repartir materiales, fui a la casa de una practicante anciana. Esperé al lado del camino. Después de un rato, la vi mirándome desde el balcón. Rápidamente la saludé con la mano. Ella entendió y salió.

Los jóvenes practicantes pueden acceder a la Internet. También podemos hacer citas para reunirnos y hablar en la calle. La mayoría de los practicantes en nuestra área han hecho un buen trabajo distribuyendo materiales para crear conciencia. Hemos podido entregar la misma cantidad de materiales que hacíamos antes del brote.

Debido al confinamiento, afuera había poca gente; la vigilancia está en todas partes y todos están aterrorizados. Esta situación requiere no solo tener un 100% de fe en Shifu, también tener fuertes pensamientos rectos cuando distribuimos los materiales.

Entrega de materiales sin problemas con la protección de Shifu

En el camino a la casa de otro practicante, una mañana noté varias bicicletas eléctricas estacionadas al lado de un gran supermercado. Me dirigí y comencé a ponerles materiales de aclaración de la verdad. Al mismo tiempo le pedí a Shifu que me ayudara. El ambiente se sentía denso.

Cuando coloqué un folleto en la última canastilla de las bicicletas, de repente sentí que el ambiente se relajaba y despejaba. En ese momento, cuatro jóvenes salieron del mercado. Caminé tranquilamente hacia mi bicicleta, me subí y me fui.

El PCCh exigió que las empresas reabrieran para restablecer su poder. El número de peatones en la calle comenzó a aumentar y algunas tiendas reabrieron. Los practicantes locales no dejaron de salvar a las personas y seguimos distribuyendo materiales como de costumbre.

Un compañero practicante y yo fuimos a otra comunidad para repartir materiales. Mientras algunos jóvenes conversaban afuera de una tienda, colocamos los materiales en las canastillas de sus bicicletas. Nos ignoraron y siguieron hablando. Una vez más me di cuenta de que Shifu está a nuestro lado, protegiéndonos.

En el pasado, le pedía ayuda a Shifu cuando tenía problemas y a menudo decía: "Shifu siempre está con nosotros". Ese sentimiento no fue tan profundo y real como durante este tiempo. ¡Estoy profundamente agradecido con Shifu por su compasiva salvación y protección! ¡También espero que los compañeros practicantes se apuren y salgan para salvar a más personas! Shifu ha extendido este tiempo para que podamos salvar a las personas y cultivarnos. No debemos permitir que ningún apego arruine el camino de cultivación que ya hemos recorrido.