(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en julio de 1996 y me he beneficiado enormemente por esta práctica de cultivación.
Una extraña se me acercó mientras caminaba por un hospital sosteniendo en mis manos el libro principal de Falun Dafa, Zhuan Falun. Me preguntó que tenía en la mano.
Le dije que era Zhuan Falun. Quería verlo y sin pedirme permiso, agarró el libro y trató de sacarlo de mis manos. Yo no lo solté y se rasgó.
Le dije que repararía el libro y se lo dejaría leer más tarde. Dijo: “¡Pero, quiero leerlo ahora!”. Tomó el libro y dijo: “¡Disculpa!, no puedo esperar a leerlo” Se dio la vuelta y se marchó.
De camino a casa pensé: “Ni siquiera la conozco y su comportamiento no fue normal”. Probablemente tenía una relación predestinada con Falun Dafa”.
Me encontré con ella al día siguiente. Me dijo: ”¿Piensas que fui irracional? Cuando te vi ayer, estabas sujetando una esfera de colores brillantes. Mis ojos se sintieron bien y mi corazón se abrió. Me entró curiosidad y quise averiguar qué era. Cuanto más me acercaba, más feliz me sentía y mi corazón se iluminó. No podía esperar para tomar la esfera brillante de colores. Tan pronto como la toqué, sentí una corriente que fluía a través de mi cuerpo, mis músculos, huesos, sangre, extremidades, cara, y órganos se energizaron y me llenaron de vitalidad. Anoche no dormí y acabé de leer Zhuan Falun. Ni siquiera estoy cansada, me siento bien, ¡Mi enfermedad ha desaparecido!, no voy a devolverte el precioso libro. El precio de la etiqueta son 12 renminbi (RMB), así que aquí tienes los 12 RMB para ti. Estoy segura que para ti es fácil conseguir otro libro, tú me estas ayudando al dejar que me quede con este!".
Estaba nervioso y le dije: “No voy a tomar tu dinero, debes devolverme el libro. Hay tres personas esperando a leerlo. Lo agarraste de mi mano y lo rompiste. Me siento muy mal ya que estoy siendo irrespetuoso con el Maestro Li y con Falun Dafa. Solo puedo culparme por no explicar las cosas. Debemos atesorar el libro, lavarnos las manos antes de leerlo y no dejar que se ensucie o se estropee. Ahora que lo has leído, quiero que me lo devuelvas. Necesito repararlo para poder prestárselo a otros”.
Ella respondió: “Te prometo que repararé el libro” y puso dinero en mi bolsillo. No tomé el dinero. Le dije que le daría una copia tan pronto como se publicara de nuevo y entonces podría pagármelo.
Dijo: “¡Quiero esta copia ahora! Voy a encargarme del papeleo para que me den de alta del hospital. Luego haré saber a mi familia que mi enfermedad ha desaparecido, para que no se preocupen por mí. Quiero que toda mi familia lea este precioso libro.
Me dio las gracias y se despidió. Le dije: “¡No me lo agradezcas, agradéceselo al Maestro Li!, estabas destinada a ser una practicante el Maestro purificó tu cuerpo, es por eso que tu enfermedad se ha ido!”. Ambas lloramos de agradecimiento.