(Minghui.org) Soy una profesora de 58 años en una escuela secundaria en la ciudad de Jinzhou, provincia de Liaoning. En 1997, comencé a sufrir dolor a causa de un tumor en la axila. Al fin, mi esposo me envió a un hospital donde me sometieron a una operación para sacarlo. Resultó ser un linfoma. Como no sabía que era una enfermedad tan peligrosa, me fue difícil comprender por qué mis colegas en la escuela murmuraban entre ellos cada vez que me veían. Un día, venía caminando detrás de un par de mis vecinas. Sin darse cuenta de que yo estaba atrás, hablaban entre sí: “Me dijeron que tal y tal tienen linfoma. Me enteré de que esos pacientes mueren muy rápidamente”. Sorprendida, me quedé quieta un rato y luego caminé a casa con pasos pesados. Como estaba muy pálida, mi marido pensó que yo debía haberme dado cuenta de la situación. Me preguntó qué había pasado. De repente lloré, quejándome de que Dios no era justo. Mi familia me tranquilizó y me di cuenta de que llorar no salvaría mi vida. En silencio escribí mi testamento y me preparé para mi muerte. Esperando morir, estaba desesperada, y fue en el peor momento de mi vida que mi madre me dio a conocer Falun Dafa y compartió su experiencia en la práctica.
Mi madre nació en un pueblo. Habiendo tenido once hijos, estaba muy delgada y físicamente débil. Padeció muchas enfermedades después de sus partos y vivió una vida de pobreza sin poder ver a los médicos. En 1996, la mayoría de sus familiares comenzaron a practicar Falun Dafa. Ahora a la edad de 88 años, mi madre vive mejor que nunca. Desde la siembra hasta la cosecha, puede hacer cualquier trabajo agrícola que los jóvenes hagan. Algunas personas incluso bromean diciendo que es como un árbol de acero milenario que rebosa floreciendo. Bajo su influencia, muchas personas en su aldea comenzaron a practicar Falun Dafa. Sabía que el milagro se debía a su práctica. Mamá me dijo que habría muerto hace mucho tiempo si no fuera por practicar Falun Dafa, y que ningún esfuerzo humano, sino solo al cultivarse de acuerdo con el Fo Fa de Verdad, Benevolencia, Tolerancia, se podía cambiar el destino propio.
Luego mamá me llevó a su casa para hacerme más fácil practicar. A finales de 1997, inicié el camino de la cultivación. Pronto después de comenzar a practicar, mi cuerpo comenzó el proceso de purificación. Poco a poco, mis síntomas desaparecieron, uno tras otro. En un año, fui al hospital para hacerme un examen físico, ¡solo para descubrir que mi cáncer había desaparecido por completo! Mi familia estaba tan feliz por mí. Durante los últimos seis años, he seguido los requisitos de Falun Dafa para cultivar mi naturaleza. Nunca he aceptado regalos inapropiados de dinero de mis estudiantes. He estado trabajando diligentemente y fui galardonada con el honor de "Maestra Sobresaliente" por mi dedicación a la educación. Tengo muy claro en mi mente que este honor se debe a mi práctica de Falun Dafa. Es simplemente la manifestación, en términos de mi carrera, de la elevación de mi naturaleza y del poder de Falun Dafa.
Nota del editor:
Publicado en el libro: Vida y esperanza renovadas: El poder curativo de Falun Dafa
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