(Minghui.org) He practicado Falun Dafa durante más de 20 años y me gustaría compartir la historia de mi suegra y mía.
La dura vida que una vez tuve
Desde que puedo recordar, frecuentemente he tenido dolores de cabeza y tos. Durante los cambios de estación, me dolía mucho el estómago y tenía fuertes dolores de cabeza con fiebre alta. Después de graduarme de la escuela secundaria, tuve problemas cardíacos acompañados de dolor, hipoglucemia, presión arterial baja y asma alérgica grave. Debido a una dislocación congénita de las vértebras inferiores del coxis, sufría de un fuerte dolor; me era imposible sentarme normalmente y, en consecuencia, tenía que inclinarme hacia adelante.
Como resultado, me volví más excéntrica, y mi temperamento se volvió cada vez más petulante e irritable. A mis padres les preocupaba que no pudiera casarme. Cuando me comprometí, mis padres no apoyaron mi decisión al principio porque la familia de mi prometido era particularmente pobre y vivía a unos 200 kilómetros de mi familia. Sin embargo, después de considerar mi estado de salud, mis padres finalmente aceptaron.
Nos comprometimos en marzo, y en agosto ya estaba embarazada, pero aún no habíamos obtenido el certificado de matrimonio. Hablé con mi esposo de que tendríamos la ceremonia de boda en diciembre. El banquete de bodas se celebró en la casa de mis padres, y la familia de mi marido no quiso gastar ningún dinero para asistir. Vivíamos en una pequeña habitación de servicio en la casa de mis padres; era tan pequeña que la cama ocupaba casi todo el espacio. En ese momento, aún no había conocido a mi suegra.
En mayo, di a luz a un niño. Unos meses después, mi suegra vino a visitarme. Ella no estaba muy contenta. Me dijo: "Es un niño otra vez. Tu cuñada mayor tiene tres hijos mayores. Tu segunda cuñada tiene dos hijos y tú tienes uno más. No tengo una nieta".
Como estaba embarazada antes de casarme, mi esposo no me ofreció regalos de compromiso. Sentí que no podía levantar la cabeza frente a la familia de mi esposo. Aunque la situación económica de sus padres no era buena, aun así me despreciaban. Después de la llegada de mi suegra, a menudo hablaba intencional o involuntariamente de las bodas de sus dos hijos mayores. Me sentía humillada, pero la toleraba. ¿Cómo me metí en una situación así? ¿Adónde se fue mi autoestima?
En ese momento, el salario de mi esposo no era alto, y solo podíamos llegar a fin de mes. Ni siquiera ganaba el suficiente dinero para que nuestro hijo viera a un médico. Por lo tanto, en el segundo año después del nacimiento de mi hijo, tuve que ir a trabajar para ganar más dinero y ayudar a mantener a nuestra familia. Enviamos a nuestro hijo a la casa de mi suegra y le pedimos que cuidara de él. A pesar de que el clima se estaba poniendo frío, trabajé diez horas al día en un huerto para ganar seis yuanes al día. Aun así, ¡era un ingreso! A menudo sostenía la foto de mi hijo cuando me iba a dormir, y cuando me despertaba, mi almohada estaba empapada por las lágrimas.
La práctica de Dafa me cambió
Aproximadamente un mes después, alguien me habló acerca de una clase local de Falun Dafa. Le dije: "¿No es Falun Dafa un qigong? No practico qigong. No quiero aprenderlo. No quiero curar mi enfermedad. Nadie puede curar mi enfermedad". Pero esa persona dijo: "Falun Dafa es diferente de otros qigong. ¡Vamos a intentarlo! Si realmente no crees que sea bueno, puedes irte".
Cuando decidí ir, no pude porque estuve ocupada con otro asunto durante tres días. Mi temperamento obstinado se mostró: "Nada de lo que hago es fácil. Esta vez, estoy decidida a participar en la clase de Falun Dafa. ¡Nadie puede detenerme!". La cuarta mañana, cuando aún estaba oscuro, fui a la clase para aprender los ejercicios. En ese momento, no tenía dinero para comprar el libro, Zhuan Falun, así que pedí prestado un ejemplar. Cuando leí las enseñanzas del libro, me sorprendió: "¡Este es un libro celestial de cultivación! ¡Debo aprenderlo!".
Mi esposo fue muy comprensivo y me apoyó. A pesar de que no teníamos dinero, yo tenía lo suficiente para comprar el libro de Dafa. Cuando quise el retrato del Maestro, también tenía el dinero suficiente. Además quería comprar un reproductor de audio para escuchar las enseñanzas del Fa del Maestro. Mi esposo anduvo en bicicleta y me compró uno para mí, con el dinero justo. El dicho: "totalmente indigente", ni siquiera era suficiente para describir nuestra situación en aquel momento.
Desde entonces, he estado haciendo las cosas de acuerdo a los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Cuando trabajaba en el huerto, hacía los trabajos laboriosos y sucios que otros no querían hacer. Trabajé horas extras cuando nadie más quería. Aunque solo me pagaban seis yuanes al día, no tomaba tomates ni pepinos para mí cuando recolectaba las verduras. El supervisor sabía que yo era de confianza y honesta, así que a menudo me asignaba a recolectar las verduras.
También me volví más tolerante. Por ejemplo, un día estaba vendiendo verduras en el mercado, y el contador me dijo que yo había cometido un error al darle 50 yuanes en cambio a un pariente mío que vino a comprar verduras. Dijo que estaba seguro de ello y me preguntó cómo proceder. Yo estaba muy tranquila en ese momento y dije con una suave obstinación: "Primero, no le di dinero extra a nadie, no importa quién fuera la persona. Segundo, si insistes en que entregué el dinero por error, te devolveré lo que se perdió". Aunque solo ganaba seis yuanes al día, como había aprendido Dafa, necesitaba ser una buena persona.
Escuchando lo que dije, el supervisor y los colegas presentes le dijeron que él debió haber cometido el error, que así como dijo no podía suceder, y que había sido ofendida. Él nada respondió. El incidente había terminado. Después, el funcionario del pueblo verificó el asunto. Al irse, el funcionario dijo que los practicantes de Falun Dafa eran diferentes de los demás.
Después de que empecé a practicar Falun Dafa, dejé de tomar medicamentos, y sin darme cuenta, mi salud mejoró cada vez más. Tenía mucha energía. Sabía que el Maestro había eliminado mi yeli. Mi esposo dijo felizmente: "Este Falun Dafa es realmente bueno. ¡Sigue practicándolo diligentemente!".
La relación entre mi suegra y yo
En el verano de 1997, mi esposo y yo fuimos a ver a nuestro hijo, ya de dos años, a la casa de mi suegra. El niño ni siquiera me reconoció. Yo estaba muy triste y perdí el apetito. Había sufrido tanto por mi hijo, y ahora no me reconocía. Mi suegra vio que yo estaba triste, así que se enfadó y empezó a gritarme y a maldecirme. Ella exigió que mi marido se divorciara. El niño estaba muy asustado y empezó a llorar. Con calma le dije a mi marido: "Si quieres venir conmigo y con nuestro hijo, te esperaré diez minutos; ve a buscar tus pertenencias. Si no quieres venir, nos iremos. Mi marido dijo con lágrimas en sus ojos: "Espérame".
En ese momento olvidé que era una practicante y no mantuve mi xinxing. Cuando llegué a casa, mi marido se disculpó repetidamente conmigo. También me arrepentí por no haber pasado esta prueba de xinxing.
Mucho tiempo después, leí un artículo de intercambio de experiencias en el Semanario Minghui. El contenido del artículo era similar a la situación entre mi suegra y yo, pero el conflicto era aún más intenso, el tiempo que duraba era más largo y los agravios eran aún más profundos. Sin embargo, con las insinuaciones del Maestro, la practicante dejó tranquilamente de lado los apegos humanos y tomó la iniciativa de resolver el conflicto con su suegra. Desde entonces, su relación familiar ha sido armoniosa.
Leí el artículo con lágrimas en los ojos. Ya eran las cinco de la mañana. Desperté a mi marido y le leí el artículo. Después de escuchar no dijo dnada. Le comenté: "¡Mira el nivel de cultivación de esta practicante y lo bien que lo hizo! Yo lo manejé mucho peor. Estoy equivocada. ¡Debería encontrar una oportunidad para volver y disculparme con tu madre!".
En ese momento, tenía un trabajo mucho mejor que también estaba mejor pagado, aunque era bastante más difícil que mi antiguo trabajo en el huerto. Ese invierno, el sobrino de mi marido se iba a casar, y la cuñada mayor nos invitó a asistir a la boda. Mi esposo no aceptó la invitación de inmediato y le dijo que lo hablaría conmigo primero. Le dije: "Por supuesto que iremos. Además, tengo que disculparme con mi suegra. ¡Vamos!". Él estaba muy conmovido.
Debido a que la novia era de la misma aldea, las personas que asistieron a la boda se conocían bien. El pueblo no era grande, y todo el mundo había oído hablar del conflicto entre mi suegra y yo. Todos decían que no vendría. Después de entrar en la casa, los aldeanos en la escena me miraron con aprobación, asintieron con la cabeza y me saludaron.
Este incidente causó sensación, especialmente a mi suegra, que dijo con lágrimas: "Cuando tus dos cuñadas mayores se casaron, yo les preparé todo". Cuando te casaste, yo era vieja, ya no podía trabajar y no podía darte nada. ¡Lo siento!".
Le dije: "Mamá, me has dado a tu hijo. No quiero nada más".
A través de este incidente, mis cuñadas me valoraron mucho. En mi 36.° cumpleaños, tomaron el tren a nuestra casa para celebrar mi cumpleaños. La mayor de ella era un año mayor que mi padre. Admiraban la grandeza de Dafa, apoyaban mi práctica y decían que les dirían a todas sus nueras que aprendieran Dafa.
Compramos una casa nueva y no pedimos ni un céntimo a mis suegros ni a mis padres. Nos ganamos la vida por nuestra cuenta. En palabras de ellos: "Nuestra vida estaba realmente floreciendo". Mi relación con mi esposo también era armoniosa, y se sentían aliviados.
También empezamos a ayudar a mis suegros tanto como nos fue posible. Varias tías mayores fueron testigos de lo que hicimos y dijeron que yo era una buena persona.
Mi relación con mi suegra se volvió afectuosa. Cuando fuimos a visitarla, estaba esperando frente a la puerta. Cuando salí del automóvil, ella dijo con una sonrisa: "¡Por fin llegaste!". Su yerno sonrió y dijo: "A la suegra solo le gustas tú".
Le he hablado de Dafa muchas veces a lo largo de los años. Comprendió la bondad de Dafa y de su Fundador. También se dio cuenta de que yo estaba haciendo todo lo posible para ser una buena persona. A menudo le decía a la gente que venía a su casa: "Mi nuera más joven es practicante de Dafa".
En el solsticio de invierno de 2016, me enteré de que mi suegra estaba en el hospital y estaba gravemente enferma. Al día siguiente, nos apresuramos a ir al hospital para encontrar a sus tres hijas allí. Dijeron que había estado en el hospital durante unos días, pero que estaba fuera de peligro y que necesitaba tiempo para recuperarse.
Cuando me vio entrar en la habitación, se sentó inmediatamente y estaba de buen humor. Comenzó a comer y beber de nuevo y dijo que se sentía bien y que quería que la dieran de alta inmediatamente. Les pedí a sus hijas que se fueran a casa y descansaran y me permitieran cuidar de mi suegra. Ellas dijeron: "No, acabas de bajar del tren. Necesitas descansar primero y luego volver mañana". Les dije de corazón: "Vine aquí a cuidar a mi suegra. Todas ustedes tienen más de 60 años. ¡Deben estar cansadas!".
Por la noche, descansaba en un sillón en el vestíbulo, que estaba en el lado opuesto de la cama de mi suegra. Podía verla con la luz del pasillo. No me atrevía a cerrar los ojos, temiendo que tuviera necesidad de ir al baño por la noche. Pensó que yo estaba dormida y se levantó en silencio. Inmediatamente me levanté para ayudarla y fui al baño con ella. Dijo: "¡Quiero que duermas y no quiero despertarte!". Le dije: "No estaba dormida en absoluto. ¡Siempre te he estado mirando!". Ella sonrió.
No dormí esa noche, y la segunda hermana vino a darle el desayuno por la mañana. Mi suegra le contó lo que había pasado durante la noche, y mi cuñada dijo que yo era realmente buena. Por la tarde, le dije: "Déjame lavar tus calcetines y luego vuelve a lavarte los pies". Te sentirás un poco más cómoda". Se negó y dijo que sus calcetines estaban demasiado sucios. Dije: "No hay problema. Solo quiero que te sientas un poco más cómoda". Ella estuvo de acuerdo.
Una anciana de la misma sala le dijo: "¿Es esta tu hija pequeña? ¡Ella es agradable!". Mi cuñada dijo: "¡Yo soy su hija! ¡Ella es la nuera!". La anciana le dijo a mi suegra: "¡Realmente estás bendecida! Mi nuera aún no ha venido al hospital a visitarme".
Después de que mi suegra se recuperó, todos sus familiares dijeron que una persona que practica Dafa es realmente diferente de una persona común. Mi marido me dijo: "¡Practicas diligentemente! ¡Confío en ti y recibiré bendiciones!".
Mi suegra tiene ahora 88 años. El año pasado, le regalamos una pulsera de jade como regalo de cumpleaños. Ella estaba muy contenta y dijo: "Vi a otras ancianas que llevaban una. No esperaba poder tener una". Le gustó mucho.