(Minghui.org) El 11 de septiembre de 2020, como de costumbre salimos a contarle a la gente sobre la persecución del partido comunista a Falun Dafa y los alentamos a que renuncien al PCCh y sus organizaciones. Un practicante y yo hablamos con una mujer de edad mediana cuando un hombre se aproximó. Fui y lo saludé.
Le entregué dos tarjetas con códigos QR con links a sitios web sin censura. Uno era para renunciar al PCCh y sus organizaciones, y el otro era para ver una película sobre los practicantes de Falun Dafa arriesgando sus vidas para generar consciencia sobre la persecución. Él nos preguntó cómo se usaban estos códigos. Le dije que los tenía que escanear con su celular y bajar la aplicación. De ese modo, podría ver sin problemas la verdad, y la información se actualiza todos los días.
También le dije que era importante que renuncie al PCCh y sus organizaciones. Dijo que se había unido a liga juvenil y los jóvenes pioneros, pero no dijo que quería renunciar.
Cuando se iba, lo alcancé y continué aclarándole la verdad para instarlo a renunciar al PCCh pero no contestó. Cuando pasamos por una comisaría, de repente me tomó del brazo y me empujó hacia dentro.
“¡Ven aquí! Yo trabajo aquí y también soy miembro del partido!”, me dijo.
“¡Falun Dafa es bueno! ¡Falun Dafa es bueno!”. comencé a gritar y también le pedí ayuda a Shifu.
Había varias personas mirando afuera. La policía rápidamente cerró la puerta y la trabó. Yo me agarré del picaporte y no lo solté.
Un hombre que lucía como el jefe salió con una mujer. El policía de civil que me empujó hacia la comisaría comenzó a reportar: “Es una practicante de Falun Gong. Habla un montón. También me dio un código QR y me pidió que baje una aplicación”.
El jefe me preguntó mi nombre y dónde vivía. No le contesté y solo seguí gritando “Falun Dafa es bueno, déjenme ir”.
La mujer fue y habló con el policía de civil que me llevó: “Si no quieres las tarjetas con código QR está bien, ¿para qué la arrastras hasta aquí?”.
“Déjenme ir”, volví a decir.
Ella destrabó la puerta. Yo salí, me di vuelta, y los saludé. Les dije que recuerden que Falun Dafa es bueno y que eso les traería bendiciones.
Todo el incidente duró cinco minutos. Pero en esos cinco minutos, fui feliz de ver que la gente que entiende los hechos está haciendo lo que puede para potegernos.