(Minghui.org) Tengo 73 años de edad. He estado practicando Falun Dafa durante dieciséis años. Tengo dos hijos y vivía sola. Mi hija tiene 48 años y actualmente vive en Portugal, está cursando una maestría en turismo. Mi hijo tiene 30 años y es profesor de música en Canadá. Mi hija y yo hemos tenido una relación difícil. Ella quería que me fuera a vivir con ella a Portugal, y terminé consiguiendo mi propio apartamento cuando llegué a este país.
A menudo me he preguntado por qué vine a Portugal. Poco a poco, me di cuenta de que venía a arreglar las diferencias entre mi hija y yo. Los problemas que naturalmente surgieron para causar incomodidad fueron los que tuvieron que ser tratados.
Shifu nos enseñó:
"...¿por qué los seres humanos pueden ser seres humanos? Precisamente porque hay qing dentro de los humanos; el hombre vive justamente por este qing: el qing de parientes, el qing entre hombre y mujer, el qing de padre y madre, el qing de sentimientos, el qing de amistad, el qing de hacer cosas en razón del vínculo; donde sea que fuera, no se puede apartar de este qing; querer hacer o no, estar contento o descontento, amar y odiar, todo lo de la sociedad humana entera proviene de este qing. Si este qing no se corta, no puedes realizar el xiulian. Cuando el hombre salta afuera de este qing, nadie es capaz de tocarlo, los corazones de la gente común ya no pueden moverlo y el qing se reemplaza con la misericordia, que es algo más noble" (Cuarta Lección, Zhuan Falun).
Originalmente no quería vivir con mi hija. Para eliminar los problemas entre nosotras, vendí mi apartamento. Estaba en un pequeño barrio de São Paulo, un lugar hermoso y tranquilo.
Tenía muchos objetos preciosos en mi apartamento. Mi nevera seguía funcionando y el sofá utilizado por mi hijo estaba en buenas condiciones, así como la vajilla artesanal y mis copas de cristal de boda. Sin embargo, tuve que vender todo y cada una de mis cosas. Sentí una gran pérdida.
Con la ayuda de un amigo, vendí todo a precios bajos. Después, a menudo me preguntaba si me había vuelto loca. Sin embargo, trabajé duro para calmar mi mente y ver la situación como lo que realmente era: simplemente deshacerme de algunas cosas.
Mi hija y yo ya no peleamos, porque sentí que yo había cambiado realmente como persona. De repente pude ver las cosas desde su perspectiva. Aunque todavía tenemos cosas en las que no estamos completamente de acuerdo, simplemente trabajamos para solucionarlas.
No importa lo que pase, tengo la guía de Dafa. Haré todo lo posible para ser una buena persona y seguir eliminando mis apegos obstinados.