(Minghui.org) Hace unos años, fui sentenciada ilegalmente por el partido comunista chino (PCCh), por practicar Falun Dafa, y me retuvieron en el hospital de una prisión de mujeres. Un día, otras dos reclusas llegaron a tratarse en el hospital: Xiaomin, que estaba deprimida y dormía todo el día excepto a la hora de comer, y su asistente Xiaoli (seudónimo).

Según Xiaoli, Xiaomin ya había sido hospitalizada anteriormente. Cuando la llevaron de vuelta a la prisión, comenzó a desconfiar de las demás reclusas, temiendo que la fueran a "denunciar" por cualquier cosa, lo que provocaría que le extendieran la pena. Evitaba el contacto visual con las reclusas y rogaba a las guardias [que la dejaran volver al hospital]. Xiaomin necesitaba ser hospitalizada de nuevo.

Xiaomin tenía un aspecto lamentable: Se pasaba todo el día acostada en la cama, se negaba a ducharse y olía mal. Después de conocerla, me enteré de que su familia tenía un negocio y que se había metido en problemas por emitir facturas sobredimensionadas. Para ayudarla a permanecer despierta durante el día, la cuidaba y le hablaba mucho para despertar su conciencia principal.

Al final empezó a abrirse a mí. Me dijo que estaba muerta de miedo porque las otras prisioneras trataban de hacerle daño, para que les redujeran la pena. La ayudé a ver la situación con claridad y le dije que las cosas que le preocupaban no sucederían.

Se volvía lúcida y parecía feliz cada vez que manteníamos conversaciones, pero acababa volviéndose temerosa y desconfiada algún tiempo después. Tenía que hablar con ella una y otra vez para calmarla. En el proceso, tuve la oportunidad de hablarles a Xiaomin y Xiaoli sobre Falun Dafa, y las ayudé a retirar su membresía del partido comunista y sus organizaciones juveniles.

También le expliqué lo maravilloso que es Falun Dafa, mi experiencia personal de practicar, la persecución, y cómo la práctica se ha extendido por todo el mundo. Les enseñé a recitar: "Falun Dafa es bueno. Verdad, benevolencia y Tolerancia son buenas". Xiaomin entonces gritó: "Falun Dafa es bueno" en el pasillo del baño.

Me alegré por Xiaoli y Xiaomin porque conocieron la verdad sobre Dafa. También enseñé a Xiaomin a recitar poemas escritos por el Maestro Li. Los memorizaba y los repetía.

Xiaomin tomaba medicamentos todos los días para su depresión. Le pregunté a Xiaoli qué estaba tomando Xiaomin, y me lo dijo. Sabía que era un medicamento para la enfermedad mental y que tenía muchos efectos secundarios.

Quería que Xiaomin entendiera los efectos secundarios de la medicación. Le dije que las drogas psiquiátricas de ese tipo eran como una especie de anestesia y que hacían que uno se sintiera débil, letárgico y apático. Las personas que las tomaban perdían la capacidad de pensar con claridad y al final ni siquiera sabían quiénes eran.

Dos días después, Xiaoli me dijo en voz baja que Xiaomin no había tomado su medicina desde hacía dos días. Le pregunté cómo le iba a Xiaomin. "¡Lo está haciendo bien!", dijo Xiaoli. "Tiene energía durante el día y duerme bien por la noche".

Cada día que pasaba, Xiaomin se ponía más alegre y sonreía más. Luego le enseñé a lavar su colcha y le pedí que barriera el suelo para ayudarla a superar sus malos hábitos.

Más tarde me dijo que quería que le dieran el alta en el hospital. Le dije que cuando saliera de la cárcel, necesitaba encontrar el libro principal de Falun Dafa: Zhuan Falun. Me preguntó dónde encontrarlo. Yo le respondí: "Si alguien te cuenta la verdad sobre Dafa, háblales sobre lo que has aprendido aquí y te ayudarán".

El decano del hospital se sorprendió al enterarse de que Xiaomin quería el alta.

Era lamentable que Xiaomin hubiera sido sentenciada a una edad tan temprana y sufriera depresión. Pero tuvo la suerte de poder conocer Dafa en la cárcel y ser bendecida por creer en la bondad de Falun Dafa.