(Minghui.org) He estado traduciendo para Minghui durante varios años, desde la traducción de artículos para conferencias de intercambio de experiencias hasta cartas de apoyo de miembros del parlamento y artículos para el sitio web Minghui en francés.
Después de dejar esporádicamente Minghui en francés, seguía regresando. En 2018, finalmente retorné. Me tomó veinte años entender, hasta que me di cuenta, de que este proyecto era mi misión. Lo que hoy hago en Minghui, un proyecto tan importante, jamás lo hubiera imaginado. En los últimos veinte años han sucedido muchas cosas.
Era ingeniera, luego trabajé como periodista y después en ventas. Todas estas experiencias me dieron habilidades, pero mi personalidad me impedía aplicarlas. Pensaba que no era capaz de dirigir un equipo y que por ello era mejor seguir órdenes. Soy buena manejando los detalles del día a día una vez que alguien me da la directriz.
Durante mucho tiempo pensé que no me había cultivado con la suficiente diligencia como para ser líder de equipo en cualquier proyecto de Dafa. Sabía que debía mejorar mi estudio del Fa, en el envío de pensamientos rectos y al concientizar al público sobre la persecución. Pensaba que estaba siendo modesta, aunque sabía que era capaz.
Entendiendo la importancia de Minghui
Mi participación en Minghui fue intermitente porque no entendía su importancia. En la superficie, no hay consecuencias si el trabajo se hace mal o no se hace en absoluto. No hay plazos de publicación al estilo de los periódicos ni un escrutinio constante de los supervisores.
En 2018, poco después de regresar al proyecto de Minghui en francés, se realizó la Conferencia de Intercambio de Experiencias de Cultivación de Falun Dafa en Washington DC. Por lo general, asisto a tales eventos con mi madre y me quedo con ella. El coordinador insistió en que esta vez permaneciera con el resto del equipo.
Por un lado, estaba contenta de poder moverme por mi cuenta. Pero, por otro lado, estaba muy reacia a cambiar mis hábitos. No entendía lo importante que sería reunirme en persona con otros miembros del equipo. Después de todo, habíamos trabajado muy bien a distancia.
Solo conocía por correo electrónico a los practicantes con los que trabajaba. Este encuentro en persona con ellos me permitió anclarme en el proyecto. Durante esos pocos días en Washington DC, conocí a miembros clave del equipo, incluido el editor.
También conocí a un nuevo miembro que acababa de comenzar a practicar Falun Dafa y podía interpretar simultáneamente tres idiomas. Lo más importante es que conocí al coordinador general del proyecto. Hablamos de nuestra vida diaria. Vivo lejos y aislada de los demás miembros del equipo. A través de estas interacciones, el proyecto se volvió muy significativo para mí. Por fin vi realmente mi misión.
El Maestro me empuja hacia adelante
También me di cuenta de los problemas del equipo. Todos nosotros, incluido el coordinador general, compartimos en profundidad. Me sorprendió descubrir que entendía los problemas a pesar de mi falta de participación. Nunca hubiese pensado en involucrarme en la coordinación. Me estaba escondiendo y usando mi juventud y mi inadecuado estado de cultivación. Pensé que no quería presumir.
Se celebró otra reunión el año siguiente. Estaba reacia a ir por la lejanía y por el costo del viaje. Además, como no habría conferencia de intercambio de experiencias de cultivación, no me parecía que el viaje fuera "digno".
No tenía trabajo ni dinero, pero tenía tiempo. Tampoco sabía lo que pensaría mi marido. Al final, ante la insistencia de la coordinación y con el apoyo de mi esposo decidí asistir.
La reunión trajo varios cambios y ajustes al funcionamiento del equipo. Llegué a conocer a más miembros del equipo y todos escribimos artículos de experiencias para compartir entre nosotros. Una vez que se reorganizaron las tareas, pasé a formar parte de un equipo de administración.
Me sentí extraordinariamente honrada, pero también aliviada de ser solo un miembro del equipo con responsabilidades relativamente ligeras. Solo teníamos que reunirnos una vez a la semana, lo que no aumentó mi carga de trabajo. En la superficie seguía siendo humilde y evitaba presumir, pero la verdad es que no quería responsabilidades.
El Maestro dijo:
“Los Dafa dizi de seguro trabajan muy duro, porque la responsabilidad histórica les ha otorgado una carga importante y tan grande; esta misión histórica hace que ustedes, en el momento clave, tengan que cargar esta responsabilidad histórica” (Qué es un Dafa dizi ,enColección de Enseñanzas del Fa, Vol. XI).
Tuvimos varios cambios después de la Conferencia Internacional de Intercambio de Experiencias en Nueva York de 2019. El nuevo coordinador tuvo una tribulación y se nos pidió a otros dos y a mí que asumiéramos sus responsabilidades.
Se suponía que iba a ser temporal, solo hasta que ese practicante superara la tribulación. Entonces me fue más difícil escapar de mi misión y la responsabilidad que se suponía debía asumir, finalmente me alcanzó.
A nivel humano, estaba muy segura de que estaba a la altura de la tarea. Pero en el lado de la cultivación no estaba tan segura. Temía que mi falta de diligencia afectara el proyecto. Pensé que no estaba ni cerca del nivel de cultivación para estar a cargo de un proyecto tan importante de validación de Dafa.
El Maestro dijo:
“El ser capaz de reconocerlo es en sí mismo una gran mejora. Así es la cultivación; cuando constantemente reconoces tus deficiencias te estás mejorando. Pero si vas a caminar bien el sendero que tienes por delante, lo que es más crucial es cómo vas a fortalecer tu fuerza de voluntad" (Exponiendo el Fa en el Fahui de Atlanta, 2003, de Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. IV)
En términos de trabajo y cultivación, tenía que ser diligente. El Maestro ya lo había arreglado todo. Fui solícita y busqué compensar. Entonces, los proyectos que tenía que hacer eran aquellos solicitados por alguien o que tenían una fecha límite. La urgencia me impulsó hacia adelante.
Ahora tengo un puesto importante en el equipo y ya no puedo rehuirlo. Lo único que necesito hacer es cultivarme con diligencia para que el éxito de mi cultivación sea proporcional a la responsabilidad que tengo.
Siempre pensé que era difícil levantarme temprano por la mañana. Pero ahora tengo una razón concreta para hacerlo. Después de actualizar el sitio web, tengo toda la mañana para leer una conferencia del Maestro y practicar los ejercicios.
Mi estado de cultivación, a prueba
Gradualmente comencé a hacer otras cosas además de estudiar el Fa y practicar los ejercicios. Un día noté que se me caía el cabello. Mi estilista se preguntó por qué. La gente a mi alrededor pensaba que quizás estaba demasiado nerviosa.
Una noche, un pensamiento cruzó por mi mente: “¿No significa en chino perder el cabello, dejar el Fa? ¿Estoy perdiendo cabello porque dejo el Fa?". Me iluminé a que debería cultivarme diligentemente.
Participo en un grupo de estudio del Fa por la mañana, lo que no afecta mi trabajo. Tan pronto como nos iluminamos a algo, el Maestro organiza una prueba para ver si somos firmes.
Ningún practicante vive cerca de mí. Trabajo desde casa, así que no veo a mucha gente y rara vez tengo la oportunidad de mejorar mi carácter a través de conflictos interpersonales.
Una vez que comencé a estudiar el Fa con regularidad, empecé a tener fricciones con otro miembro del equipo. Me enfrenté a mi primera dificultad real como responsable. Primero traté de lidiar con el conflicto a nivel humano. Discutí, debatí y refuté los argumentos del otro practicante. Señalé los errores en sus comentarios, etc. Pensé que a lo largo de los años nadie le había dado una respuesta estructurada y bien razonada. Después de discutir con él, finalmente estuvo de acuerdo conmigo.
Este enfoque falló por completo. Con la ayuda de dos compañeros practicantes a cargo, me di cuenta de que discutir solo empeoraría las cosas. Me di cuenta de que, aunque tratamos de profesionalizar la gestión como una empresa normal, nuestro proyecto de Dafa no es una empresa normal. Cuando surgen conflictos, estos no podrán resolverse completamente por medios humanos, sino solo mejorando nuestro carácter.
El Maestro dijo:
“Cuando aparece un problema, es porque uno está obstinadamente yendo contra los principios del Fa. Busca dónde está el problema, afloja esa obstinación, y ordena las cosas. Cuando encuentras cualquier problema, la mejor manera es no ir contra otros, lanzarte hacia adelante, y apresurarte a buscar la solución. Deja tu corazón de apego, da un paso atrás y resuélvelo. (Aplausos) Si cuando ocurre algo, empiezas con que tú estás en lo correcto, yo estoy en lo correcto, éste es tu problema, éste es su problema, cómo y cómo lo hice yo, aunque en la superficie parece que estás resolviendo el conflicto, en realidad ese no es el caso. En la superficie se ve bastante racional, pero en realidad eso no es racional en absoluto. No has dado un paso atrás, ni desechado completamente tu corazón de apego para reflexionar sobre el problema” (Exponiendo el Fa en el Fahui de la capital de los Estados Unidos, de Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. VII).
Así que comencé a mirar hacia adentro y me di cuenta de que discutir con otro practicante era mirar hacia afuera, aunque parecía como si estuviera discutiendo de acuerdo con el Fa. La única forma de equilibrar toda la situación era dar un paso atrás y cultivarme bien. Compartí mis pensamientos con los otros practicantes a cargo y procedimos en consecuencia. El problema ya se ha resuelto y obtuve una nueva perspectiva para la coordinación del equipo.
Solo recientemente he tenido estos entendimientos y siento que aún estoy en las etapas iniciales para entender mi nuevo rol. Agradezco al excoordinador por empujarme y alentarme a regresar a este proyecto. Sin él, posiblemente nunca hubiera dado este paso.
Aquí me gustaría agradecerle otra vez por las asesorías que todavía me da, incluso si mis apegos en algún momento me impiden recibirlas amablemente.
Agradezco especialmente al Maestro por permitirme finalmente anclarme firmemente en este proyecto para que pueda practicar diligentemente. Agradezco a los compañeros practicantes por darme un ambiente de cultivación.