(Minghui.org) En una declaración del 7 de diciembre, el secretario de estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, designó a China y a varias otras naciones como "países de especial preocupación" en virtud de la Ley de libertad religiosa internacional de 1998, en su versión enmendada, por tolerar o participar en "violaciones sistemáticas, continuas y atroces de la libertad religiosa".
"La libertad religiosa es un derecho inalienable, y la base sobre la que se construyen y florecen las sociedades libres", escribió Mike Pompeo en la declaración. "Los Estados Unidos seguirán trabajando incansablemente para poner fin a los abusos y a la persecución por motivos religiosos en todo el mundo, y para ayudar a garantizar que cada persona, en todas partes y en todo momento, tenga el derecho de vivir de acuerdo con los dictados de la conciencia".
La persecución religiosa por el partido comunista chino (PCCh) es una de las peores, indica un artículo en The Daily Signal del 15 de diciembre titulado "Cómo el partido comunista chino roba a los niños su fe religiosa".
La atrocidad incluye "el internamiento de uigures en campos de concentración en Xinjiang y la sustracción de órganos a practicantes de Falun Gong, así como el arresto y encarcelamiento de seguidores por su práctica, la destrucción de edificios y símbolos de iglesias, y el arresto o intimidación de cristianos que realizan estudios bíblicos privados", informa el artículo de Sydney Kochan y Ann Buwalda. "Sin embargo, no está tan bien expuesta la persecución de los niños en China".
Separados de los padres y vedados para las actividades religiosas
Algunas de las tragedias fueron presentadas por la Campaña del Jubileo, junto con la Coordinación de Asociaciones e Individuos por la Libertad de Conciencia en un evento reciente durante la sesión del Tercer Comité de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
"El evento puso de manifiesto el hecho de que el partido comunista chino ha fracasado por completo en el cumplimiento de sus obligaciones en virtud del tratado de la Convención sobre los Derechos del Niño, del que China es signataria", informa el artículo de The Daily Signal. "Mientras comunidades religiosas enteras han sido perseguidas en China por sus creencias religiosas y espirituales, los niños han sufrido diez veces más".
"El gobierno ha separado a los niños de sus padres y ha amenazado con golpearlos si los padres no renuncian a su fe. Las autoridades gubernamentales han amenazado incluso a los padres de los niños adoptados con quitarles por la fuerza a esos niños, devolverlos a sus familias de origen o darlos en adopción de nuevo si la familia no renuncia a sus creencias", explica.
Como resultado del Reglamento Revisado de Asuntos Religiosos de China de 2018, "las autoridades locales han interpretado el reglamento en el sentido de prohibir la asistencia de todos los niños a las iglesias y otros lugares de culto, así como prohibir a los niños que asistan a cualquier actividad religiosa, como los campamentos de verano religiosos, o a la instrucción religiosa, como la escuela dominical".
Impacto negativo y duradero en los niños
Debido a que sus padres fueron abruptamente detenidos y encarcelados por su fe y por su liderazgo en la iglesia, estos niños sufrieron tremendamente por la ausencia de sus padres y por la inestabilidad de la familia.
Esto va en contra del compromiso del PCCh con las Naciones Unidas en su candidatura al Consejo de Derechos Humanos de "poner a los niños primero". De hecho, estas acciones del estado tuvieron el efecto contrario y no consideraron el interés superior del niño.
El artículo de The Daily Signal cita el informe anual del representante especial del Secretario General sobre la violencia contra los niños que confirma que se ha demostrado que la violencia y la privación de libertad están vinculadas, y que la privación de libertad a los niños o a sus padres tiene un "impacto negativo y duradero" en la vida de los niños.
"Lo que hace que las redadas del estado en las reuniones de niños de minorías religiosas sean adicionalmente preocupantes es que los arrestos son arbitrarios, no se basan en ningún crimen según la ley internacional", especifica el informe.
Un ejemplo es la hija de 18 años de un practicante de Falun Gong, que reflexionó sobre lo poco que pudo pasar de su infancia junto a su familia debido al prolongado encarcelamiento de su padre.
"Mi padre fue enviado a prisión por su fe. Murió en el hospital y nos dejó para siempre. Solo vi a mi padre dos veces. La primera vez, tenía 7 años. Lo visitamos en la cárcel, pero estaba muy delgado aunque feliz de verme. Quería abrazarme. Aunque yo sabía que era mi padre, era como un extraño para mí. Se ha convertido en un eterno arrepentimiento que nunca lo haya abrazado", dijo.
Discriminación y abuso en la escuela
Para estos niños, la persecución por su fe y la de sus familias también se extendió a la escuela.
"Los antiguos niños cristianos de China, al hablar de sus experiencias bajo la protección de seudónimos, recuerdan que se les enseñaba en clase que la religión estaba prohibida, que se les intimidaba con el arresto de sus padres, que se les excluía de las actividades extraescolares en la escuela, que se les castigaba por asistir a la iglesia y a las actividades religiosas fuera de la escuela, que se les obligaba a recitar eslóganes antirreligiosos y proateísmo, y que se les obligaba a firmar documentos de renuncia a su fe", expresa el artículo de The Daily Signal.
En septiembre de 2018, el departamento de educación chino obligó a los estudiantes a pasar una prueba sobre sus conocimientos antirreligiosos para poder graduarse. "La administración del Instituto Tecnológico de Shangqui amenazó a los estudiantes con expulsarlos si tenían creencias religiosas", dice el artículo. "Dos escuelas pidieron a más de 300 niños que firmaran un formulario en el que declaraban que no seguían una religión y los ‘avergonzaban’ por su fe en la provincia de Zhejiang, conocida por su población cristiana".
El artículo cita a Emilie Kao, directora del Centro DeVos para la Religión y la Sociedad Civil de la Fundación Heritage, quien señala que esta acción viola claramente el derecho internacional. "El derecho internacional garantiza a los niños la libertad de buscar la verdad y de vivir de acuerdo a sus conciencias", dijo en un evento de la Campaña del Jubileo el 5 de octubre llamado "China prohíbe la fe para todos los niños".
Para los hijos de practicantes de Falun Gong encarcelados, la escuela es un lugar lleno de discriminación. "Los amigos de Falun Gong revelan múltiples historias de niños que crecieron durante la represión de China contra el grupo en 1999. Una niña, Yisha, recuerda que un compañero de clase le dijo que su madre debía ser arrestada por practicar Falun Gong", relata el artículo.
Algunos incidentes fueron traumáticos: "Vivian, estaba durmiendo una noche en su internado cuando sus compañeros de clase la despertaron bruscamente y la golpearon, le dijeron que estaba loca por practicar con orgullo Falun Gong, e intentaron persuadirla de que se suicidara saltando por la ventana de su dormitorio", continúa el artículo.
Los maestros y los administradores de la escuela también estuvieron involucrados: "Otra niña, Danshan, recordó haber sido engañada por un maestro para que firmara un formulario de renuncia a la creencia en Falun Gong. Dijo que la engañaron para que creyera que era un formulario para participar en una función de caridad".
El PCCh ha destruido la cultura tradicional y étnica en el proceso. "[Los funcionarios del PCCh] han borrado esencialmente la identidad religiosa y lingüística de los niños y adolescentes budistas tibetanos al prohibir el programa de estudios budistas y la enseñanza del idioma tibetano en las escuelas", explica el artículo. "Al igual que los uigures, los budistas tibetanos son considerados extremistas y separatistas, y el partido comunista chino ha comenzado a atacar la cultura en sus raíces, en las escuelas primarias de toda la provincia".
"En casi todas las esferas de la vida, el trasfondo religioso y espiritual de un niño chino es arrebatado por el partido comunista chino como medio para justificar la persecución, la separación familiar, el adoctrinamiento y la discriminación", concluye el artículo. "Que en 2020 miles de niños en China deban mantener su fe en secreto por temor a represalias es absolutamente inaceptable y reprobable, y atestigua la flagrante falta de preocupación de China por los derechos y libertades inalienables de los niños".