(Minghui.org) El New York Post publicó un artículo el 1 de junio de 2019, titulado "Los disidentes chinos están siendo ejecutados por sus órganos, dice un extrabajador del hospital".
El artículo fue escrito por Steven W. Mosher, presidente del Population Research Institute y científico social estadounidense que ha escrito mucho sobre China.
Mosher comenzó así el artículo del New York Post:
"Zheng Qiaozhi -lo llamaremos George- todavía tiene pesadillas. Estaba haciendo prácticas en el hospital general del ejército de Shenyang cuando fue reclutado para formar parte de un equipo de sustracción de órganos".
Representación de la sustracción forzada de órganos que ejerce el PCCh a practicantes vivos de Falun Dafa en China.
Mosher describió cómo un joven prisionero fue llevado a la sala con las manos y los pies atados. Estaba claramente vivo. El médico del ejército a cargo abrió rápidamente al joven desde el pecho hasta el ombligo para exponer sus dos riñones. Luego le dijo al estudiante que "cortara las venas y las arterias". El estudiante siguió las instrucciones del médico, y "la sangre brotó por todas partes". Los riñones se extirparon y se colocaron en un recipiente diseñado para transportar órganos para trasplante.
Mosher escribió: "Entonces el doctor le ordenó a George que le quitara los ojos al hombre. Al oír eso, el prisionero moribundo le dio una mirada de terror y George se quedó helado. `No puedo hacerlo', le dijo al médico, quien rápidamente le sacó los ojos al hombre.
"George estaba tan nervioso por lo que había visto que pronto dejó su trabajo en el hospital y regresó a casa. Más tarde, temiendo ser la próxima víctima del negocio de sustracicón forada de órganos de China, huyó a Canadá y asumió una nueva identidad".
Mosher explicó en el artículo que los relatos de primera mano como el de George eran "comprensiblemente raros. A los "turistas de trasplantes" que vienen a China no se les dice nada sobre los "donantes" de su nuevo corazón, hígado o riñón. Y los que son ejecutados por sus órganos no viven para contarlo".
Se cree que los practicantes de Falun Dafa son una fuente importante de estos órganos en China, explicó Mosher. Dijo que después de que el exjefe del partido comunista Jiang Zemin iniciara la persecución a Falun Dafa en 1999, cientos de miles de practicantes de la disciplina fueron arrestados y desaparecidos sin dejar rastro.
El interno del hospital general del ejército de Shenyang solo sabía que el joven prisionero que ayudó a ejecutar era menor de 18 años y estaba sano, dijo Mosher.
Mosher sugirió que las minorías musulmanas en el lejano oeste de China son el próximo objetivo de la industria de recolección de órganos aprobada por el estado chino. Entre 1 y 3 millones de hombres uigures y kazajos han sido arrestados y enviados a campos de concentración en los últimos años. A estos hombres se les extrajo sangre y se les examinaron los órganos después de entrar en estos campos. Además, se ha informado de que en los aeropuertos de toda la región han surgido carriles especiales para los órganos, mientras que se dice que los crematorios están en construcción, escribió Mosher.
"A pesar de que China afirme lo contrario, su negocio de trasplantes está en auge. Y, gracias a una tecnología occidental llamada ECMO (oxigenación por membrana extracorpórea), se ha vuelto mucho, mucho más lucrativo", dijo.
Mosher escribió que hace 20 años, los médicos solo podían extraer con éxito uno o dos órganos de un donante. Los otros órganos habrían estado privados de oxígeno demasiado tiempo para ser trasplantados con éxito. Una máquina de OMEC puede servir como un corazón y pulmón artificial para mantener vivos a los otros órganos el tiempo suficiente para ser recolectados. Antes de la invención de la OMEC, los pocos órganos rescatables de una víctima de sustracción de órganos valían como máximo 250.000 dólares. Ahora, con el uso de la OMEC, cada órgano puede ser sustraído -incluso la piel- lo que significa que el beneficio del cuerpo de la víctima podría duplicarse o incluso triplicarse.
Mosher dijo que aunque la ECMO ha salvado muchas vidas en Occidente, esta tecnología "ha tenido el efecto contrario en China: ha acelerado la matanza de gente inocente".
China ha hecho todo lo posible por encubrir estos crímenes, escribió Mosher. En enero de 2015, el régimen anunció que solo utilizaría órganos de donantes civiles voluntarios de órganos y que se prohibiría el uso de órganos de presos ejecutados.
Mosher escribió: "Como prueba, incluso publicaron estadísticas. Estas mostraron un aumento lineal en las donaciones "voluntarias" de órganos, de modo que solo se podía fabricar una imagen perfecta. Y el número "oficial" de donantes voluntarios de China solo había aumentado a 6.000 para 2018, un número demasiado pequeño para abastecer a las decenas de miles de órganos que fueron trasplantados ese año.
Mientras que los pacientes de otros países tienen que esperar años en promedio para que un órgano esté disponible, Mosher explicó que: "Solo en China los turistas de órganos reciben un trasplante de riñón, corazón o hígado a los pocos días o semanas de su llegada. De hecho, en algunos casos los pacientes han reportado que sus cirugías de trasplante fueron programadas incluso antes de que llegaran a China -algo que solo podría suceder como resultado de una sustracción forzada de órganos".
Mosher concluyó diciendo que la industria china de trasplantes de órganos no solo constituye un asesinato en masa, sino que también puede ser una forma de genocidio.