(Minghui.org) Participé en un evento informativo de Falun Dafa de un día de duración en Trier, Alemania, el 5 de mayo. El objetivo era llamar la atención pública sobre la persecución a Falun Dafa en China. Muchos practicantes viajaron a Tréveris para participar en este evento de gran escala.
Antes de mi llegada, me recordé que era extremadamente importante seguir las instrucciones de los coordinadores, ser positiva y mantener mi xinxing alto en el caso de que surjan conflictos.
Al salir de la estación de tren de Tréveris, mi marido (quien no practica Falun Dafa) se fue a recorrer la ciudad, y yo me dirigí al lugar de reunión asignado. Una practicante alemana (la llamaré practicante A), que llevaba una etiqueta de "coordinadora", me detuvo junto con algunos otros practicantes y nos dijo que fuéramos a un lugar diferente.
No estaba dispuesta a cambiar mi plan porque mi esposo y yo ya habíamos acordado reunirnos en el lugar original al final del día. Le expliqué mi situación a la practicante A. Ella me respondió: "Tienes que escuchar a la coordinadora cuando vienes a un evento como este".
Pensé en los problemas potenciales de cambiar el lugar de la reunión con mi esposo en una ciudad desconocida. La estación de tren estaba cerrada por refacciones y tuvimos que encontrar la estación temporal, lo que ya complicaba nuestros planes de viaje. También me preocupaba no poder encontrar a mi marido en la abarrotada ciudad y posiblemente perder nuestro tren. Mientras me preparaba para explicar mi dificultad a la practicante A, la escuché repitiendo lo que me acababa de decir a otro practicante: "Tienes que escuchar al coordinador cuando vienes a un evento como este, incondicionalmente".
Dejé de razonar con la practicante A y decidí ir al lugar al que me habían dicho que fuera. Planeaba volver aquí con un poco de antelación para encontrarme con mi marido, y todo debería estar bien.
Como puedo hablar alemán, la practicante A me asignó algunos otros practicantes, y me pidió que fuera la líder. Me dijo qué hacer, me dio un mapa, un portapapeles para firmar las peticiones y dos pancartas para sostener. Nos instó a que nos apresuráramos a ir al sitio y encontráramos al practicante B, quien nos daría más instrucciones. Nos pidió repetidamente que nos apresuráramos, y parecía que éramos los únicos que íbamos en esa dirección.
Estaba ansiosa y lista para irme. Me di la vuelta para ver a mi grupo, pero todos se habían ido. Los cinco practicantes de mi grupo no estaban en ninguna parte. No podría llevar todo el equipo sola. Me quedé estupefacta.
Mi plan original era simplemente seguir las instrucciones del coordinador, pero ahora me había convertido en coordinadora. De alguna manera tuve que llegar al sitio rápidamente, así que traté de encontrar una solución.
Volví a ver a la practicante A y le pedí que me ayudara. Me dijo abruptamente que no podía ayudarme. Así que tuve que hacerlo por mi cuenta. Dejé las pancartas en un lugar seguro y empecé a buscar a ayudantes. No pensé que sería difícil, ya que muchos practicantes acababan de llegar; sin embargo, no pude encontrar a nadie que no tuviera ya un lugar asignado a donde ir.
Mientras pasaba un tiempo precioso, tuve que eliminar los pensamientos de distracción en mi mente.
Vi a la practicante C, una persona que conocía, y la invité a venir conmigo, pero se negó. Pensé que tal vez no me había expresado claramente, así que volví a explicar la situación. Ella me detuvo en medio de la oración, y sonando muy molesta, dijo: "Déjame hacer lo mío. ¿Por qué siempre me das órdenes?".
La actitud de la practicante A y la cara de enojo de la practicante C no paraban de brillar en mi mente. Surgieron pensamientos negativos, así que mantuve mis pensamientos rectos para eliminar estas distracciones. Me lo recordé una y otra vez: No estoy aquí para quejarme, sino para salvar a la gente y validar el Fa.
De hecho, la practicante C tenía razones para estar enojada conmigo. Hace unos años, ella estaba pasando por un yeli de enfermedad que había durado unos pocos años. Me pidió mi opinión sobre qué hacer. Sugerí el estudio intensivo del Fa, hacer los ejercicios y enviar pensamientos rectos. Ella dijo que había hecho todo esto pero que no estaba mejorando. Empezó a preocuparse y sentir que el Maestro la había abandonado. Le dije que no debía pensar de esa manera, porque no estaba en línea con el Fa. Su condición empeoró más tarde.
Cuanto más intentaba ayudarla, más me alejaba de ella. Un colega mencionó que yo debería cultivar mi habla. Debo haberle dicho algo ofensivo a la practicante C anteriormente, haciendo que hoy reaccionara con enojo hacia mí.
No quise perder más tiempo, después de todo, ya que había viajado una distancia considerable para estar aquí. Decidí pedirle ayuda a la practicante A de nuevo, y simplemente ignoré su tono áspero. Ella inesperadamente accedió a ayudarme.
La practicante A pidió ayuda a todos los practicantes que pasaban, pero fue infructuoso. Viendo lo difícil que era encontrar ayuda, reforcé mi decisión de llegar pronto a ese sitio.
El practicante B, la persona a cargo de la planificación, apareció de la nada. Ella explicó claramente lo que haríamos por el día. Para dar a los residentes de la ciudad y a los muchos turistas allí la oportunidad de escuchar la verdad sobre Falun Dafa y la persecución, los coordinadores habían asignado ciertas calles de la ciudad que debíamos visitar y habían planeado que los practicantes tomaran turnos cubriendo áreas predeterminadas.
Cada calle en el centro de la ciudad tenía una hora programada para que los practicantes estuvieran allí para repartir volantes y hablar con los transeúntes. Cada turno duraba dos horas. El puesto que me asignaron estaba en la misma calle, y nuestro turno no empezaba hasta después del almuerzo.
La practicante A finalmente encontró a una practicante búlgara para que me ayudara. Ella planeaba hacer los ejercicios primero y me dijo que la buscara cuando fuera el momento de comenzar nuestro turno. Yo también iba a hacer los ejercicios.
Tan pronto como me senté, me di cuenta de que no podía recordar cómo era la practicante búlgara: ¡todos los occidentales se parecen! Para estar segura y ahorrar tiempo más tarde, le pedí a la practicante A que me señalara a la practicante búlgara. Volví a confirmar la hora y el lugar de la reunión con ella. De este incidente, vi mi defecto de no prestar atención a los detalles.
Además de la practicante búlgara, dos practicantes más se presentaron en nuestro sitio. Sosteniendo nuestras pancartas, volantes y peticiones para juntar firmas, comenzamos a caminar nuestro recorrido.
Uno de los practicantes de nuestro grupo solo miraba su teléfono celular. Debí haberle dicho algo, pero recordé mi experiencia anterior con la ira de la practicante C hacia mi, y decidí practicar el silencio. La siguiente vez que lo vi, estaba cargando la pancarta sobre su hombro descuidadamente, con su teléfono celular cerca de su cabeza. Nadie podía ver las palabras en la pizarra. No solo no estaba aclarando la verdad de manera efectiva, sino que estaba dañando la imagen de Dafa. Sin dudarlo, señalé educadamente que su comportamiento era inapropiado. Se disculpó y dijo que apreciaba el recordatorio.
Mis preocupaciones por encontrar a mi marido también se resolvieron. Cuando terminó de recorrer la ciudad, me encontró en el sitio en donde yo estaba haciendo los ejercicios. Se quedó a mi lado el resto del día.
Mi esposo leyó nuestros volantes y comentó: "El volante está bien escrito y es convincente; solo la gente irracional se negaría a creer lo que les están diciendo".
Al final del día, me encontré con los practicantes que me habían abandonado más temprano en el día. No les dije los problemas que me causaron. Se sintieron culpables y me dieron muchas excusas: "Mi alemán no es bueno"; "Quiero aclarar la verdad a los turistas chinos"; o "Tuve que encontrarme con otros practicantes de mi ciudad".
Todas las cosas pasan por una buena razón. Tal vez los problemas fueron pruebas para ver si yo me ponía negativa, y aún así participaba en las actividades del día.
De camino a casa, reflexioné: Pasé más tiempo preparando y viajando que participando en el evento. Me alegró que mucha gente tuviera la oportunidad de conocer la verdad sobre Falun Dafa. Mi xinxing también mejoró en el transcurso del evento. Antes de llegar a la actividad, seguí recordándome que debía cooperar con el coordinador y mantenerme positiva. Mi determinación fue puesta a prueba hoy, pero eliminé cualquier negatividad tan pronto como apareció y puse el salvar a la gente como la más alta prioridad. Entonces el Maestro armonizó mi día para que todo fluyera.