(Minghui.org) Al igual que muchas personas de las zonas rurales, después de graduarme en la universidad estaba ansioso por ganar dinero. Trabajé muy duro, gané mucho dinero, compré una casa y un auto, y me casé. En cuatro años pasé de ser un muchacho pobre recién graduado a millonario.
Pero no estaba satisfecho, y siempre deseaba tener más cosas y más riqueza. A menudo comía, bebía y pasaba el tiempo con los clientes hasta altas horas de la madrugada y ese tipo de vida me resultaba muy agradable.
Me gustaba alternar en la sociedad porque sentía que llevaba una vida de clase alta. Sin embargo, tan pronto como llegaba a casa y me sentaba, una sensación de vacío y el miedo me invadía. A menudo me preguntaba si eso era lo que quería de la vida, y si la vida que estaba viviendo era o no mi objetivo final. De hecho, sabía la respuesta a estas preguntas, pero no quería ni me atrevía a enfrentarme a ellas.
Recordando la belleza de practicar Falun Dafa
Había practicado Falun Dafa mientras estaba en la escuela secundaria. Ese maravilloso período de tiempo fue tan perfecto que su recuerdo todavía me conmueve hasta las lágrimas. Muchos profesores y compañeros de clase también practicaban Falun Dafa.
A través del estudio del Fa, había llegado a comprender que el propósito de la vida era cultivarse y mejorarse a uno mismo. También me di cuenta de que debía ser una buena persona, debía soltar los deseos y apegos para convertirme en una persona mejor.
Lo más importante es que Falun Dafa me enseñó a seguir los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Por lo tanto, en nuestra ciudad natal en el noreste, las fábricas preferían contratar a practicantes de Falun Dafa porque todos sabían que eran buenas personas.
Cada amanecer y atardecer, hacíamos los ejercicios juntos. Éramos muchos, desde profesores de escuela hasta estudiantes, desde gente común hasta funcionarios del gobierno, y desde niños hasta personas de más de 90 años. El intenso campo de energía y los maravillosos sentimientos son difíciles de describir.
Comienzo de la persecución
Cuando me gradué de la escuela secundaria en julio de 1999, el exjefe del régimen comunista Jiang Zemin lanzó la persecución contra Falun Dafa.
Al gobierno le preocupaba que los practicantes se volvieran políticos, pero su preocupación era infundada e innecesaria porque no estábamos interesados en tomar el poder político.
Frente al edificio del gobierno del condado, el 20 de julio de 1999, vi a un policía agarrando del pelo y arrastrando a una pequeña practicante. También vi a un policía arrancarle la ropa a otra practicante mientras que otro golpeaba a un practicante con una picana eléctrica.
Sin embargo, los practicantes permanecieron tranquilos y en paz, y nadie se defendió cuando fueron golpeados o injuriados.
Un estilo de vida diferente después de renunciar a Dafa
Este cambio repentino me aterrorizó. Cuando entré en la universidad, no le dije a nadie que había practicado Falun Dafa. Debido a que dejé de estudiar el Fa, me distancié cada vez más de Dafa y gradualmente dejé de considerarme un practicante.
En esos días la persecución era feroz, los practicantes eran sentenciados ilegalmente a trabajos forzados o a prisión, sometidos a lavado de cerebro y torturados brutalmente hasta la muerte. Con el tiempo, la forma en que se llevó a cabo la persecución cambió, pasando de suceder abiertamente a ser secreta, e incluyendo ahora la inhumana sustracción forzada de órganos de practicantes vivos.
El miedo me impidió pensar en Dafa, que una vez había tocado mi corazón tan profundamente. Durante la universidad me convertí en una persona completamente común. Me gustaba el vino y los cigarrillos, y me enamoré. Después de la graduación, el matrimonio y una vida profesional llegaron fácilmente. Disfrutar de la fama y los beneficios personales se convirtió en la norma de mi vida.
Sin embargo, algo en lo más profundo de mi corazón me aconsejó: "No puedes vivir así". En el fondo, deseaba ser una buena persona. Quería mejorar. Quería ser un cultivador.
Retornando a mi fe
Un año después de la inauguración de mi empresa, sentí que podía tomar el control de mi futuro. Pero fue también después de varias pruebas de pérdida y ganancia que un fuerte sentimiento surgió en mí: "El Maestro nunca se dio por vencido conmigo. ¡El Maestro ha estado cuidando de mí y esperando mi regreso!".
Así que comencé a leer los libros de Dafa y a escuchar de nuevo las conferencias del Maestro. Dejé de fumar y beber, y también de estar fuera de casa durante toda la noche. Me enfoqué en un pensamiento, un pensamiento que llegó 15 años tarde: "¡Practicaré la cultivación!".
Tan pronto como volví a la cultivación me encontré con todo tipo de interferencias. Mi apego a la lujuria y al deseo eran muy fuertes, especialmente al principio de reanudar mi cultivación. Podía sentir cómo los pensamientos sucios emergían en mi mente constantemente. Esos pensamientos no eran tan simples como una apreciación de la belleza; eran completamente malos pensamientos que salían a la superficie incontrolablemente.
Traté de rechazarlos, pero cuando eso no funcionó, en mi corazón le pedí ayuda al Maestro. Después de algún tiempo, muchas sustancias malas fueron eliminadas del interior y alrededor de mi cuerpo. La interferencia de la lujuria y el deseo se redujo sustancialmente.
Estaba acostumbrado a la cultura de la bebida con clientes y amigos. Cuando les dije a todos que iba a dejar de beber, muchos me preguntaron cómo podría seguir llevando una vida social si no bebía.
Entonces pensé: "Si las ventas dependen de que yo beba y alterne contigo, entonces prefiero perder las ventas. Si te niegas a ser mi amigo solo porque no bebo ni alterno, entonces prefiero perder a ese amigo".
Una vez que la gente se dio cuenta de que yo era sincero, admiraron mi perseverancia y vieron que estaba a la altura de mis palabras.
Otra interferencia fue la tentación del beneficio. Con las dificultades crecientes en mi industria, muchas compañías habían estado intentando hacer todo lo posible por ganar dinero, incluso haciendo trampas. Sin embargo, me negué a recortar gastos o bajar la calidad con productos baratos, y exigí que mis empleados hicieran lo mismo.
Aunque mi empresa seguía siendo pequeña, teníamos una muy buena reputación. Muchos de nuestros colaboradores consideraban que nuestros empleados son honestos y de confianza.
Sé por qué nuestro equipo es capaz de poner la bondad y la generosidad en primer lugar: Es porque todo el personal de nuestro equipo sabe que Falun Dafa es bueno y recuerdan lo que dijo el Maestro: "... debes comerciar en forma justa y posicionar el corazón rectamente" (Zhuan Falun).