(Minghui.org) La maestra de matemáticas, la señora Chen, me sonrió y dijo lo bien que se veía mi salón de clases. La Sra. Chen no era así cuando comencé a trabajar con ella hace unos años. Solía ser muy severa y a menudo regañaba a sus alumnos. Incluso un niño dejó por un tiempo la escuela porque le tenía mucho miedo.
Yo sentía que había una barrera invisible entre la Sra. Chen y yo. Me di cuenta que ella, como muchos maestros, estaba llena de resentimiento debido al trabajo pesado y tedioso. Su estilo de enseñanza consistía en controlar a los estudiantes mediante un intenso enfoque autoritario. Con frecuencia la escuchaba gritar a los alumnos. Todos le tenían mucho miedo. Se quejaba mucho de lo difícil que era el trabajo.
De hecho, como yo era la maestra principal, mi carga de trabajo era aún más pesada. No solo necesitaba enseñar bien el tema, sino que también debía ser responsable de todo en la clase. Los alumnos eran demasiado pequeños para ocuparse de las tareas del salón. La maestra principal tenía que ocuparse de todo. Acababan de comenzar la escuela, por lo que no sabían nada de las reglas de la escuela. Eran muy ruidosos y traviesos. Tenía que permanecer en la clase en todo momento para mantener la disciplina y la seguridad de todos.
Era la primera vez que enseñaba en primer grado. Me sentía muy cansada. Sin embargo, me acordé que soy una cultivadora y que debía seguir los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Persistí en tratar de descubrir cómo mejorar mis métodos de enseñanza.
A los niños pequeños les gusta informar las fallas de los demás. Algunos profesores simplemente se apresuran a ignoran los problemas, y algunos no permiten que los alumnos informen sobre otros. Yo creo que cada problema es una oportunidad para educar y guiar a los estudiantes. Razono las cosas con ellos y les pido que traten a los demás con amabilidad. Reúno historias que inspiran a las personas a ser amables, honestas y tolerantes, y se las cuento a mis alumnos. A todos les encanta escucharlas, lo que ayuda a educarlos.
Un día, se perdió el dinero de la caja de lápices de un alumno. Supuse que alguien de la clase podría haberlo robado. No busqué el dinero. En cambio, le conté a la clase una historia sobre cómo las personas no deberían tomar lo que no les pertenece. Di algunos ejemplos de lo que les sucede a los que hacen esto. También señalé que el que se diera cuenta de su error siempre podía devolver el dinero.
Al día siguiente, el estudiante cuyo dinero se había perdido, felizmente me dijo que había sido devuelto. Estaba tan contenta de que el compañero que tomó el dinero corrigiera su error, y que los otros estudiantes pudieran aprender de la experiencia.
Siempre trato a mis alumnos con amabilidad, pero cuando cometen errores, también soy estricta para que puedan aprender las reglas. Sin embargo, nunca digo nada que pueda lastimarlos. Siempre los convenzo con razonamientos. Hago mi mejor esfuerzo para guiarlos a ser honestos, amables y tolerantes. Confían en mí y me escuchan.
Poco a poco, las clases se han ido organizando bien y siempre se ven felices. Muchos maestros me han preguntado: “Nunca les gritas a los alumnos. ¿Cómo es que son tan obedientes?".
Los estudiantes también me hacen preguntas sobre cosas de su vida. Aun cuando estoy cansada, los escucho con mucha paciencia. Siento que los corazones inocentes de los niños son tan valiosos que debo nutrirlos.
Una vez, un padre me dijo que la maestra de matemáticas, la Sra. Chen, regañó a los estudiantes diciendo: "¡Sus matemáticas no son buenas, porque su maestra, la Sra. Li es demasiado amable con ustedes!". Yo reconforté al padre, pero no estaba molesta con la Sra. Chen.
Poner las enseñanzas en acción
Shifu nos pide a los cultivadores que siempre pensemos en los demás primero. Comprendí que la Sra. Chen estaba estresada por las calificaciones en matemáticas de nuestros alumnos. También ella podía percibir que yo les agradaba a los alumnos, pero a ella no. Así que se quejaba de mí. De todas formas, continué tratándola amablemente y cooperé con ella. Le conté sobre mi método educativo y filosofía. También señalé los buenos puntos de los estudiantes.
Con el tiempo, nuestros alumnos fueron elogiados por los otros maestros y dijeron que disfrutaban enseñando a nuestro grupo.
Una vez la Sra. Chen estaba dando instrucciones antes de un examen de matemáticas, y yo estaba allí por casualidad. Entonces, agregué algunos requisitos. Después de que salieron las calificaciones, la Sra. Chen me dijo emocionada: “Sus palabras fueron tan poderosas. ¡Esta vez tenemos calificaciones mucho más altas!”. Desde entonces, cada vez que hay un examen de matemáticas importante, la Sra. Chen me pide que hable con los estudiantes.
La vi cambiar, y ahora ella confía en mí. A menudo me dice con orgullo: "Nuestros alumnos son los niños más risueños".
Finalmente se dio cuenta de que los alumnos que están bajo control estricto son problemáticos, y con frecuencia también parecían molestos. Los padres a menudo decían: "¡Nuestros hijos son muy afortunados de tenerte como su maestra!".
Falun Dafa me guía a no seguir la corriente negativa de la sociedad. Si no practicara Dafa, probablemente hubiera sido como muchos maestros que reciben sobornos de los padres. Hubiera puesto mis beneficios primero. He ganado la confianza de los padres por mi conducta recta. Nunca tienen que preocuparse de sobornarme para que cuide mejor a sus niños, porque siempre trato a cada niño de manera justa. Los otros maestros se admiran de mí y dicen: “`¡Los papás de tu clase son los más cordiales!”.
La Sra. Chen ha cambiado mucho desde que comenzamos a trabajar juntas. Ya no es severa. Una vez dijo en una reunión de padres: "¡Nuestra clase ha mejorado cada vez más bajo la dirección de la Sra. Li, y nuestros estudiantes han mostrado más entusiasmo de aprender!". En el examen del distrito, nuestra clase se ubicó entre las mejores en la prueba de chino, y sus matemáticas también han mejorado mucho.
Cuando nuestro grupo se graduó de la escuela primaria, los estudiantes y los padres se mostraron reacios a irse. Los padres organizaron una gran ceremonia de graduación en agradecimiento a los esfuerzos de los maestros. Todos los directores en la escuela se conmovieron por el evento. Vieron la devoción desinteresada en mi trabajo.
Por muchos años, no importa cuán bien haya hecho mi trabajo, nunca me han promovido ni me han dado una "A" en la evaluación anual por mi desempeño, porque soy una practicante de Falun Dafa. Creo que cuando los líderes de la escuela vieron la ceremonia de graduación, me deben haber dado una inmensa "A" en su corazón.
Después de la graduación, la Sra. Chen y yo fuimos asignadas a trabajar juntas otra vez. Ahora, la Sra. Chen entra al salón con una sonrisa en su rostro. Siempre tiene regalos en el cajón de su escritorio para recompensar a los estudiantes. Al ver sus cambios positivos, me siento feliz por ella desde el fondo de mi corazón. Verdad-Benevolencia-Tolerancia no solo purifica mi corazón, sino que también beneficia a las personas que me rodean. Es verdad que:
“La luz de fo ilumina todo, volviendo todo recto, perfecto y brillante” (Tercera Lección, Zhuan Falun).