(Minghui.org) Soy una practicante de Dafa de más de 70 años. Me he cultivado en el Fa por más de 20 años. 

Durante el año que estuve detenida, había diez personas en mi celda en el centro de detención: dos éramos practicantes de Dafa, tres reclusas que fueron condenadas por delitos financieros, tres ladronas, una persona sorda y una traficante de drogas. La otra practicante y yo a menudo les clarificamos la verdad a las reclusas y les compartimos los principios de Dafa.

También les enseñamos a hacer los ejercicios cada mañana. Y dedicábamos parte del tiempo para enseñarles poemas del Maestro, usando pasta de dientes para escribir en la cama. La prisionera mayor condenada por robo temía que los guardias la castigaran, por lo que se negó a aprender.

Todas las demás estudiaban muy atentamente con nosotras y decían que los poemas del Maestro eran muy buenos. Una de ellas dijo: "Si te hubiéramos conocido antes y hubiéramos aprendido Falun Dafa, no habríamos cometido crímenes".

Les expresé: "No es demasiado tarde para aprender". Nuestro Maestro está aquí para difundir el Fa y salvar seres conscientes. Cuando salgas, asegúrate de buscar los libros de Dafa lo antes posible".

Las tres reclusas condenadas por delitos financieros dijeron que practicarían Dafa. Una de ellas vio en un sueño al Maestro sentado en una flor de loto, sonriéndole. Las otras dos también tuvieron sueños positivos y dijeron que buscarían a practicantes de Dafa cuando fueran liberadas.

Estas tres reclusas solían estar deprimidas y lloraban casi todo el tiempo. Después que llegaron a conocernos lucían felices. Cuando sus familias las visitaban, quedaban gratamente sorprendidas.

"Conocí a practicantes de Falun Dafa y comencé a aprender", dijo una reclusa. "Sé cómo ser una mejor persona y ya no cometeré crímenes".

Tratamos de enseñarle a la prisionera sorda a recitar poemas de Hong Yin y gradualmente logró expresar sonidos, por lo que estaba muy feliz. La alenté a que intentara recitar los poemas todos los días y a que buscara un trabajo cuando saliera de la prisión, entonces pudo responder en voz alta: "¡Sí!".

La reclusa que no quería aprender los ejercicios con nosotras fue castigada por la guardia de la prisión porque hablaba en voz alta. Estaba muy molesta: "Todas practican los ejercicios y leen las conferencias todos los días", dijo. "Nunca han sido castigadas. ¿Por qué fui castigada solo porque hago ruido? Esto no es justo".

Otras internas le dijeron: "¿Por qué no practicaste los ejercicios? Si lo hubieras hecho, no habrías sido castigada".

Como en el invierno hacía mucho frío en la celda, la reclusa que dormía en la puerta no podía soportar el frío porque a menudo la abertura no estaba cerrada, y me pidió que me cambiara a su lugar. Estuve de acuerdo y dormí allí algunas noches.

Luego las guardias de la prisión cerraron la puerta cada noche. Unos días después esa prisionera me dijo: "¿Podemos cambiar? Apenas hay espacio para movernos mientras duermes en el medio".

Estuve de acuerdo otra vez. Sin embargo, cuando ella regresó a dormir en la puerta, las guardias ya no la cerraban. Estaba muy frustrada.

Todas las demás rieron y una manifestó:"¿Cómo se puede comparar con la abuela? ¡Ella tiene a Shifu para protegerla!”.

Luego le di una manta nueva que mi familia me había enviado. También les di ropa a otras necesitadas. Las reclusas expresaron: "Solo los practicantes de Falun Dafa son buenos".

Les dije: "Es nuestro Maestro quien nos enseña a ser buenas personas".