(Minghui.org) La mayoría de los practicantes de mi área son muy diligentes, se cultivan sólidamente, y hacen las tres cosas todos los días. La repentina propagación del coronavirus resaltó la urgencia de salvar a la gente.
El hijo de la Sra. Li vive en mi zona residencial y ella vino a pasar las fiestas del Año Nuevo Chino con él. La Sra. He (también practicante) vive en el mismo edificio. Ambas practicantes decidieron imprimir información sobre cómo protegerse durante el brote. La Sra. He contactó a los practicantes locales y les pidió que ayudaran colocando la información en las puertas de los apartamentos y en los carteles de anuncios de la comunidad.
Algunos practicantes temían ser arrestados ya que las cámaras de vigilancia de nuestra zona fueron reemplazadas por otras de alta resolución. Después de intercambiar entendimientos basados en las enseñanzas, los practicantes se dieron cuenta de que estamos haciendo la cosa más recta del universo: salvar a la gente. El Maestro dijo:
“Si no tienen miedo, el factor que les haría tener miedo se volverá no existente” ("Eliminen sus últimos apegos", Escrituras esenciales para mayor avance (II))
Todos sabíamos que era hora de dejar de temer y confiar en el Maestro. Mientras los practicantes distribuían la información, se olvidaron de las cámaras de vigilancia y su miedo desapareció.
Una noche, las Sras. He y Li estaban distribuyendo información a las 9 p. m. Un hombre que pasaba por allí las vio caminando y les hizo señas con las luces de su auto. No tuvieron miedo y continuaron con lo que estaban haciendo. El hombre tenía curiosidad, salió de su coche y preguntó: "¿Qué están haciendo?". Cuando le contestaron que estaban salvando a la gente, volvió a su coche y se fue.
Cuando el virus se convirtió en una epidemia, nuestra área fue bloqueada, pero eso no nos impidió salvar a la gente. Un día, cuando fui a casa de la Sra. He, vi a una practicante que vive en otro distrito escalar el muro para buscar materiales. Esa practicante tiene casi 70 años. Me conmovió mucho su perseverancia. Cuando ella aclara la verdad a la gente, no se va a casa hasta que haya hablado con al menos diez personas. En pocos días logramos distribuir información en todas las áreas públicas de nuestro distrito.
Produjimos una variedad de materiales y los entregamos en cada hogar. En un momento dado, me preocupó que la información que dimos se desperdiciara. Entonces recordé las palabras del Maestro:
"Dije, incluso si sólo hubiera podido salvar a una persona, mis cosas no hubieran sido hechas en vano" (Exponiendo y enseñando el Fa en el Fahui del Área Metropolitana de Nueva York).
Una vez, la señora He dejó materiales en varios edificios. Al día siguiente estaba devastada al ver que todos habían sido removidos. De repente recordó las palabras del Maestro:
"¿No dijimos que la materia no se extingue? Dentro de un espacio específico, cuando uno termina de hacer alguna cosa, o sea, apenas alguien agita su mano para hacer lo que sea, todo es de existencia material y cualquier acción efectuada deja una imagen y un mensaje. En otros espacios eso es inextinguible y existe allí dentro para siempre" (Suming Tong Gongneng, Segunda Lección, Zhuan Falun).
Se calmó y recordó que está haciendo lo mejor, que es salvar a los seres conscientes.
Después de que el aislamiento se relajó, la gente salió poco a poco. La Sra. He y yo comenzamos a contarle a la gente sobre Falun Dafa cara a cara. La mayoría de la gente es receptiva y algunos están de acuerdo en renunciar al PCCh (partido comunista chino). Aquellos que no estaban listos para renunciar a su membresía en el partido nos agradecieron amablemente por la información. Esta experiencia ayudó a eliminar nuestra reticencia a aclarar la verdad a la gente de nuestra zona.
Aliviando los temores de los familiares
La Sra. He y yo vivimos en la misma zona. Cuando vino a visitarme una mañana, mi marido y mis hijos se negaron a dejarla entrar. Les dije que los practicantes no podían ser portadores del virus y que estaba bien que ella entrara. Todos saben que después de que empecé a practicar Falun Dafa hace 15 años, he estado saludable. Ellos creyeron lo que dije y la dejaron entrar en la casa.
Un día le dije a mi marido: "No te preocupes. Como practicante de Falun Dafa es mi responsabilidad hablarle a la gente sobre Dafa y ayudarlos a estar a salvo durante esta epidemia. Practicar Dafa me da mucha energía, así que el virus no tiene ningún efecto en mí y no tienes que tener miedo de que me infecte o transmita el virus". Desde entonces, mi familia nunca me impidió salir.
La familia de la señora Li también intentó que ella se quedara en casa. Su marido se enfadó y la regañó por ignorar las cámaras de vigilancia y no prestar atención a la seguridad. Incluso destrozó su teléfono móvil. La Sra. Li se quedó en casa durante tres días y produjo materiales. Sintió que los practicantes locales necesitaban ayuda y quiso salir. Le dijo a su marido: "La gente está en peligro, ¿cómo no vamos a salvarla? Estamos haciendo algo noble. Por favor, no me detengas". Su marido cedió.
Un arreglo asombroso
Me gustaría hablar de una cosa extraordinaria que ocurrió cuando la Sra. Li fue a comprar insumos para producir más materiales. Debido a la epidemia, muchos dueños de negocios se turnaban para vigilar sus tiendas. Cuando la Sra. Li fue a comprar suministros, el portero era la misma persona que le había vendido la impresora. Así pudo reponer los insumos que necesitaba para producir materiales.
Ella dijo agradecida: "El Maestro ha arreglado todo".