(Minghui.org) Tengo muchas experiencias de tribulaciones desde que comencé a practicar Falun Dafa en 1998. Pude superarlas por el estudio del Fa y teniendo fuertes pensamientos rectos.
Saludable de nuevo
Fui diagnosticada con problemas de riñón en 1998 y hospitalizada. Los efectos secundarios de las inyecciones que recibí causaron la compresión de un nervio espinal. Tenía un dolor tan fuerte en la parte inferior de la espalda, caderas y las piernas, que no podía realizar tareas simples sin ayuda. No podía cuidar ni de mí, ni de mi hija de seis años.
Mi esposo me sugirió que practique Falun Dafa. Mediante los ejercicios y el estudio del Fa, pronto recobré completamente mi salud y me recuperé de mi problema de hígado.
Dafa salva mi vida
Comencé a despedir grandes coágulos de sangre no mucho después de comenzar a practicar. Me puse pálida y me sentí débil. En un momento, sentí que mi corazón dejaría de latir.
Todos mis hermanos y familiares se reunieron alrededor de mi cama convencidos de que me estaba muriendo. El médico compartió los resultados del laboratorio y su diagnóstico con ellos. Querían culpar a mi esposo por presentarme a Dafa.
En ese momento, pude abandonar la idea de morir. Pero después de ver su actitud hostil hacia mi esposo y Dafa mis pensamientos rectos emergieron. Me dije: “Soy una practicante, represento a Dafa y no puedo dejar que mi familia piense negativamente de Dafa. Tengo que hacer mi mayor esfuerzo para salvarlos”.
Con ese fuerte pensamiento recto, mi salud comenzó a mejorar. Mi aspecto mejoró, y los pequeños bultos rojos en mis piernas también desaparecieron. ¡Parecía una persona diferente!
En la reunión de la universidad, todos mis excompañeros de clase me felicitaron. Uno de ellos dijo: “Nosotros parecemos viejos y solo tú te mantienes joven”. Aproveché esa oportunidad para contarles sobre la persecución que están atravesando los practicantes en China.
El poder de la Benevolencia
Quiero que todos conozcan la bondad de Dafa, por lo que siempre hablo con la gente sobre eso.
Una vez hablé con un hombre que escuchó durante un rato antes de levantar la esquina de su camisa para revelar un par de esposas que colgaban de su cinturón. Él era un policía vestido de civil. Advirtió: "Deja de hablar ahora. ¿Quieres que te arreste?".
Me mantuve en calma y conteste: “Policía o no, todos merecen la oportunidad de ser salvados. Tengo fe de que tú no te verás involucrado en la persecución a los practicantes. Recuerda que Falun Dafa es bueno”. Sinceramente le deseé el bien a él y su familia. Él sonrió y se fue.
En otro momento, fui arrestada por distribuir volantes informativos sobre la práctica. No tuve resentimiento hacia el oficial que me arrestó y solo tuve el deseo de salvarlo. Con este pensamiento, mis esposas se salieron solas. El oficial miró desconcertado. Cuando preguntaron por mi nombre, les dije: “No puedo decírselos. Es por su propio bien. Por favor recuerden que Falun Dafa es Bueno”.
Una agente femenina luego trajo documentos de arresto para que los firmara. Pero después de un rato, ella dijo: “No vas a firmar, ¿o sí? Está bien”, y se fue.
El Maestro Li nos dijo: “No importa qué fo, qué dao, qué deidad o qué demonio sea, que ninguno piense que podrá mover mi corazón” (Sexta Lección, Zhuan Falun).
En el centro de detención, hice los ejercicios de Dafa como siempre. En una ocasión el guardia vino a mi celda, pero no me moví y mantuve los ojos cerrados. Solo pensé que nadie debía tocarme. No dejaría que nadie cometa crímenes contra Dafa o los practicantes.
El guardia no me molestó y finalmente se fue. Mis compañeros de celda me dijeron que el guardia solo me miró y sonrió. Realmente experimenté el poder de la compasión.