(Minghui.org) Dafa me ha demostrado su poder muchas veces durante los 25 años en los que me he cultivado.
Estaba "medio viva" pero finalmente obtuve el Fa
Tengo 77 años y he estado practicando Falun Dafa durante los últimos 25 años. En 1957, cursando la secundaria, contraje hepatitis. Tuve que ser hospitalizada con frecuencia para recibir tratamiento para la hepatitis durante mis años en la secundaria y en la universidad. Mi apodo era "Medio viva".
En junio de 1994, seguía luchando para continuar con vida, ya que presentaba ascitis por tercera vez. Me estaba preparando para ser hospitalizada en el Centro de Ciencias Médicas en la Universidad de Sichuan en China occidental. La noche anterior de ser admitida, un jefe de división de mi lugar de trabajo vino a visitarme a casa y me recomendó Falun Dafa.
En ese momento yo dudaba del qigong en general y pensaba: “Si el qigong puede curar enfermedades, ¿para qué necesitamos hospitales y escuelas de medicina? Deberían darle el premio Nobel”. Entonces, cuando mencionó Falun Dafa, le pregunté cómo me beneficiaría. Él dijo: "Después de practicar Falun Dafa, no necesitas tomar ningún medicamento" (Nota: Su entendimiento de Falun Dafa en ese momento era limitado).
Había estado sufriendo todo tipo de problemas de salud y tomando todo tipo de medicamentos durante décadas, así que accedí a intentarlo de inmediato a pesar de que mi familia se oponía. Al día siguiente, me embarqué en un tren en dirección a la ciudad de Zhengzhou para asistir a las conferencias de enseñanza del Fa que el Maestro Li Hongzhi estaba dando. Sabía muy poco de lo afortunada que era por estar en el mismo tren que el Maestro Li y Él estaba en el vagón vecino.
Todas las mañanas en casa solía tener arritmias. Con frecuencia mi corazón saltaba más de 40 veces por minuto, lo que causaba un dolor severo. Sentía como si mi corazón estuviera a punto de salir por mi garganta. Pero esa mañana, no sucedió en absoluto.
Cuando el tren llegó a Xi'an, los pasajeros se bajaron para tomar un descanso. El Maestro también se bajó del tren. Un compañero practicante que viajaba conmigo me dijo con entusiasmo: “¡Mira! Él es nuestro Maestro”.
Al llegar a la ciudad de Zhengzhou a la mañana siguiente, fuimos a un restaurante para desayunar. Como el Maestro también estaba desayunando, nos sentamos en la misma mesa. Noté que había muchas moscas en el restaurante, así que le pedí específicamente al propietario: "Use más puré de ajo en mis fideos". Al escuchar esto, el Maestro dijo: "No estés tan apegada a esto". Eso me molestó y actué faltándole al respeto, lo cual, hasta el día de hoy me avergüenza.
El primer día de las lecciones, me disgustó la sala de conferencias y pensé: "Tal vez debería volver y registrarme en el hospital como de costumbre". Justo entonces, escuché la voz del Maestro en el escenario: "Estás pensando en renunciar, pero fuiste traído aquí por tu relación predestinada. Si dejas pasar esta oportunidad, no habrá ninguna en el futuro”. Me sorprendió y me pregunté: "¿Cómo supo que estaba pensando en irme? ¡Eso es tan extraordinario!”. Me quedé para escuchar las conferencias.
Hubo una tremenda interferencia durante las conferencias. Un día, un impetuoso viento salió de la nada, seguido de una tormenta eléctrica y granizos que golpeaban las ventanas. Todas las luces en la sala de conferencias se apagaron y estaba completamente oscuro. Me arrastré hasta el escenario justo debajo de la mesa donde estaba sentado el Maestro. Vi la lluvia que entraba por el techo y caía sobre el escritorio. El Maestro adoptó la señal de mano de la gran flor de loto, que hizo que el agua fluyera hacia la botella que estaba sobre el escritorio. Al mismo tiempo, vi toda la sala de conferencias llena de monjes taoístas que medían dos metros de altura y vestían túnicas grises taoístas. Algunos tenían su cabello atado en un rodete, mientras que otros tenían su cabello largo suelto naturalmente. Todos estaban arrodillados ante el Maestro con el mayor respeto y reverencia. Me dije: "¿Es posible que Él sea un inmortal y no una persona común?".
En el séptimo día, el Maestro comenzó a purificar nuestros cuerpos. Como yo tenía un fuerte apego a ser curada, muy temprano me dirigí a la sala de conferencias para conseguir un asiento de primera fila. Pero estaba débil, corrí lentamente y terminé sentada en la última fila del pasillo. Pero resultó que no importaba.
Al día siguiente, comencé a tener diarrea y tuve que usar el baño una docena de veces en un solo día. Mi excremento era oscuro y olía mal. Al mismo tiempo, mi abdomen, que vivía inflamado por los 20 años de hepatitis y ascitis, se redujo significativamente en un momento. Mi cintura medía siete centímetros menos que antes. Tuve mucha hambre esa noche. En el pasado tenía que orinar de cuatro a seis veces cada noche. Esa noche no me levanté ni una sola vez y disfruté de un estupendo sueño ininterrumpido hasta la hora de practicar los ejercicios a la mañana. ¡Fue tan mágico!
Desde entonces, he sido firme en mi creencia en Shifu y en Dafa, haciendo los ejercicios todos los días y actuando de acuerdo con Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Ocho meses después, tropecé con una roca mientras usaba mis lentes de lectura. Mis gafas se cayeron y se rompieron. Los tiré a la basura. Esa noche pude ver los caracteres en el libro con absoluta claridad mientras estudiaba las enseñanzas. Los caracteres en el libro brillaban con un tono dorado. Hasta el día de hoy, mi vista ha estado perfecta y puedo leer fuentes pequeñas sin ningún problema.
El Maestro dijo:
“Además, a las mujeres mayores les viene el período menstrual, porque el método de gong de la cultivación dual de naturaleza y vida requiere el qi de la sangre menstrual para cultivar tu vida” (Primera Lección, Zhuan Falun).
Debido a la cirrosis, tuve la menopausia a los 32 años. Poco después de comenzar a practicar Dafa, mis períodos menstruales comenzaron de nuevo y duraron hasta los 68. He validado las enseñanzas de Shifu con mi experiencia personal.
Antes de practicar Dafa, estuve al borde de la muerte tres veces. Una vez, mi cirrosis causó una hemorragia en mis venas gástricas y vomité una gran cantidad de sangre. El hospital emitió un aviso a mi familia de muerte inminente. Mi jefe incluso organizó una ceremonia de despedida para mi, anterior a que yo muriera. Pero me curé después de asimilarme a Dafa, y mi tez brillaba con salud. El Maestro me dio una segunda vida.
Cuando mis compañeros de trabajo miraron mis cambios tan profundos, quisieron aprender también Falun Dafa. Mis superiores me apoyaron mucho y nos brindaron un espacio en el trabajo para que pudiéramos hacer los ejercicios y estudiar las enseñanzas juntos. También hicieron arreglos para que proyectáramos los videos de las conferencias de Fa del Maestro en Guangzhou.
El Maestro dijo:
“Dafa está difundiéndose extensamente. Los que han oído de él están buscándolo. Los que lo han obtenido están contentísimos con él. El número de practicantes está incrementándose diariamente y son tan numerosos que es imposible contarlos” (Postrándose ante el Maestro para ser su discípulo, Escrituras esenciales para mayor avance).
Cuando se publicó el libro del Maestro: Vía de la Gran Perfección en 1998, envié copias a mis superiores como regalo. Incluso hoy, algunos aún me dicen: "He atesorado el libro que me diste".
Después de que la persecución a Falun Dafa comenzó en julio de 1999, ninguna persona de mi trabajo participó en ella, ya que todos sabían que los practicantes de Dafa eran buenas personas.
El Maestro me salvó de nuevo
En 1996 iba en un triciclo de camino a estudiar las enseñanzas, cuando una mujer que llevaba un niño cruzó la calle de repente sin ningún cuidado. Tuve que virar al otro carril para evadirla, y un taxi me golpeó de frente. En el momento del impacto, sentí una fuerza intensa jalándome a un lado. Al recuperar la conciencia, me encontraba de pie en la acera y vi mi triciclo tirado en medio de la calle.
El taxista se asustó y salió de su auto para ver los daños, pero no encontró a nadie. Un espectador sugirió que alguien podía estar atrapado debajo del triciclo. Aunque el conductor levantó el triciclo, no pudo encontrar a nadie. Le dije: "Ese es mi triciclo". El conductor se sorprendió y me preguntó: "¿Por qué está usted parada allí?". Luego encontró uno de mis zapatos debajo de su auto. Dafa demostró su poder mágico cuando Shifu me salvó nuevamente.
Recuperar materiales perdidos de Dafa haciendo pensamientos rectos
En 2005, tomé el autobús a casa y olvidé mi bolso en el autobús. Mi bolso contenía un teléfono celular que utilizaba para aclarar la verdad, casi un centenar de recuerdos de Dafa y más de 600 yuanes en efectivo. En ese momento la persecución era bastante severa en la zona. Mi familia me instó a no regresar y no buscar la bolsa. Me dije: “No puedo perder materiales de Dafa. Dafa me dio vida y debo recuperar esos materiales preciosos”.
Mientras montaba mi bicicleta hasta la parada donde anticipaba que pasaría el autobús, seguí recitando el poema del Maestro:
“Con los dizi repletos de pensamientos rectos, el Shifu posee el poder de llevarlos al Cielo” (Bondades entre el Shifu y los dizi, Hong Yin (II)).
Por alguna razón, había muchos agentes de policía cerca de la parada del autobús, así que me acerqué a uno de ellos y le dije que había perdido mi bolso en el autobús y que tenía cosas importantes y dinero en efectivo. Le describí cómo se veía y él dijo: “No se preocupe. Llamaré a un oficial de patrulla y se lo devolveremos".
El oficial de patrulla llegó y me llevó a la terminal de autobuses para esperar el autobús. También llamó a mi celular que estaba dentro de la bolsa. Después de escuchar el sonido, me tranquilizó: "No se preocupe. Su bolsa todavía está en el autobús. Es solo cuestión de tiempo y la recuperará”.
Era cerca del mediodía y hacía mucho calor, pero el oficial me esperó pacientemente en la terminal hasta que el autobús se detuvo. Todo el tiempo, seguí recitando el poema del Maestro "Bondades entre Shifu y los dizi" y suplicando al Maestro por su ayuda. Mi bolsa fue encontrada justo al lado del asiento del conductor. Cuando el oficial y yo nos subimos al autobús, el conductor fue muy intimidante y me preguntó: "¿Qué hay en tu bolso?". Le dije: "Nada". Cuando parecía que todavía quería seguir interrogándome, el oficial lo regañó: "Deja de hacer preguntas. Solo dale a ella su bolsa ahora mismo”.
Después de recuperar mi bolsa, le agradecí sinceramente al oficial de policía. Él dijo: "De nada. Esto es lo que se supone que debo hacer”. Yo sabía que eran los cuidados del Maestro, lo que me ayudo a recuperar mi bolsa sin ningún incidente.
El Maestro y Dafa han demostrado su poder muchas veces en mi cultivación. Los discípulos de Dafa debemos ser dignos de la salvación del Maestro haciendo las tres cosas bien y cumpliendo nuestros votos del pasado.