(Minghui.org) El 1 de diciembre de 2018, cuando mi padre dijo: "Quiero practicar Falun Dafa", le expresé mi más sincero agradecimiento al Maestro por su gran compasión.
Mi padre sufría de muchos problemas físicos: tenía estenosis del lumbago y un coágulo de sangre en la pierna. Fue a un hospital de medicina china, probando diferentes métodos como la acupuntura y masajes, se sometió a una trasfusión de sangre y metió los pies en agua caliente siguiendo los remedios de la medicina china, pero ninguno de aquellos tratamientos le ayudó. Algunas veces realizaba varios tratamientos a la vez. Aunque su agenda diaria se encontraba repleta, probando todos estos métodos, no le sirvieron de nada.
Mi padre tenía mucho miedo a quedarse paralizado, ya que debía hacer las tareas del hogar, cocinar y cuidar de mi madre, quien padece dificultades para caminar. Si no podía moverse, ¿cómo podría sacar adelante su vida? Se sentía impotente y confundido. Perdió los estribos, diciendo: "¿Cómo es posible que no pueda encontrar un buen médico que sea capaz de curar mis enfermedades en un lugar tan grande? ¿Por qué no hay buenos médicos aquí?".
Empecé a practicar Falun Dafa en 1997. A lo largo de los años, le he recordado innumerables veces a mi padre que Falun Dafa es bueno.
Tal vez debido a la persecución, y por que ha presenciado como me perseguían en varias ocasiones, mi padre cuestionaba a Dafa. Cada vez que le hablaba de la persecución, terminábamos enfrentándonos.
En una ocasión, cuando me marchaba de su casa, mi padre se despidió. En el momento en el que subía a mi bicicleta, se me vino a la mente una idea: "Pídele que recite Falun Dafa es bueno". Me di la vuelta y vi que mi padre cerró la puerta. Aún así eso no me detuvo y me dirigí de nuevo a la casa. Mientras caminaba, pensé que "yo no quería decirle a mi padre que recitara Falun Dafa es bueno. ¿Por qué resonaba esta frase en mi mente? ¿Es una pista que me daba el Maestro? Es el Maestro quien me ha pedido que le diga que repita Falun Dafa es bueno".
En un instante, sentí la gran compasión del Maestro. Yo había renunciado a mi padre, pero el Maestro no. En ese momento, le di las gracias al Maestro desde el fondo de mi corazón. ¡Gracias, Maestro! Decidí ir a casa de mis padres al día siguiente y decirle a mi padre que dijera "Falun Dafa es bueno".
Al día siguiente, cuando estaba con mis padres, le conté a mi padre lo que me había pasado el día anterior. Inesperadamente, mi padre dijo: "Quiero practicar Falun Dafa". Sus palabras llegaron tan repentinamente que me conmovieron, me asombraron y me hicieron sentir inmensamente agradecido con el Maestro.
Ahora mi padre está esforzándose en el estudio del Fa y en hacer bien los ejercicios. A través de esta experiencia, he sentido profundamente la compasión del Maestro. Este caso también me ha inspirado a no abandonar nunca a los seres conscientes que se niegan a escucharme cuando les aclaro la verdad.
Renuncié a esta clase de personas en muchas ocasiones, incluso a los conocidos que me rechazaban cuando les aclaraba la verdad. Ahora no pienso así y seguiré aclarándoles la verdad una y otra vez. Tal vez se acabarán salvando si sigo aclarándoles la verdad.
¡Gracias, Maestro! ¡Heshi!