(Minghui.org) Shifu dijo:
“En efecto, los diversos enfoques [que ustedes toman] son la forma total y todo abarcadora por la cual los diferentes roles están dinámicamente distribuidos en las funciones del Fa, y el poder del Fa es una manifestación del cuerpo total.” (Comentario del Shifu sobre el artículo de un estudiante– Escrituras Esenciales para Mayor Avance III)
He estado aclarando la verdad sobre Falun Dafa a los turistas chinos en los sitios turísticos y ayudándolos a entender la perversidad del partido comunista chino. Espero que a través de mis esfuerzos ellos tengan la chance de renunciar al juramento que le hicieron al PCCh y sus organizaciones, y elijan un mejor futuro para ellos mismos.
Todos los días encuentro turistas con diferentes actitudes, lo que me provee de oportunidades para probar mi xinxing. Como resultado, varios de mis apegos han sido expuestos. Aprendí a mirar hacia dentro incondicionalmente, y he logrado soltar algunos apegos.
Mirar hacia dentro es un arma mágica
Una vez, un bus con turistas chinos vino de la montaña Eden. Como siempre, los saludé y les dije que el PCCh miente sobre Falun Dafa. Luego prendí una grabación de audio con más información. Pero pronto el guía turístico vino hacia mí. Me gritó: “¡Deja de hacer eso! ¡No tienes permitido hostigar mi grupo!”
Le dije: “Esta es una oportunidad preciada para la gente. Déjalos que escuchen la verdad. ¿Sabes las consecuencias para los chinos que saben la verdad? Cuando lleguen los desastres, tu interferencia en que ellos escuchen esta información no será bueno para ti”.
El guía se enojó y dijo: “Si nos sigues a la montaña, ¡te golpearé!” Estaba muy enfadado y parecía realmente con ganas de pegarme. Así que no los seguí.
Cuando llegué a casa esa noche, recordé lo que había sucedido y miré hacia dentro por mi comportamiento. Conocía de antes a este guía. ¿Por qué se había comportado así hoy? Me maldijo y amenazó con golpearme. ¿Qué hice mal?
Me di cuenta de que mi voz estaba muy alta cuando describí la persecución a Falun Dafa en China. Sonaba como si les estuviera dando órdenes. Todavía me comportaba como si estuviera adoctrinada por el partido y hablé sin compasión. ¿Cómo podría ayudar a la gente usando esa voz?
Además, cuando escuché que el guía no me dejaba seguir al grupo a la montaña, me puse terca y pensé: “¿Por qué debería escucharte?” Esto es una indicación de que todavía tengo el apego a la competencia. Planeaba seguirlos hasta que el guía amenazó con golpearme. Lamenté mis acciones.
Al día siguiente fui al sitio de nuevo. El mismo guía turístico guio a otro grupo de turistas chinos. Al verme, vino y me dijo amablemente: “Tía, ¿qué tienes hoy para nosotros? Muéstrame. Lo siento. Ayer te traté mal”.
“Fue mi culpa. No consideré a tus clientes ayer. Mi voz estaba muy fuerte. En el futuro, por favor señálame cualquier que esté haciendo mal”, le contesté.
Sonrío y dijo que lo haría.
A través de este incidente, me di cuenta de que mirar hacia dentro es verdaderamente un arma mágica.
Disculpas sinceras despiertan la bondad de la gente
Recuerdo otro incidente que ocurrió en el lago de Rotorua. Un grupo de estudiantes y sus padres de China continental llegaron. Se bajaron del bus y sacaron fotos de los cisnes negros con las palomas blancas en el lago. Les entregué folletos de Falun Dafa. Dos estudiantes los aceptaron. Reproduje un audio con detalles sobre la perversidad del PCCh. 20 minutos después, estaba listos para irse.
Seguí al grupo y les dije: “Escucharon la grabación. Esto no es propaganda. Es la verdad. ¿Por qué 300 millones de chinos han renunciado al PCCh? Porque han entendido la verdad. Por favor díganme si han entendido. Los puedo ayudar a renunciar al PCCh usando un apodo”.
Sin embargo, a pesar de que escucharon todo, nadie dijo nada. Me sentí triste y lamenté no haberlo manejado bien, por ende haciendo que ellos pierdan esta oportunidad de salvarse. Les dije: “No soy capaz de ayudarlos a entender la perversidad del PCCh debido a mis limitaciones. Lo siento. No lo hice bien. Los decepcioné. Por favor renuncien al PCCh luego si es posible”. Esas palabras salieron de mi corazón.
Me sentí tan mal. Pero antes de subirse al bus, algunas personas se dieron vuelta y me saludaron: “Tía, entendemos. Gracias”.
Me conmoví. Entendí lo que significa hacer las cosas con tu corazón. Mis disculpas sinceras tocaron su corazón e inspiraron su bondad. Hay muchas de estas historias que me han ocurrido.